El 18 de mayo de 1781, en acto público en la Plaza de Armas de
Cuzco, se cumplió la ejecución de Túpac Amaru II, su familia y sus seguidores.
Los prisioneros fueron sacados de sus calabozos, metidos en zurrones (un tipo
de costal) y arrastrados por caballos todos a la vez, uno tras otro, hasta
llegar a la plaza. Ya al pie del cadalso, Túpac Amaru II fue obligado, tal y
como señalaba la sentencia, a presenciar la tortura y asesinato de sus aliados y amigos,
su tío, sus dos hijos mayores y finalmente su esposa, en ese orden.
Después, al igual que hicieron
con varios de sus lugartenientes, con su tío y su hijo mayor, le cortaron la
lengua.
Luego se intentó descuartizarlo vivo, atando cada una de sus extremidades a
sendos caballos para que estos tirasen de aquellas y las arrancaran. Un testigo
describió los hechos:
"Atáronle a las manos y pies
cuatro lazos, y asidos estos a la cincha de cuatro caballos, tiraban cuatro
mestizos a cuatro distintas partes: espectáculo que jamás se había visto en
esta ciudad. No sé si porque los caballos no fuesen muy fuertes, o porque el
indio [sic] en realidad fuese de hierro, no pudieron absolutamente dividirlo
después que por un largo rato lo estuvieron tironeando, de modo que lo tenían
en el aire, en un estado que parecía una araña."
Al ser la acción infructuosa sus
verdugos optaron por decapitarlo y posteriormente despedazarlo. El documento
español ¨Distribución de los cuerpos, o sus partes, de los nueve reos
principales de la rebelión, ajusticiados en la plaza de Cuzco , el 18 de mayo
de 1781¨describe como su cabeza fue colocada en una lanza exhibida en Cuzco y
Tinta, sus brazos en Tungasuca y Carabaya, y sus piernas en Livitaca (actual
provincia de Chumbivilcas) y en Santa Rosa (actual provincia de Melgar, Puno).
De igual forma despedazaron los cuerpos de su familia y seguidores, y los
enviaron a otros pueblos y ciudades.
El
laberinto ancestral de la nobleza inca empezó hace unos 500 años, cuando los
conquistadores españoles introdujeron una serie de medidas que se acentuaron
durante la Independencia. Estas medidas debilitaron las antiguas estructuras
sociales y de continuidad. Una de aquellas medidas fue la incorporación de la
nobleza indígena al sistema social y de linaje europeo.
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Matrimonio real
Un
caso típico de esta incorporación fue el matrimonio de Beatriz Coya, hija de Sayri Túpac,
inca de Vilcabamba, con un sobrino de San Ignacio de Loyola Martín García
Óñez de Loyola . Beatriz era
considerada un trofeo político y social. Esto ocurrió en Cusco, en 1576. La
hija de la pareja, Ana María Lorenza de Loyola y Coya-Inca, contrajo nupcias
con Juan Enríquez de Borja y Almansa, se convirtió en 1614 en
la primera marquesa de Santiago de Oropesa. Sus descendientes
fueron considerados la línea principal de la panaca de Huayna Cápac. El último
de los herederos murió sin hijos en 1741. Poco tiempo después, la historia
adquirió un giro dramático.
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En
1776 el cacique de Surimana, José Gabriel Condorcanqui Noguera, con el
argumento de ser el pariente más cercano de Beatriz Coya (Casada con Martín García Óñez de Loyola ancestro de Don Carlos Gustavo Lavado Ruíz y Roqué Lascano), inició un proceso legal para
reclamar el título de marqués de Santiago de Oropesa. Pero su pedido fue
rechazado. Hay quienes ven en este desenlace el inicio de su rechazo a España y
su rebelión como Túpac Amaru II, en 1780. Él, su familia y allegados pagaron
las consecuencias de su rebeldía y fueron cruelmente ejecutados.
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Sus actos tuvieron consecuencias desastrosas
para lo que quedaba del sistema social inca.