jueves, 18 de diciembre de 2008

La Conferencia Episcopal Argentina convocó hoy a participar de la misapor los 30 años del inicio de la mediación papal entre la ARGENTINA y CHILE

La Conferencia Episcopal Argentina convocó hoy a participar de la misa del próximo lunes 22 de diciembre, a las 19, en la basílica de Luján por los 30 años del inicio de la mediación papal que evitó una guerra entre la Argentina y Chile
La ceremonia eucarística que se replicará en el santuario chileno de Maipú, y a la que fueron invitados el pueblo y los representantes de los tres poderes de ambas naciones.

El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Casaretto, obispo de San Isidro, explicó que la misa en el santuario de la patrona nacional llevará por lema “Queremos la paz, eduquemos para el diálogo”, tras la cual habrá en la Plaza Belgrano, frente a la basílica, un acto cívico en el que hablará la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, como única oradora.

La misa será presidida por el cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y primado argentino, y la homilía estará a cargo de monseñor Casaretto, por ser el asesor eclesiástico de la Comisión Nacional Justicia y Paz, a cargo de la organización del acto cívico-religioso.

“El acto es eminentemente religioso, pero es fundamental la participación de los representantes del pueblo, que se beneficiaron con la mediación papal de Juan Pablo II”, subrayó.

Monseñor Casaretto dijo que “queremos que el pueblo esté bien representado en este acto”, y aclaró que el Episcopado “simplemente cursó las invitaciones” a los tres poderes del Estado. “Ya no nos toca juzgar, quien va o quien no”, afirmó.

El obispo sostuvo que los obispos “deseamos que sea un acto en el que aparezca la unidad y la comunión entre los argentinos, fortaleciendo el intercambio y los lazos de amistad con los chilenos”.

“La idea es que los pueblos chileno y argentino quieren celebrar ese momento y dar gracias a Dios porque la oportuna intervención papal evitó una guerra con consecuencias inimaginables”, explicó el vocero episcopal, presbítero Jorge Oesterheld.

Tras señalar que “el acto es histórico e importante para los dos pueblos”, el sacerdote reveló que en las diócesis se están “movilizando” para que la participación sea masiva y se convierta en “un gesto fuerte”. Recordó además que se enmarca en el último documento del Episcopado, “cuyo eje central es el diálogo para construir un país sin exclusiones ni injusticias”, y en el camino preparatorio para el Bicentenario patrio.

El presbítero Oesterheld indicó que como gesto de hermandad entre ambos pueblos, una familia argentina radicada en Chile recibirá una imagen de la Virgen del Carmen y a una chilena que vive en el país se le entregará una de la Virgen de Luján.

Celebraciones en otras diócesis Los obispos de la Argentina y Chile, a treinta años de aquellos acontecimientos, unirán nuevamente a los pueblos con una triple finalidad: Agradecer a Dios por la mediación papal, recordar, con memoria agradecida la intervención de la Iglesia, y renovar el valor de la paz en el ámbito internacional y nacional.

La celebración se replicará en todas las diócesis chilenas y argentinas. Algunas ya consignadas:

En Mendoza, la conmemoración tendrá lugar el martes 23 de diciembre, a las 20 en la basílica San Francisco, bajo la mirada de Nuestra Señora del Carmen de Cuyo, y presidida por el arzobispo de Mendoza, monseñor José María Arancibia, y concelebrada por el obispo auxiliar, Sergio Buenanueva, y el clero mendocino.

Mañana, a las 19.30, en la catedral Nuestra Señora del Rosario, el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, presidirá la Eucaristía por esta conmemoración que “quiere ser una muestra de gratitud a la Santa Sede, que abrió las puertas a la luz de la esperanza, en un momento en que el conflicto había llegado a una gran tensión, y los ejércitos de ambos países después de movilizar sus tropas hacia las fronteras se estaban por enfrentar”.

En Salta, la misa será el domingo 21 de diciembre, a las 20.30, en la catedral basílica Nuestro Señor del Milagro y Virgen del Milagro, y presidida por el arzobispo local, monseñor Mario Cargnello. Posteriormente se realizará un homenaje a Nuestra Señora de la Paz, honrando la imagen que monseñor Carlos Mariano Pérez hizo entronizar en la esquina de Belgrano y Mitre para “agradecer el día en el que la paz fue conseguida gracias a la mediación papal”.

En Rafaela, será el domingo 21 de diciembre, tras la misa vespertina en la catedral San Rafael, y presidida por el obispo diocesano, monseñor Carlos Franzini, tras la Marcha por la Paz que realizarán los jóvenes de las parroquias de esa ciudad santafesina.

