Louis Gabriel vizconde de Bonald
nació en el seno de una antigua familia de la nobleza provincial en el castillo
de Monna, cerca de Millau, comuna del sur de Francia, el 2 de octubre de 1754.
En 1769 entró en el Colegio de Juilly, a cargo de los Oratorianos. Después
sirvió como mosquetero del rey hasta 1776. Casado con Elisabet de Combescure,
en 1785 se convierte en alcalde de Millau.
Cuando adviene la Revolución la apoyó en un comienzo, considerando que la misma iba a llevar adelante una tarea de reformas restauradoras. Pronto advirtió el carácter destructor inserto en la dinámica revolucionaria, dimitió de sus cargos y emigró con sus dos hijos mayores a Heidelberg, donde se encontraba el ejército del Príncipe de Condé, enemigo de la Revolución. En esta ciudad descubrió su vocación de escritor. Su primera obra fue la Teoría del poder político religioso, impresa en 1796.
Tal vez hayan sido pobres las herramientas conceptuales que utilizó para analizar la realidad de su tiempo, no así lo que defiendió por medio de ellas: un Orden fundado en DIOS; la necesidad de una autoridad, que es representante de Aquél y a Quien se debe someter en sus decisiones; la defensa de la familia, como fundamento del orden socio-político, con el consiguiente derecho de propiedad; el valor de la Tradición en la conformación histórica de una nación.
Sin embargo, por encima de su ímproba
labor intelectual, lo que se debe valorar en Bonald -y por lo que debe ser
presentado como una figura paradigmática-, es por el hecho de haber sido un
hombre de convicciones, de Ideal, fiel a un Señor y a una causa, hasta el
extremo de arriesgarlo todo por ser coherente con esta fidelidad.
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