miércoles, 3 de diciembre de 2008

4 DE SEPTIEMBRE: "DÍA DEL INMIGRANTE". INMIGRACIÓN A LA ARGENTINA (1850-1950).






Bandera de la Hispanidad en las Américas, 
adoptada como símbolo de las Américas 
por la séptima conferencia internacional 
Americana de Montevideo 
el 13 de diciembre de 1933.

QUIENES SOMOS

Los Caballeros de la Orden, soldados de Dios, somos laicos, somos hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión.


Inmigración a la Argentina
(1850-1950)
Sacerdotes, frailes y religiosas

En esta monografía me refiero a algunos de los sacerdotes, frailes y religiosas que llegaron a la Argentina entre 1850 y 1950. Incluyo entre ellos a Don Orione ya que, aunque vivió sólo algunos años en nuestro país, en ese tiempo llevó a cabo una obra de gran importancia. Incluyo testimonios de quienes conocieron a sacerdotes, frailes y religiosas inmigrantes.

Alemanes
El sacerdote Federico Grote nació en Munster en 1853 y falleció en Buenos Aires en 1940. "Llegó al país en 1884 y se vinculó a los sectores católicos liderados por Pedro Goyena y José Manuel Estrada. En 1892, para contrarrestar la influencia de las ideas socialistas entre los trabajadores, fundó los Círculos de Obreros Católicos. Intervino en apoyo de la jornada laboral de ocho horas y otras leyes obreras".
"En 1892, el padre Federico Grote fundó el primer Círculo Obrero Católico. Nacido bajo la inspiración de la encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII (1981), estaba destinado a contrarrestar la influencia de las ideas socialistas y anarquistas entre los trabajadores. Era el primer intento de la Santa Sede para esbozar una doctrina social. En 1912, los círculos ya eran 77. En 1912, el padre Grote fue reemplazado por monseñor Miguel De Andrea, entonces secretario del arzobispo de Buenos Aires. Los círculos fueron absorbidos por la Acción Católica Argentina" (1).

"Luego de que León XIII diera a conocer la encíclica Rerum novarum, el sacerdote Guillermo Grote fundó en 1894 los Círculos de Obreros Católicos. Con ellos organizó un periódico La Defensa, que más tarde fue sustituido por el diario El Pueblo (aparecido hasta 1960) en los que difundía los Principios de la Doctrina Social de la Iglesia".

"En el año 1902, el padre Grote fundó la Liga Democrática Cristiana. En 1911 se transformó en Unión Democrática Cristiana. Esta se disolvió en 1919 y a principios de la década del '20, se reunieron nuevamente los integrantes de la ex Unión Democrática Cristiana, bajo el nombre de Unión Democrática Argentina" (2).

Acerca de algunos sacerdotes alemanes, afirma Maja Lukač de Stier: “las religiosas de San Vicente de Paul (...) llegaron a Buenos Aires en 1934 y se instalaron en condiciones casi infrahumanas en Dock Sud, donde –con ayuda de sacerdotes alemanes y algunas damas criollas- fundaron el Colegio Cristo Rey" (3).

"Paulina von Mallinckrodt nace el 3 de junio de 1817 en Minden, Westfalia, como hija mayor de Detmar von Mallinckrodt, de religión protestante y alto funcionario de gobierno del estado de Prusia y de su esposa, la baronesa Bernardine von Hartmann, de religión católica, oriunda de Paderborn. (...) El 21 de agosto de 1849 funda la Congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana, Hijas de la Bienaventurada Virgen María de la Inmaculada Concepción. (...) El 14 de abril de 1985 Su Santidad Juan Pablo II beatificó a la Madre Paulina reconociendo en su vida un modelo y mensaje válido para el hombre de hoy. (...) Hoy las Hermanas continúan la obra de la Madre Paulina en Alemania, Argentina, Chile, Estados Unidos, Italia y Uruguay" (4).

Notas
Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.
S/F: "Antecedentes de la democracia cristiana en Argentina", en http://www.dc.org.ar/.
Lukač de Stier, Maja: “Aportes de la colectividad Croata en Argentina”, en Studia Croatica, 1986. Resumen en http://www.klapaba.com/.
S/F: "Biografía", en www.mallinckrodt.esc.edu.ar/tmadrepaulina.htm.
Belgas
Raúl Agustín Entraigas relata la biografía del padre Polidoro Segers:
"¡Qué hombre extraordinario fue don Polidoro A. Segers! Nació el 7 de mayo de 1852 en Gante, Bélgica. Era oriundo de una noble familia flamenca, los condes de Van Laer. Su abuelo, Adrián Segers, fue uno de los que se jugaron por la independencia de Bélgica. Estuvo a punto de ser quemado vivo por los enemigos, lo que le valió las medallas de la Legión de Honor y la de la Orden de Leopoldo".