En San Francisco, el obispo diocesano, monseñor Carlos Tissera, celebrará la Eucaristía en la catedral local el domingo 21 de diciembre, a las 10.30, para agradecer e invocar a Dios su protección sobre la patria pidiendo, especialmente, por “las fuentes de trabajo, por los trabajadores y por todas las instituciones para que sean artífices de paz y colaboren en la construcción del bien común”.

En la diócesis de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia recomendó que en todas las misas del sábado 20 y el domingo 21 de diciembre “agradezcamos al Señor por el don de la mediación papal y pidamos por la paz de los pueblos y también de las familias.

Un envío de AICA

martes, 16 de diciembre de 2008

MENSAJE DEL GENERAL S.C.L.FRENTE AL SIGLO XXI

.
.
 general de la compañía de loyola



16 de diciembre. Santa Adela año del Señorde 2008.
Los escenarios internacionales del siglo XXI

“Existen circunstancias históricas en que una generación debe asumir la responsabilidad de definir los lineamientos fundamentales con lo que un país o una región responder a los desafíos de las transformaciones de su tiempo.

Argentina se enfrenta, contemporáneamente, con desafíos, recuperarse de la recesión de estos años, concretar y consolidar el proceso de integración del MERCOSUR, definir la forma de su inserción en un mundo en profunda transformación como consecuencia de la renovación tecnológica y productiva que se está desarrollando en nuestros días y simultáneamente, lograr la reconstrucción de principios de justicia social que hagan partícipes a sus habitantes de la riqueza que contribuyen a generar.

La modificación sustantiva de los contenidos científicos y tecnológicos en las que se basa la organización de la producción constituye una verdadera revolución y, asimismo forma parte, promueve y condiciona profundas repercusiones de dimensiones económicas, sociales, culturales, educativas, poblacionales y políticas en la totalidad de los sectores y países y de las relaciones entre ellos.

Educación, trabajo, tecnología y producción, constituyen los factores que interactúan para determinar el desempeño económico y social de los países en una etapa como la actual, en la cual están en plena transformación los paradigmas básicos.

No se los concibe en una secuencia de casualidad sino en activa interrelación en la que cada uno de ellos constituye insumo y producto, condiciones y estímulo, causa y consecuencia de los restantes, en un horizonte temporal que no se agota en el presente sino que debe extenderse en la determinación de sus efectos en el tiempo.

Estos conceptos, plantean exigencias específicas para responder a las heterogénea situación de cada una de las provincias e, incluso de las regiones que la integran, prácticamente si el objetivo que se persigue es colaborar con la construcción de un país equilibrado económica, social y políticamente.

A su vez, determinan los nuevos escenarios y el marco para la toma de decisiones y definen algunas de las premisas a ser consideradas, las cuales se comentarán a continuación.

La Orden de Loyola en la República Argentina tiene similares responsabilidades históricas que las que asumió a fines del siglo XIX la generación del 80.

Las empresas para sobrevivir a estos desafíos debieron recurrir a su programación estratégica, La Soberana Compañía no puede limitarse a un activismo irreflexivo en la coyuntura. No se puede justificar en la urgencia de los problemas inmediatos la falta de elaboración de proyectos cuando, por el contrario, es la falta de proyecto los que nos hace esclavos de las urgencias.

A la visión estratégica y prospectiva, se incluye la reflexión acerca del territorio, la infraestructura, la educación, la cultura, la ciencia, la tecnología, la salud y la determinación del perfil productivo y ocupacional que es posible construir a partir de lo somos y tenemos.

Nada más claro para advertir el costo económico y social de las imprevisiones, nada más categórico, en nuestra República que las altas tasas vigentes de desempleo y las dificultades financieras y económicas de un país al que sus recursos naturales, técnicos, humanos y productivos debieran permitirle aspirar a otros horizontes de crecimiento y bienestar.

Es necesario, coadyuvar a la recuperaración de la capacidad orientadora para la elaboración y diseño, motivador de esperanzas y promotor de compromisos.

Construir un proyecto, implica debatir sus lineamientos y prioridades, determinar la forma de su integración continental y, para incorporar los cambios de los tiempos, actualizar los valores permanentes que no solo han perdido su vigencia, sino que resultan más actuales que nunca en esta etapa de transformación que está experimentando la sociedad humana.

