domingo, 14 de diciembre de 2008

ARTICULO DE OPINION DE CARLOS MORATORIO

LA VISITA PRESIDENCIAL A RUSIA Y LAS CARNES ARGENTINAS

Por Carlos Mauricio Moratorio

La presidentA, con mayúscula final, Cristina Fernández de Kirchner ha realizado una visita oficial a Rusia, encabezando una importante delegación gubernamental y empresaria. Continua de esta forma con una antigua y pragmática relación entre ambas naciones, suspendida en 1917 por el triunfo de la revolución bolchevique, reiniciada por el Presidente Juan Perón a partir de 1946, y que supero, con envidiable pragmatismo, todos los obstáculos ideológicos que se le fueron presentando.

A titulo anecdótico, cabe recordar que en 1953, en ocasión de la presentación de sus cartas credenciales, el joven embajador argentino Leopoldo Bravo fue el último diplomático en entrevistar al Premier Iosif Stalin, antes de su muerte.

Nuestro país consiguió abrir entonces, y en pleno auge de la llamada “Guerra Fría” un importante mercado para la exportación de materias primas que, como en el caso de nuestros granos y carnes, veían imposibilitado su acceso a los Estados Unidos y a los países europeos, ambos dotados de férreas políticas proteccionistas en materia de comercio internacional.

La vinculación económica, mostró su real dimensión, cuando el gobierno de facto del General Jorge Videla, con José Alfredo Martinez de Hoz como ministro de economía, “desobedeció” el bloqueo comercial dispuesto contra la URSS en 1980 por el Presidente Carter, en represalia a la invasión soviética a Afganistán. En aquella oportunidad el gobierno militar privilegio mantener incólume el abastecimiento de trigo argentino a uno de sus principales compradores. Videla y el régimen soviético se hallaban en las antípodas ideológicamente hablando.

El intercambio comercial argentino-ruso trepó de US$ 200 millones a casi 1.000 millones en los últimos cuatro años y es el segundo en importancia en América latina, después de Brasil. La Argentina es el primer exportador de manzanas, peras y limones y crece rápidamente el consumo ruso de vinos argentinos.

Ahora bien… ¿y las exportaciones de carne…? Todos sabemos que el ex presidente Néstor Kirchner decidió, a partir de marzo de 2006, bloquear las exportaciones de carne argentina. Ese impedimento sigue aun vigente, pese a que ahora es su esposa quien ejerce la primera magistratura del país. Muchos de nuestros tradicionales mercados en materia de carne vacuna son abastecidos en la actualidad por Brasil, Uruguay o Australia, entre otros.

Según nos explica el especialista Alberto de las Carreras en su libro “El Despertar Ganadero”, la Federación Rusa en materia de carnes ha mostrado una “propensión fuertemente importadora”, que se cuantificaba recientemente, en mas de setecientos mil toneladas anuales y en ascenso. Sus necesidades en materia de consumo carnico se han agudizado desde hace dos décadas, ya que ha perdido la rica zona productora de Ucrania, antiguo integrante de la URSS y que ahora constituye un estado independiente.

A comienzos del milenio, según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) los rusos consumían un promedio anual aproximado de diecisiete kilos de carne vacuna por habitante, aproximadamente la cuarta parte de lo que consume un argentino. Sin embargo para advertir su verdadero potencial, debemos puntualizar que su población asciende a ciento cuarenta y tres millones de habitantes.

El empresario ruso Sergei Malikov, director comercial de City Grand, una de las principales importadoras de carne de su país declaro, dias pasados, al diario “La Nación”, que los problemas para el ingreso de carnes argentinas “no dependen de las normas sanitarias rusas, sino de los permisos de exportación que no da el gobierno argentino”

No podemos intentar abrir mercados en el mundo, cuando somos nosotros quienes cíclicamente los cerramos, ya sea por razones sanitarias, como en ocasión de nuestra inconducta durante la crisis de la aftosa del 2001 o por la peculiar y prejuiciosa decisión tomada allá por marzo del 2006. Debemos ser previsibles y coherentes.

¿Nuestro gobierno nacional sabrá superar sus severos prejuicios en materia de politica interna y sus fantasmas ideológicos? ¿Prevalecerá el bien del conjunto por sobre las actitudes mezquinas? Es un buen momento para aprender un poquito de la historia; de nuestra historia reciente, nada más.

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