"Cuando, después del 70, en Buenos Aires se respiraba paz y se vivía de Ia abundancia que proporcionaban nuestros campos ubérrimos (era nuestra era augustana ... ) los argentinos pensamos en la buena música. Y nuestros abuelos tendieron la vista hacia París. Solicitaron un cuarteto clásico. Y vino. Tocaba el piano un joven de 22 años, de buena presencia, cabello rubio, ojos celestes, mirada penetrante, frente amplia y además cordial: era Polidoro A Segers".

"El director del conservatorio a quien se había pedido el cuarteto, puso los ojos en él, lo invitó y Polidoro aceptó. En Buenos Aires fue maestro de música y canto. Las jóvenes más distinguidas de nuestra sociedad aprendieron de él a interpretar a Liszt, a Beethoven y a Chopin. Pero no lo sedujeron. El había dado palabra a una joven parisina, María Craemers, la hizo venir y el 20 de febrero de 1875 se desposaron en la iglesia de San Ignacio".

"Y era feliz. Ganaba dinero. Era querido por cuantos lo trataban. Pero a su espíritu inquieto esto no le bastaba. Se empeñó en estudiar medicina. Junto con el doctor Gutiérrez, Ramaugé y Milone estudiaban de noche la ciencia de Hipócrates. De día, trabajo; de noche estudio hasta caldearse los cascos".

"Segers tenía ya 34 años. Cuando se trató de dar examen, se encontró con que necesitaba título habilitante para ingresar en la Facultad... ¿Qué hará? ¿Plantará todo? ¡Qué esperanza! Esperará. El tiempo y el ingenio le darían medios para llegar. Entre tanto se le cruzó una oportunidad magnífica para conocer Tierra del Fuego".

"Iba don Ramón Lista a explorar aquellas regiones y a sentar definitivamente nuestra soberanía sobre ellas. Necesitaba un médico. Ningún profesional criollo quiso arriesgarse en esa "patriada". El poeta Olegario V. Andrade, padre político de Lista, lo exhortó e embarcarse y Segers no se hizo de rogar...".
"Con los conocimientos científicos que poseía no le pareció imposible ser ‘cirujano de segunda’ en la expedición... Y en noviembre de 1886 lo tenemos sobre el Villarino rumbo a Tierra del Fuego".
"Como capellán iba el padre José Fagnano, salesiano. Se hicieron grandes amigos. Cuando pisaron tierra firme en San Sebastián, y los 25 hombres de Lista y del capitán Marzano hicieron fuego sobre los onas, dejando sobre la virgen tierra fueguina 28 cadáveres, el sacerdote y el médico se levantaron, coléricos, en nombre de la justicia y de la humanidad".

"En su interesante obrita Hábitos y costumbres de los Onas describe don Polidoro la impresionante muerte de un joven de 18 años, atrincherado en una roca, con sólo su arco... Recibió 28 balazos, sin contar el tiro de gracia. Su perro estuvo llorando toda la noche al lado del heroico ona. Cuando a la mañana siguiente fueron el capellán y el médico para enterrar el cadáver del mancebo, vieron un espectáculo macabro: el perro se había comido todo lo que pudo de su amo, como para que esos despojos queridos no cayeran en manos enemigas...".

"Desde aquel día, siempre que había que vérselas con indios, eran Segers y Fagnano los encargados de parlamentar. La primera vez que les tocó la no fácil misión, se vieron en figurillas cuando toparon de buenas a primeras con una tribu. Estaban ambos perplejos. Entonces el médico -narra Fagnano- comenzó a hacer piruetas, a dar saltos y otras niñerías. Fue la salvación de ambos. Los indios bajaron sus arcos y se acercaron, riendo, a los embajadores. Desde entonces fueron los amigos de los onas".