Hay palabras y conceptos que han perdido su sentido y su valor social, desgastados por la corrupción, la soberbia, la obsecuencia y la impunidad. Responsabilidad social, vocación de servicio, compromiso, Patria y Pueblo, parecen expresiones del pasado cuando, en verdad, constituyen instrumentos para la transformación ética de la sociedad, para la recuperación de un país que ha olvidado su pasado y en consecuencia, para el renacimiento de una Nación que hoy está desorientada.

En la actualidad se está desarrollando un proceso de transformación tan intenso y generalizado que es posible reconocer en nuestros días un punto de inflexión a partir del cual habrán de modificarse todos los aspectos de la realidad, tal como ocurriera en otros momentos históricos y que obliga a la presente generación a plantearse algunas de las definiciones más significativas para el futuro argentino.

La propuesta no es utópica, si la utopía se percibe como sueño. La propuesta es recuperar la epopeya, que es una utopía que se construye con el trabajo de cada día”.
 

 SOBERANA Compañía de LoyOLA
FUNDADOR 1ER "GENERAL"

Instituto Nacional Browniano


Salutación de S.E. el señor presidente del Instituto Nacional Browniano Capitán de Navio (RE) Dr Jorge R. Bargallo a S.A.R. + M.GENERAL Dn Carlos Gustavo Lavado Ruíz y Roqué Lascano con motivo de la Cristiana celebración de la Navidad y Año Nuevo


No se te olvide jamás: "El hombre se acuerda de Dios y del Soldado ante el peligro y no antes. Cuando el peligro ha pasado Dios es olvidado y el Soldado despreciado".



.

Dr  Don Carlos Gustavo Lavado Ruíz y Roqué Lascano.Ph.D
Su nombramiento de por vida correspondió a un  Regalo personal de SS el Papa Benedicto VI, a través de la Secretaría de Estado +Card. A. Sodano. Las Órdenes del Papa conforman el ejército papal. Su Santidad es la autoridad suprema de todas las Órdenes del Papa.

"Ad Majorem Dei Gloriam"
Iesus, Hominum Salvator

CURIA GENERALIZIA DELLA COMPAGNIA DE GESÙ




“Quiero transmitirle mi interés y sincero deseo de que la Orden que lleva el nombre del Fundador de la Compañía de Jesús que usted preside, encarne vivamente en medio de nuestra historia, los ideales de San Ignacio de Loyola. Estos podrían sintetizarse en la feliz expresión que él mismo propuso en sus Ejercicios Espirituales, n 233, como “en todo amor y servir, y ello, con el propósito de buscar siempre “la Mayor Gloria de Dios”

“Dios quiera pues bendecir generosamente a la Orden para que, la institución como tal y también cada uno de sus miembros, se distinga por un extraordinario espíritu de caridad y por un anhelo de conversión espiritual permanente.

Cuente con mi oración, por la intersección de San Ignacio, para que la Órden sea bendecida por Dios, dándole el anhelo y el empeño constantes de actuar en todo con criterios evangélicos y de discernir permanentemente cuál es la voluntad de Dios para ponerla en Práctica.”

A.Nicolás, SJ
Superio General

Seguridad Nuclear

Prevencion del Terrorismo Nuclear
11 de septiembre de 2001
Click en el título para ampliar
.




Red Internacional Antinarcóticos
"Los Caimanes"
Click 
.
Somos quienes éramos

REQUISITO PARA ENTRAR EN LA ORDEN DE CALATRAVA

.
Quien deseara ingresar en la Orden debía demostrar con los cuatro primeros apellidos que eran hijodalgo a fuero (noble) de España, pero no de privilegios. Debían tener escudo de armas, también por las cuatro líneas y ser descendiente de la misma casa solar (linaje noble), él, su padre, su madre y sus abuelos, sin haber efectuado ninguno de ellos oficios manuales o considerados viles, ni haber roto leyes de honor o cometido ningún acto deshonroso, ni estar mezclado con raza judía o musulmana o haber sido algún miembro de la familia hereje.

"Sólo el que vive de rodillas ve gigantes a sus enemigos."
 Pedro Cesar (us)

.
.Cruz de Caravaca

Bendución de SS. Benedicto XVI
. .



