Año
1982. 1 de abril.
En
Malvinas, el anochecer abraza
a
los elegidos para cambiar la historia.
En
ese amado territorio, a esa hora,
las
gaviotas se acurrucan en sus nidos.
Acalladas
las voces invasoras,
la
oscuridad cubre a los soldados argentinos.
Dios
está presente, y en sus corazones,
junto
al valor “Patria”, se repite una oración,
pidiendo
protección a la Santísima Virgen, madre nuestra.
Ellos
son la punta de lanza de miles qué,
orgullosos
de su tierra,
derrocharán
coraje durante toda la campaña.
Sus
rostros no ocultarán sus sentimientos,
y
algunos zapucay, musicalizarán el cielo.
Esa
noche, navegando en el mar embravecido,
los
soldados argentinos cumplirán su cometido.
Con
un espíritu contagioso y hasta heroico
empapados
por las olas del Atlántico Sur,
harán
historia, casi al terminar el siglo.
Al
amanecer, crepitarán los fusilazos,
Impulsados
por el coraje inaugural de la gran gesta.
Más
tarde, resonarán las campanas argentinas,
el
cielo será una sola bandera,
y
en el corazón de los bravos de aquel día
y
de todo el pueblo amante de las islas,
nacerá
el amor por los que partirán a las estrellas.
Se
levantarán las espadas de la libertad,
y,
hostigado por los nuevos criollos,
el
invasor se llamará a retirada.
Al
bautismo de esos bravos le sucederán actos de heroísmo,
de
entrega, y el dolor por las pérdidas sufridas.
Junto
a los marinos y a los soldados,
marcharán
los conscriptos infantes de la Patria,
y
más tarde se sumarán los artilleros, los aviadores,
otros
marinos, los Gendarmes, los civiles, los Prefectos,
todos
bendecidos por haber nacido en esta tierra.
Al
tableteo inicial de las armas,
le
seguirán las descargas cerradas,
el
tronar de los cañones, las bayonetas caladas,
y
la lucha hasta el último cartucho,
con
el clamor del pueblo rechazando al enemigo.
Llegará
la noche de la guerra
y
muchos valientes caerán en ese patrio suelo.
Que
la luz del Señor ilumine a los Héroes
que
quedaron en ese mar y en esa tierra,
y
que su ejemplo inspire el corazón
de
los que seguimos en la huella.
Las
Malvinas son parte de los sueños.
Honremos
a quienes todo lo dieron en la guerra,
porque
sembraron la idea de Patria,
al
enorme costo de morir por la bandera.
Que vivan los bravos de
Malvinas,
¡Eternos y respetados
Centinelas!
Jorge Atilio Oliva Barros
Comandante Principal (R) de GN
Integrante de la “Comisión Permanente
de
Homenaje a la Gesta del Atlántico Sur”
y del “Foro
Argentino de Defensa”.
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