"UN GENDARME SIN DIOS NO PUEDE EXISTIR PORQUE,
DIOS Y EL GENDARME PATRULLAN DONDE NADIE SE ATREVE!"
PRIMER OFICIAL DE "COMUNICACIONES" DIPLOMADO
DE GENDARMERÍA NACIONAL ARGENTINA
EN "DEFENSA NACIONAL".
DE SER LO QUE HE QUERIDO SER " UN SOLDADO"
El 6 de diciembre
de 1811 se produjo en Buenos Aires la sublevación del cuerpo de Patricios,
episodio que se vinculó a la tensa situación política.
Manuel Belgrano,
perteneciente al grupo morenista y por lo tanto con fuertes diferencias con el
comandante de la unidad desplazado, fue designado nuevo jefe del Regimiento, en
reemplazo de Cornelio Saavedra. Pero los hombres que constituían el cuerpo eran
fieles a su superior anterior. Se había iniciado el conflicto cuando el
Triunvirato decretó la unificación de los cuerpos militares 1 y 2 bajo el
nombre «Regimiento 1 de Patricios»
Los soldados y
suboficiales se negaron a acatar estas órdenes del Gobierno.
Esa noche Belgrano
decidió pasar por el cuartel a realizar una inspección. Encontró un clima tenso
y casi ningún gesto de simpatía. Antes de retirarse dictó una serie de
drásticas medidas disciplinarias e higiénicas, entre ellas una que establecía
que los patricios no llevarían más su tradicional coleta o trenza. Les daba un
plazo perentorio para que se la cortasen por su cuenta o de lo contrario el
cuerpo de dragones haría las veces de improvisados peluqueros. La coleta era,
sobre todo para los soldados y suboficiales patricios, un motivo de orgullo y
distinción.
Se le avisó del
levantamiento a Manuel Belgrano quien se apersonó inmediatamente en el
regimiento. Fue muy mal recibido. Le gritaban "muera Belgrano". Don
Manuel no dudo un momento y les contestó también a los gritos: "Si quieren
que muera, dispárenme". Se retiró molesto y ofuscado.
Los rebeldes no
tenían intenciones de rendirse.
El cuartel fue
rodeado por por 300 dragones de infantería y 25 de caballería; unos 200 hombres
del regimiento número 5 de América, otras tropas del regimiento de castas y
voluntarios a órdenes del coronel French.
El saldo del
combate fue de 8 muertos y 35 heridos. De los prisioneros, a 4 se los condenó a
diez años de prisión en Martín García, a 11 sargentos, cabos y soldados fueron
fusilados a las ocho de la mañana del 10 de diciembre de 1811 y sus cuerpos
colgados en la Plaza de la Victoria «para la expectación pública».
Ref. José María
Rosa, Historia argentina: La revolución, 1806-1812, Buenos Aires, Juan Carlos
Granda, 1974. pág. 289.
Julio Sierra,
Fusilados: Historias de condenados a muerte en la Argentina, Buenos Aires,
Editorial Sudamericana, 2008, pág. 86.
Ernesto Fitte, El
Motín de las Trenzas, Buenos Aires, Fernandez Blanco, 1960, pag. 212.
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