El  Dr hc Don Carlos Gustavo Lavado Roqué Lascano
Recibe la Bendición de SS Benedicto XVI de 
S.E.R. Mons. Adriano Bernardini
Nuncio Apostólico en la Argentina

Ignacio y sus primeros compañeros comprendieron la importancia de llegar a las personas situadas en las fronteras y en el centro de la sociedad, de reconciliar los que estaban alejados de cualquier modo. Desde el centro, en Roma, Ignacio envió jesuitas a las fronteras, al nuevo mundo, "a anunciar al Señor a pueblos y culturas que aún no lo conocían". Envió a Javier a las Indias. Miles de jesuitas lo siguieron, predicando el Evangelio a muchas culturas, compartiendo conocimientos y aprendiendo de los otros. Quiso también que los jesuitas cruzáramos otro tipo de fronteras: entre ricos y pobres, entre cultos e ignorantes. Escribió una carta a los jesuitas presentes en el Concilio de Trento con instrucciones sobre cómo comportarse, insistiendo en que atendieran a los enfermos. Los jesuitas abrieron colegios en Roma y en las grandes ciudades de Europa, y enseñaron a niños en pequeños pueblos por todo el mundo.




Arzobíspo Emerito de la República argentina



Caballero de la Legión Patricios de Buenos Aires



Cruzado CABALLERO por el Enc Esc C CMN
Grl Br D Daniel Manuel Reimundes
(Click en el título para ampliar)

El General Daniel Reimundes egresó con la promoción 100 del Colegio Militar de la Nación. Hijo del Cnl Reimundes,mejor conocido como "El Dragón Verde" , a causa de haber sido el fundador de la "Logia del Dragón Verde", entidad secreta, conformada por Señores Oficiales para la defensa de las Fuerzas Armadas.
.

Diploma de
.
"CABALLERO DEL EJERCITO DE LA REPÚBLICA"
Otorgado por el Escuadrón de  Caballería
Colegio Militar de la Nación
 Ejército Argentino
.
.
Ceremonia de Entrega de Espuelas
San Jorge 1969
.
..
.
Entrega de Uniforme del CMN
1968




.
.
.

lunes, 15 de diciembre de 2008

EDICIONES DEL COPISTA

Oscar Roqué Garzon
presenta
+
S.A.R Carlos Gustavo Lavado Ruíz y Roqué Lascano
M. GENERAL

De la Loa a la Nueva Milicia. De San Bernardo, Abad, Doctor de la Iglesia.


.
PROLOGO

Tarde algún tiempo en satisfacer a tus deseos, no porque desdeñase la petición, sino temiendo que, si la aceptaba, me culpasen de precipitado y ligero, puesto que, pudiendo hacerlo cualquier otro mejor, presumía yo de poder salir airoso de tal empresa, y así estorbaba el fruto que podía sacarse de cosa tan necesaria. Mas al ver que mi larga demora de nada me servía, pues insistías una y otra vez, al bien que por incompetencia, me he decidido a hacer lo que estaba en mí. El lector juzgará si he satisfecho sus deseos. Aunque ciertamente, como no he escrito este opúsculo sino por contentarte y acceder a lo que me pedías, no me preocupa gran cosa el que agrade a quienes lo leyeren.