"Y cuando a principios de enero de 1887, en Bahía Thetis, se levantó la primera capilla, donde celebró monseñor Fagnano, fueron las manos piadosas de Segers las que más trabajaron en los rudos menesteres de albañil y carpintero. El fue quien juntó flores en la selva y aderezó admirablemente aquella humildísima Casa de Dios".
"Se trataba de bautizar a los indios. Para ello había que vestirlos, antes. Pues bien: la carpa de don Polidoro se transformó en sastrería y él, tijeras en mano, cortaba y cosía mientras Fagnano instruía a la indiada".
"El 3 de enero: primera misa del Prefecto Apostólico en sus tierras. Hasta entonces no había podido celebrar misa por falta de altar portátil".

"El 25 de enero estaban de nuevo en Carmen de Patagones. De ahí a Buenos Aires".
"Sin duda el doctor Segers en el Sur comió calafate. Dice la leyenda que el que come calafate siempre vuelve al Sur. El hecho es que a fines de junio de ese año, ya encontramos a don Polidoro embarcado en un funesto barco, el Magallanes, que hacía su primer viaje al Austro".

"¿A dónde iba con su esposa y sus hijos Carlos, Alfredo y Graciela? Volvía a la Tierra del Fuego. Había ahorrado unos 8.000 $ y los iba a invertir en ovejas. De paso estudiaría a los onas, yaganes y alacalufes del punto de vista de su especialidad. Para vivir: el sueldo de médico de ese territorio nacional".

"Pero sucedió que el golfo de San Jorge los recibió con una de esas borrascas que sólo conocemos los que hemos viajado por ahí... Al llegar a Puerto Deseado, el viento amainó. Pero la marea bajaba. Y cuando en esa ría, la marea baja, tiene el agua una fuerza exorbitante. Cosa que el capitán del barco, Teniente de Navío Méndez, ‘el gallego Méndez’ como lo llamaban, parecía ignorar".

"El hecho es que cuando entró en la ría y quiso dominar al Magallanes, la tremenda violencia de las aguas lo arrojó sobre la famosa Piedra del Diablo. Eran las 14. El barco crujió. Los pasajeros ruedan por la cubierta. Las mujeres y niños lloran. Se descuelgan los botes. Estaban repletos de víveres. Al agua con ellos. Cunde el pánico. El barco se escora a estribor...".

" ‘Primero las mujeres y los niños...’ Segers coloca a su mujer y a sus hijos en el bote que hace agua. Mientras unos reman, otros baldean... Luego corre a su camarote. Va a buscar sus 8.000 nacionales. Un guardia, con rémington, le impide entrar. Vio don Polidoro que a otro que insistía, lo dejaron sentado de un culatazo... Se retira dando el adiós a sus ahorros...".

"Perdió también 40 cajones de equipaje que llevaba. Allá, a lo lejos, se divisaban techos. Habría población... Pero no: eran galpones para la lana. Eso y unas cuevas, viviendas primitivas de la Colonia que fundaron los españoles en el siglo XVIII, serán las moradas de los casi 200 náufragos".

"A las 16, el Magallanes se acostaba pausadamente, dejando apenas ver el trinquete que afloraba como un brazo que pidiera auxilio a los navegantes. El Subprefecto cedió su lecho a la señora Segers, que dividió sus penurias con la esposa del marino. El padre Beauvoir hizo cama redonda con el teniente Villarino y el comisario Segovia. Y así 34 días... Y los más crudos del invierno patagónico...".

"Cinco hombres se ofrecieron para navegar hacia el Norte y llevar la noticia. Bordejeando, llegan en un mal lanchón, tras veinte días de viaje. De Patagones telegrafían a Buenos Aires. Acá la gente se alarma. Los amigos del doctor Segers están en ascuas. Su compadre Arturo B. Paz, a fuer de buen cristiano, le escribe una carta emocionante y con criolla generosidad le gira 300 $ a Patagones, creyendo que desistiría de su viaje".

"Pero Paz no conocía los puntos que calzaba Segers. Desde Bahía Blanca llegan dos barcos de la armada: el Azopardo y el Uruguay. Uno de ellos llevaba un cajón de ropa para la familia Segers, obsequio de Alejandro Sorondo. Dos días después de estos, llegó el Mercurio, barco enviado por el gobierno chileno. Lo habian pedido de Punta Arenas".

