“Viéndolo desde otra perspectiva, en
coyunturas específicas, los criollos […] aprovecharon los conflictos latentes
entre las autoridades españolas y la población indígena, utilizando a estos
últimos para provocar un estado de caos general, con el fin de obtener
beneficios personales". (O’Phelan, 2015)
Uno de los argumentos empleados por
los criollos y españoles conservadores del Perú para estigmatizar o menoscabar
los levantamientos indígenas en el periodo virreinal era que supuestamente
“eran promovidas por Inglaterra”. Este argumento aun sostenido por algunos
sectores en la actualidad fue rebatido por varios virreyes españoles, quienes
la calificaron como “simples rumores” esparcidos por los criollos para generar
caos entre la muchedumbre. Y es que no existen pruebas contundentes que
vinculen los levantamientos indígenas con Inglaterra, sino que estas eran una
consecuencia natural del “mal gobierno” de España, que difícilmente fue
aceptada por la potencia.
“En cuanto a la presencia de…
británicos entre los sublevados, se sabe bien poco, y lo que es conocido no
merece mucha fe, porque el ambiente de la época estaba muy impregnado de temor
y de sospecha de turbios manejos ingleses, que se creía encontrar hasta entre
los muertos”. (Lewin, 1967)
De lo que si hay documentos
contundentes y vinculantes, es del esfuerzo de un sector importante de criollos
del Perú quienes desde la década de 1770 en adelante buscaron la intervención
de Inglaterra en la Sudamérica hispana, con el claro objetivo de liberarse del
gobierno de España. Y es que evidentemente en la época para un indio existían
brechas que impedían su contacto con los ingleses, en contraste con los
criollos y españoles que tenían facilidades.
● Antes y durante la Gran Rebelión de
1780:
Fernández Cabrelli señala que un
grupo importante de poderosos criollos de Lima prometieron en 1777 a José
Gabriel Túpac Amaru financiamiento para su rebelión y le aseguraron apoyo
militar, algo que nunca le dieron. Si bien Túpac Amaru ya tenía pensada su
rebelión desde antes de las reformas fiscales según el testimonio de Bartolina
Sisa, la promesa de los criollos habría hecho que desista de su intento de ir a
España y pase a ejecución del levantamiento armado.
"Que en Lima confirió el asunto
con nueve personas de categoría y lo estimularon a que pasase a la execución, y
no se fuese a España". (Cisneros, 1781)
Así mismo se puede ver como en la
Lima de 1777 el Marqués de Valleumbroso y el heredero de la Condesa de las
Lagunas comienzan a expandir el rumor de su ascendencia incaica, muy
posiblemente consientes de la profecía que auguraba la aparición de un Rey Inca
por aquella fecha.
Tambien se comenzó a difundir una
profecía atribuida al Inca Garcilaso de la Vega que señalaba que: “el Imperio
seria restaurado a su antiguo ser, con la ayuda de un pueblo llamado
Inglaterra”. Esta profecía seria difundida por los criollos cuzqueños en los
años 1778-1781. La profecía data de la década de 1720, de una versión editada
por Sir Walter Raleigh de Los Comentarios reales de los incas. Eso hace que la
Corona ordene en 1782 la incautación de las obras del Inca Garcilaso.
“quiere el Rey que con la misma
reserva procure V.E. recoger sagazmente la Historia del Ynga Garcilaso, donde
han aprendido esos Naturales muchas cosas perjudiciales; y los otros Papeles
Detractorios de los Tribunales, y Magistrados del Reyno que andan impresos de
un tiempo en que se creyeron inocentes, aunque nunca debió permitirse la
profecia supuesta del prefacio de dicha Historia. Para este fin prevengo á V.E.
de orden de S.M. se valga de quantos medios regulare conducentes, aunque sea
haciendo comprar los exemplares de estas obras por terceras Personas de toda
confianza”. (Orden reservada, 1782)
En 1780 el criollo Juan Pablo
Vizcardo y Guzmán extendió el rumor en España de que en el Perú estallaría una
rebelión protagonizada por un tal "Casimiro I", quien se haría
coronar como Inca Rey y derrocaría al Rey de España. El virrey Jauregui señala
que en Arequipa se ha buscado al tal "Casimiro I" entre los caciques
pero no se le ha encontrado.
Ya en 1781 el criollo Juan Pablo
Vizcardo y Guzmán señala que en el Cuzco el cacique “José Bonifacio Túpac
Amaru” va a libertar a los indios del régimen español. Señala que indios y
criollos están unidos por la causa de la libertad. A la par el criollo
Francisco Arismendi pide ayuda a los británicos para que envíen una expedición
militar a Sudamérica.
“la declaración de los fines que el
Cacique de Tinta, Don José Bonifacio Túpac Amaru, ha tenido, cuales son de
liberar los indios de la esclavitud de España y de recuperar el Imperio de sus
antecedores”. (Vizcardo y Guzmán, 1781)
Enterado de la muerte de Túpac Amaru,
Vizcardo señala que la unidad de los diferentes focos de rebelión únicamente
puede ser lograda por el Marqués de Valleumbroso o el heredero de la Condesa de
las Lagunas.
“A pesar que el Perú estaba
conmocionado cuando Joseph Tupac-Amaru se alzó, primero su pretensión al trono
del Perú ofendía el orgullo de los Criollos que despreciando soberanamente a
los Indios, no estaban dispuestos a aceptar a uno de ellos por amo. La misma
pretensión vulneraba los intereses del Conde Ampuero, descendiente de una de
las dos princesas únicas herederas del Inca Don Diego Sayri-Tupac quien
renunció al Imperio a favor del Rey de España. El Conde Ampuero está
emparentado con la gente más distinguida de allá y su familia nunca ha salido
de Lima”. (Vizcardo y Guzmán, 1781)
En 1782, Vizcardo y Guzmán enterado
del avance de la rebelión de los Túpac Amaru y Katari, fue a Londres (Inglaterra)
para pedirle al gobierno británico una expedición para ayudar a los rebeldes,
quienes según sus informantes (Berugini) en el Perú ya habían capturado el
Cuzco y Lima.
Según los archivos de los británicos
Lord Hillsborough, Stanier Porten, Lord Thomas Townshend y John Udny, el
criollo Vizcardo y Guzmán le había entregado información valiosa sobre los
puntos estratégicos por donde la flota británica debía de atacar, primero
bombardeando Buenos Aires y Montevideo, y entrando con tropas con dirección a Charcas,
también bombardeando Trujillo, Pisco y El Callao, bloqueando así la llegada de
suministros por mar.
Hacia 1783, el criollo Vizcardo y
Guzmán señala que los indios no tienen la suficiente convicción y fuerza para
derrotar a los españoles y que la libertad de la América será obra de los
criollos ilustrados, quienes habrán de gobernar.
Varios historiadores como Boleslao
Lewin o Sinclair Thomson señalan que rebeliones como las de Túpac Amaru en 1780
y la de los Angulo en 1814 sirvieron a los criollos para tantear el terreno y
elaborar mejores estrategias para conseguir su libertad, así mismo señalan que
los criollos así como los mestizos tenían un problema en su identidad, por lo
que su lealtad era oscilante, de sentirse americanos libres pasaban a sentirse
españoles nuevamente según su conveniencia, hasta incluso sentirse Incas sin
serlo.
Referencias:
.-
Revolutions in the Atlantic World, Klooster (2009).
.- Juan Pablo Viscardo y Guzmán,
Gustavo Vergara (1963).