CAPÍTULO I

Elogio de la Nueva Milicia
.
.
Oyese decir que un nuevo género de milicia acaba de nacer en la tierra, y precisamente en aquella región donde antaño viniera a visitarnos en carne el Sol Oriente, para que allí mismo donde El expulsó con el poder de su robusto brazo a los príncipes de las tinieblas extermine ahora a los satélites de aquellos, hijos de la infidelidad y de la confusión, por medio de estos fuertes suyos, rescatando también al pueblo de Dios y suscitando un poderoso Salvador en la casa de David su ciervo.
.
Si, un nuevo género de milicia ha nacido, desconocido en siglos pasados, destinado a pelear sin tregua un doble combate contra la carne y sangre y contra los espíritus malignos que pueblan los aires. Cierto, cuando veo combatir con las solas fuerzas corporales a un enemigo también corporal, no solo no lo tengo por caso maravilloso, pero siquiera lo juzgo raro. Cuando observo igualmente como las fuerzas del alma guerrean contra los demonios, tampoco me parece esto asombroso, aunque si muy digno de loa, pues lleno está el mundo de monjes, y todos suelen sostener estas luchas. Mas cuando se ve que un solo hombre cuelga al cinto con ardimiento y coraje su doble espada y ciñe sus lomos con un doble cíngulo, ¿quién no juzgará caso insólito y digno de grandísima admiración? Intrépido y bravo soldado aquel que, mientras reviste su cuerpo con coraza de acero, guarece su alma bajo la loriga de la fe; puede gozar de completa seguridad, porque pertrechado con estas dobles armas defensivas, no ha de temer a los hombres ni a los demonios. Es mas ni siquiera teme a la muerte, antes la desea. ¿Qué podría espantarle ni vivo ni muerto, cuando su vivir es Cristo; pero desearía mas bien acabar de soltarse del cuerpo para estar con Cristo, siendo esto lo mejor.
.
Marchad, pues, soldados, al combate con paso firme y marcial y cargad con ánimo valeroso contra los enemigos de Cristo, bien seguros de que ni la muerte ni la vida podrán separarlos de la caridad de Dios, que está en Cristo Jesús. En el fragor del combate proclamad: Ya vivamos, ya muramos, del Señor somos. ¡Cuán gloriosos vuelven al regreso triunfal de la batalla! ¡por cuán dichosos se tienen cuando mueren como mártires en el campo de combate! Alégrate, fortísimo atleta, si vives y vences en el Señor; pero regocíjate mas y salta de alegría si mueres y te unes al Señor. La vida te es ciertamente provechosa y de gran utilidad, y el triunfo te acarrea verdadera gloria; pero no sin gran razón se antepone a todo eso una santa muerte. Porque si son bienaventurados los que mueren en el Señor, ¡cuánto mas lo serán los que sucumben por El!
.
Verdad certísima es que, ya los visite en el lecho, ya los sorprenda en el fragor del combate, siempre será preciosa en el acatamiento del Señor la muerte de sus santos. Pero en el ardor de la refriega será tanto mas preciosa cuanto mas gloriosa. ¡Oh vida segura cuando va acompañada de buena conciencia! ¡Oh vida segurísima, repito, cuando ni siquiera la muerte se espera con recelo, antes se la desea con amorosas ansias y se las recibe con dulce devoción! ¡Oh verdaderamente santa y segura milicia, libre de aquel doble peligro que con frecuencia suele espantar a los hombres cuando no es Cristo quien los pone en la pelea! ¡Cuantas veces, al trabar combate con tu enemigo, tu, que militas en los ejércitos del siglo, has de temer que, matándole a él en el cuerpo, matas también tu alma. O que, siendo tu muerto por el acero de tu rival, pierdas juntamente la vida del alma y la vida del cuerpo! Porque no es por el resultado material de