"En éste se embarcaron: el doctor Segers y familia, el padre Beauvoir y algunos otros que se animaron a proseguir viaje. El resto volvió a Buenos Aires. Pero ¡qué invierno el de 1887 para aquella gente! ... Faltaba de todo. Narraba el doctor Alfredo Segers, médico del Hospital de Niños de Buenos Aires hasta hace pocos años, y entonces sólo el mimado Tití de siete años de edad, que fue una fiesta para las señoras, el día en que él, corriendo por la playa, encontró un peine desdentado... Ya tenían las damas por lo menos algo con qué acicalarse..."
.
"Y llegaron a Ushuaia. Allí hubo que crearlo todo. Levantar una choza, hacer ropa para los niños, plantar legumbres, cuidar animales. Y a todo se avino el animoso belga. Su señora se enfermó a poco de estar allá: ¡la dama de París en aquel Ushuaia!... Hay una fotografía en que aparece ‘la mansión Segers’: adelante se ven los surcos del sembrado. Hay otra foto en que está la familia con el indiecito Keppenau, luego cacique y médico de la tribu y una chinita ya domesticada. Ahí está Tití, con un par de botas que un buen amigo le había conseguido en Punta Arenas, y que él cuidaba como la niña de sus ojos".

"Ahí Segers sufrió mucho. Pero no fue poco lo que aprendió... Fruto de sus observaciones y experiencias médicas son unos artículos que publicó La Prensa de julio y agosto de 1891 y La Semaine Médicale de París en noviembre. Ambos trabajos ingresaron al Congreso Médico de Burdeos de 1895. Sus trabajos fueron citados por médicos tan famosos como Hanot, Tissier y Planté. Y Bouchard en su Pathologie Générale lo menciona especialmente".

"Las autopsias realizadas lo llevaron a encontrar una nueva causa de la extinción de los aborígenes: una enfermedad de hígado, hipertrofiado por la absorción de tomainas y toxinas de mejillones en estado de putrefacción que frecuentemente se hallaban entre los moluscos que juntaban los indios en la playa y que ellos ingerían grandes cantidades".

"El pastor anglicano John Lawrence da un hermoso testimonio de la seriedad de los trabajos del todavía no laureado médico belga".

"¡Y allá estuvo dos años y medio Segers sin poder cobrar un céntimo como médico de la Gobernación! Cuando se le ofreció la oportunidad se vino a Buenos Aires. Y como no podía cobrar sus honorarios, ganados en buena ley, y ¡en Tierra del Fuego! tuvo que dar el 50 % a un quídam para que los rescatara...".
"Pero no tenía título oficial. Venía también por eso. ¿Cómo hará? Emprende un viaje a Bolivia, se inscribe en la universidad de Chuquisaca y el 19 de mayo de 1890 se gradúa de médico. Su tesis oral abarcaba tres temas: el vómito, el dipsomanía y la melancolía. Por escrito, en cambio, desarrolló el tema: tomainas y lucomainas. Legalizó su diploma en La Paz y en Sucre, operó al obispo de aquella ciudad (a tanto llegaba la fe que tenían al neolaureado ... ) y regresó a Buenos Aires".

"Y no trajo solamente el diploma. Visitando un día el taller de un carpintero notó que usaba como hule de una mesa un cuadro al óleo ... ¡Era nada menos que una tela de Sneyders el gran colaborador de Rubens! En la actualidad lo tienen sus nietos..."
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"En esta capital dio exámenes de reválida y comenzó a ejercer".
"Pero él no quería aburguesarse sobre el asfalto. Y enderezó hacia el interior. Fue médico de Las Flores en la provincia. Allí se mezcló en las luchas políticas y resultó herido por un "matón" de esos que nunca faltaban en las luchas de antaño...".

"De Las Flores volvió a Bánfield. Era cura de ese pueblo el padre Juan Bernardino Lértora. El médico y el poeta trabaron íntima relación".

"En 1906 se embarcó para París. No fue a pasear. Fue en busca de más amplios horizontes. En el Instituto Pasteur alterna con los grandes profesores de medicina. Y tuvo el insigne honor de ser nombrado ayudante de cátedra del doctor Eugenio Doyen".

"A su regreso fundó la Cruz Roja en Bánfield, el Círculo Médico junto con el doctor Paz, recibió un premio por un porta-esponias de su invención, etc".