la lucha, sino por los sentimientos del corazón por lo que juzgamos los Cristianos acerca del riesgo corrido en una guerra o de la victoria ganada; porque si la causa es buena, no podrá ser nunca malo el resultado, sea cual fuere el éxito, así como no podrá tenerse por buena la victoria al final de la campaña, cuando la causa por la que se inició no lo fue y los que la provocaron no tuvieron recta intención. Si, queriendo dar muerte a otro, eres tu el muerto, mueres ya homicida. Y si prevaleces sobre tu contrario y, llevado del deseo de vencerle, le matas, aunque vivas, eres también homicida. ¡Infausta victoria en la que, triunfando del hombre, sucumbes al pecado! Y si la ira o la soberbia te avasallan, vanamente galleas por haber dominado a tu contrincante. Dase otro caso, amén de los dichos, y es el de quien mata, no por celo de venganza, ni por la perversidad de gozar del triunfo, sino por evitar el mismo la muerte. Pero tampoco diré sea buena tal victoria; porque de entre dos males, como son la muerte del alma o la muerte del cuerpo, preferible es el segundo; pues no porque muera el cuerpo muere también el alma, sino el alma que pecare, ella morirá.
CAPÍTULO II

De la Milicia Seglar

.
¿Cuál será, pues, el fino fruto de lo que no llamo milicia, sino milicia seglar, si el que mata peca mortalmente y el que cae muerto perece para siempre? Porque si la esperanza hace arar al que ara, por emplear palabras del Apóstol, y el que trilla lo hace esperando percibir el fruto, ¿Qué extraño error es ese en que vivís, soldados del siglo? ¿Qué furia frenética e intolerable os arrebata para que de tal modo guerreéis pasando grandes penalidades y gastando toda vuestra hacienda, sin mas resultado que venir a parar en el pecado o en la muerte? Vestís vuestros caballos con sedas; colgáis de vuestras corazas y lorigas no se que aironcillos colgantes de diversas telas; pintáis las astas de las adargas, las fundas de los escudos y rodelas, las sillas de montar; mandáis haceros de oro y plata los frenos y espuelas, esmaltándolos de pedrería, y así, con toda pompa, llenos de vergonzoso furor e imprudente estupor, cabalgáis a paso ligero hacia la muerte. ¿Son estas insignias militares o mas bien galas de mujeres? ¿Acaso la daga enemiga retrocederá ante el brillo del oro? ¿Respetará las ricas piedras? ¿No se atreverá a tajar y rasgar las sederías? En fin, ¿No os ha enseñado a vosotros mismos la experiencia diaria que para un soldado en campaña los mas necesario son tres cosas, conviene a saber: valor, Sagacidad y cautela para parar los golpes del enemigo, soltura y agilidad de movimientos que le permita ir ligero en su seguimiento y persecución, y, por último, que esté siempre pronto y expedito para herirle y derribarle?
.
A vosotros os vemos, por el contrario, cuidar con esmero vuestra cabellera al estilo mujeril, lo cual redunda en perjuicio de vuestra vista en el estruendo de la guerra; os envolvéis con luengos camisones que os llegan hasta los pies y os traban; y, en fin, sepultáis en amplios y complicados manguitos vuestras manos delicadas y tiernas. Sobre todo esto añadid lo que mas puede amedrentar la conciencia de un soldado que sale a campaña, quiero decir, el motivo liviano y frívolo por el cual tuvo la imprudencia de meterse en milicia tan peligrosa. Porque bien cierto es que todas vuestras diferencias y guerras nacen solo de ciertos arrebatos de ira, o de vanos deseos de gloria, o de ambición por conquistar alguna ventaja terrena. Y por tales motivos, cierto que no se puede con segura conciencia ni matar ni ceder.
.
CAPÍTULO III

De los Soldados de Cristo

.
Mas los soldados de Cristo con seguridad pelean las batallas del Señor, sin temor de cometer pecado por muerte del enemigo, ni por desconfianza de su salvación en caso de sucumbir. Porque dar o recibir la muerte por Cristo no solo no implica una ofensa a Dios ni culpa alguna, sino que merece mucha gloria; pues en el primer caso, el hombre lucha por su Señor, y en el segundo, el Señor se da al hombre por premio, mirando Cristo con agrado la venganza que se le hace de su enemigo, y todavía con agrado mayor se ofrece el mismo por consuelo al que cae en la lid. Así, pues, digamos una y mas veces que el Caballero de Cristo mata con seguridad de conciencia y muere con mayor confianza y seguridad todavía. Ganancia saca para sí, si sucumbe, y triunfo para Cristo, si vence. No sin motivo lleva la espada al cinto. Ministro de Dios es para castigar severamente a los que se dicen sus enemigos; de Su Divina Majestad ha recibido el cero, para castigo de los que obran mal y exaltación de los que practican el bien. Cuando quita la vida a un malhechor no se le ha de llamar homicida, sino malicida, si vale la palabra, ejecuta puntualmente las venganzas de Cristo sobre los que obran la iniquidad, y con razón adquiere el título de defensor de los cristianos. Si le matan, no decimos que se ha perdido, sino que se ha salvado. La muerte que da es para gloria de Cristo, y la que recibe, para la suya propia. En la muerte de un gentil puede gloriarse un cristiano porque sale glorificado Cristo; en morir valerosamente por Cristo muéstrase la liberalidad del Gran Rey, puesto que saca a su Caballero de la tierra para darle el galardón. Así, pues, el justo se alegrará cuando el primero de ellos sucumba, viendo aparecer la divina venganza. Mas si cae el guerrero del Señor, dirá: ¿Acaso no habrá recompensa para el justo? Cierto que si, pues hay un Dios que juzga a los hombres sobre la tierra.
.
Claro está que no se habría de dar muerte a los gentiles si se los pudiese refrenar por otro cualquier medio, de modo que no acometiesen ni apretasen a los fieles y les oprimiesen. Pero por el momento vale mas acabar con ellos que no dejar en sus manos la vara con que habían de esclavizar a los justos, no sea que alarguen los justos sus manos a la iniquidad.
.
Pues ¿ Qué? Si no es lícito en absoluto al Cristiano herir con la espada, ¿Cómo el Pregonero de Cristo exhortaba a los soldados a contentarse son la soldada, sin prohibirles continuar en su profesión? Ahora bien, si por particular providencia de Dios se permite herir con la espada a los que abrazan la carrera militar, sin aspirar a otro genero de vida mas perfecto, ¿A quién, pregunto yo, le será mas permitido que a los valientes, por cuyo brazo esforzado retenemos todavía la fortaleza de la ciudad de Sión, como valuarte protector a donde pueda acogerse el pueblo santo, guardián de la verdad, después de expulsados los violadores de la Ley Divina? Disipad, pues, y deshaced sin temor a esas gentes que solo respiran guerra; haced tajos a los que siembran entre vuestras filas el miedo y la duda; dispersad de la ciudad del Señor a todos los que obran iniquidad y arden en deseos de saquear todos los tesoros del pueblo cristiano encerrados en los muros de Jerusalem, que solo codician apoderarse del santuario de Dios y profanar todos nuestros santos misterios. Desenváinese la doble espada, espiritual y material, de los cristianos, y descargue con fuerza sobre la testuz de los enemigos, para destruir todo lo que se yergue contra la ciencia de Dios, o sea, contra la fe de los seguidores de Cristo; no digan nunca los fieles ¿Dónde está su Dios?
.
Cuando ellos anden huidos y derrotados, volverá entonces a su heredad y a su casa, de la que dijo airado en el Evangelio: He aquí que vuestra casa quedará desierta y un profeta quéjase de este modo: He tenido que desamparar mi casa y templo y dejar abandonada mi heredad. Si, entonces se cumplirá aquel vaticinio profético que dice: El Señor ha redimido a su pueblo y le ha librado de las manos del poderoso; y vendrán y cantarán himnos a Dios en el monte Sión, y confluirán a los bienes del Señor.
.
Alborózate, Jerusalem, que ha llegado el tiempo de la visita de tu Dios. Llenaos también de júbilo, desiertos de Jerusalem, y prorrumpid en alabanzas, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha redimido su ciudad santa y ha levantado poderosamente su brazo ante los ojos de todas las naciones. Virgen de Israel, habías caído sin que hubiera quien te diese la mano para levantarte. Yérguete ya, sacúdete el polvo, ¡Virgen, cautiva hija de Sión! Levántate, repito, súbete a las almenas de tus torres y vislumbra desde allí los ríos caudalosos de gozo y alegría que el Señor hace correr hacia ti. Ya en adelante no te llamarán "la abandonada", ni tu tierra no se verá por mas tiempo desolada, porque el Señor se ha complacido en ti y tornarás haber repoblado tus campos. Vuelve tus ojos en torno y mira: todos estos se congregaron para venir a ti. He aquí el socorro que te ha sido enviado de lo alto. Por ellos te será cumplida la antigua promesa: te pondré para la gloria de los siglos y gozo de generación en generación; mamarás la leche de las naciones y te criarán pechos de reyes. Y también: como la madre acaricia a sus hijitos, así yo os consolaré y en Jerusalem serás consolado. ¿No ves con cuantos testimonios antiguos queda aprobada vuestra milicia y como se cumplen ante vuestros ojos los oráculos alusivos a la ciudad de las virtudes del Señor? Pero con tal que el sentido literal no impida el que entendamos y creamos en el espiritual, y que la interpretación que ahora en la tierra damos a las palabras de los profetas no obste para que esperemos verlas cumplidas en la eternidad gloriosa; no sea que por lo que vemos se nos desvanezca lo que dice la fe, y por lo poco que tenemos perdamos la esperanza en las riquezas copiosas, y, en fin, por la certeza de lo presente olvidemos lo futuro. Por lo demás, la gloria temporal de la Jerusalem terrena no solo se destruye o disminuye los goces que tendremos en la celestial, sino que los aumenta, si tenemos bastante fe y no dudamos que esta de aquí abajo solo es figura de la de los cielos, que es madre nuestra.
.
CAPÍTULO IV

Del modo de vivir de los Soldados de Cristo

.
Mas para imitación o confusión de nuestros soldados que no militan ciertamente para Dios, sino para el diablo, digamos brevemente cual ha de ser la vida y los hechos de los Caballeros de Cristo y como se han de haber en tiempo de paz y en días de guerra, para que se vea claramente cuanta es la diferencia entre la milicia del siglo y la de Dios. Y ante todo, tanto en una como en otra dase grandísima importancia a la obediencia y tiénese a mucha gala la disciplina, sabiendo todos cuanta verdad se encierra en aquellos de la Escritura: el hijo indisciplinado perecerá. Y en aquello otro: El desobedecer al Señor es como el pecado de magia, y como crimen de idolatría el no querer someterse. Van, pues, y vienen estos buenos soldados a una señal del mando, pónense los vestidos que ordena el Capitán, no toman alimento ni visten uniforme fuera de los señalados por él. Y lo mismo en el comer que en el vestir evitan todo lo superfluo, contentos con lo preciso. Hacen vida común dentro de alegre, pero modesta y sobria camaradería, sin esposas y sin hijos. Para que nada falte a la perfección evangélica, no poseen nada propio, pensando solo en conservar entre si la unión y la paz. Dijereis que toda aquella multitud de hombres tiene un solo corazón y una sola alma; hasta tal punto ninguno de ellos quiere regirse por su propia voluntad, si no seguir en todo la del que manda. Jamás están ociosos ni vagan de aquí para allá en busca de curiosidades, sin oque en todo tiempo, de no estar en campaña, lo que raras veces ocurre, a fin de comer el pan de balde, ocúpanse en limpiar, remendar, desenmohecer, componer y reparar tanto las armas como los vestidos, para defenderlos y conservarlos contra los ultrajes del tiempo y del uso; y cuando esto no, obedecen a lo que les ordena el capitán y trabajan en lo que es necesario para todos. No les veréis hacer acepción de personas; respetan y obedecen siempre al representante de Dios, sin reparar en si es o no es el mas noble. Previénense mutuamente con muestras de honor y de deferencias, comportan las cargas unos de otros, cumpliendo con esto la Ley de Cristo. No se estilan entre ellos palabras arrogantes, ni ocupaciones inútiles, ni risas descompuestas, ni la mas leve murmuración; y si alguno de desmandase en esto, no quedaría sin correctivo. Aborrecen los juegos de manos y los de azar; tampoco se dedican a la caza ni se permiten la cetrería, aunque tan generalizada. Abominan de juglares, de magos y bufones, cuyo trato evitan con cuidado; detestan las tonadillas jocosas, las comedias y todo linaje de espectáculos, como a puras vanidades y necedades engañosas. Córtanse el pelo, sabiendo por las enseñanzas del apóstol que es una vergüenza para los hombres el peinar largas guedejas. Nunca se acicalan el cabello, rara vez se bañan, andan con la barba hirsuta, generalmente cubiertos de polvo y ennegrecidos por las cotas de malla y tostados por el Sol.
.
Al acercarse el combate, ármanse de fe en su alma y cúbranse por fuera de hierro, no de oro, a fin de que así, bien pertrechados de armas, no engalanados con joyas, infundan miedo a sus enemigos sin provocar su codicia. Buscan caballos fuertes y veloces, no hermosos y bien enjaezados, pensando mas en vencer que en lozanear, y lo que desean no es precisamente causar admiración y pasmo, sino turbación y miedo. Y a punto de comenzar la pelea, no se lanzan a ella impetuosos y turbulentamente, como empujados por la precipitación, sino con suma prudencia y exquisita cautela, ordenándose todos en columna cerrada para presentar batalla, según leemos, que solía hacerlo el pueblo de Israel. Mostrándose en todo verdaderos israelitas, se adelantan al combate pacífica y sosegadamente. Pero apenas el clarín da la señal de ataque, dejando súbitamente su natural benignidad, parecen gritar con el salmista: ¿No he odiado, Señor, a los que te aborrecían? ¿No me he requemado ante la conducta de tus enemigos? Y así cargan sobre sus adversarios, cual si entrasen en un rebaño de corderos, sin que, a pesar de su escaso número, se intimiden ante la cruelísima barbarie e ingente muchedumbre de las huestes contrarias. Y es que aprendieron ya a confiar no en sus propias fuerzas, sino en el poder del Señor Dios de los ejércitos, en quien está la victoria, el cual, según se dice en los Macabeos, puede fácilmente por medio de un puñado de valientes acabar con grandes multitudes, y sabe librar a sus soldados con igual arte de las manos de pocos como de muchos; porque no está el triunfo en que un ejército sea numeroso, sin oque la fortaleza proviene del cielo. Experiencia frecuentísima tienen de esto, porque mas de una vez les ha ocurrido derrotar y ahuyentar al enemigo, peleando uno contra mil y dos contra diez mil. En fin, estos Soldados de Cristo, por modo maravilloso y singular, muéstranse tan mansos como corderos y tan fieros como leones, no sabiéndose si se les ha de llamar monjes o guerreros o darles otro nombre mas propio que abarque entrambos, pues aciertan a hermanar la mansedumbre de los unos con el valor y la fortaleza de los otros. Acerca de todo lo cual, ¿Qué decir, sino que todo esto es obra de Dios, y obra admirable a nuestros ojos? He aquí los hombres fuertes que el Señor ha ido eligiendo desde un confín a otro del mundo, entre los mas bravos de Israel para hacerlos soldados de su escolta, a fin de guardar el lecho del verdadero Salomón, o sea el Santo Sepulcro, en cuyo derredor los ha puesto para estar alertas como fieles centinelas armados de espada y habilísimos en el arte de la guerra.
.
De San Bernardo, Abad, Doctor de la Iglesia. 
Extracto de su obra “De la Loa a la Nueva Milicia”
.
.

Ad Majorem Dei Gloriam

Ad Majorem Dei Gloriam
San Ignacio de Loyola

Archivo del blog