"En 1909 va de nuevo a París. Desde allá colaboró en La Prensa. Trabajó de nuevo junto al maestro Doyen. Pero la Argentina lo atraía. Los amigos de acá, que eran legión, lo reclamaban. Y volvió...".
"Ya al filo de los sesenta años, un día sus hijos lo vieron pasearse con un libro en la mano declinando: rosa, rosae, rosam... Se alarmaron: ¿estaría chocheando el papá? El les explicó: había resuelto hacerse sacerdote. Viudo desde hacía unos años, reverdeció la vocación que acariciara allá en Gante en sus mocedades".

"El 1° de mayo de 1911, mientras una rugiente manifestación se arremolinaba en el Congreso, un hombre golpeaba a la puerta del colegio Don Bosco. El padre Picabea le abrió y el médico se presentó con una carta de monseñor Espinosa... Se le recibió con los brazos abiertos: ¡era el compañero de monseñor Fagnano en Tierra del Fuego!".

"Fueron sus maestros en esa ‘escuela de fuego’ el padre Picabea y el padre Ciolfi. Fue al colegio Pío Latino Americano. Pero allá se enfermó gravemente. Tuvo de volver a Buenos Aires... al seminario conciliar y a sus dos maestros de la calle Solís...".

"El 19 de diciembre de 1914 era ordenado sacerdote por monseñor Espinosa. En Navidad cantó su primera misa en el colegio de las Hermanas del Huerto de la calle Rincón. Padrinos el doctor Arturo Paz y el señor Miguel Meroño con sus esposas. Orador: el padre Lértora. Un coro a ocho voces formado por más de sesenta personas y artistas de los conservatorios Melani y Rosseger ejecutaron trozos litúrgicos. La primera misa rezada por su esposa fue de intensa emoción".

"Y el que fuera médico de las Hermanas del Huerto fue su capellán. A sus hijos les daba pena verlo en invierno, salir todavía oscuro para rezarles la misa de 6. ¡Pero él iba gozoso porque marchaba de cara al deber, el ideal de su vida!".

"El 9 de octubre de 1916 bautizó a un nietecito que lleva el nombre del bisabuelo del clérigo: Adrián...".
"Y un día gris del mes de mayo de 1917, el 14, al regresar de su sagrado miniscrio, después de haberse servido el desayuno, se sentó en el sillón. Se respaldó bien, cerró los ojos y se durmió en la paz del Señor Ese el apacible ocaso de este gran hombre de carácter de acero y voluntad inquebrantable".

"Tierra del Fuego tiene una deuda con él. Estoy seguro que la saldará, porque los fueguinos son así: pueden ignorar, pero no saben olvidar" (1).

Notas
Entraigas, Raúl Agustín; "Polidoro Segers, el primer médico de Tierra del Fuego", en Museo del Fin del Mundo. Biblioteca Virtual, www.TierradelFuego.org.ar
Croatas
En “Aportes de la colectividad Croata en Argentina”, escribe Maja Lukač de Stier:
"La inmigración croata en la Argentina puede dividirse en tres etapas históricas. La primera va de desde la aparición de los croatas en este suelo hasta la Primera Guerra Mundial. La segunda abarca el período entre ambas Guerras Mundiales, y la tercera se extiende desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días. La primera y segunda etapa pueden considerarse como inmigraciones económicas, así como la tercera una inmigración política".
(...)
"La segunda etapa que abarca que el período marcado por las dos guerras mundiales se caracteriza por una inmigración bastante más caudalosa numéricamente. Se calcula que hacia 1939 había 150.000 croatas en la Argentina. (...) A esta segunda etapa pertenece también el aporte misionero de las órdenes religiosas que decidieron enviar asistencia espiritual a tantos croatas tan alejados de sus lugares natales. Aquí cabe destacarse la obra de los franciscanos croatas: frailes Leonard Rusković, Blaž Stefanić, Rafa Capurso y Gabriel Arko, así como las religiosas de San Vicente de Paul que llegaron a Buenos Aires en 1934 y se instalaron en condiciones casi infrahumanas en Dock Sud, donde –con ayuda de sacerdotes alemanes y algunas damas criollas- fundaron el Colegio Cristo Rey".

"Otro grupo de religiosas, de una orden puramente croata, las Hijas de la Misericordia llegan en 1936 a la Argentina y se dedicaron a la asistencia de los enfermos en el Sanatorio Rivadavia y en el Hospital Militar de Campo de Mayo, luego en el Hogar para Ciegos San José en la localidad de San Martín" (1)

Esta congregación fue fundada por la Beata María de Jesús Crucificado Petkovic. "La madre María de Jesús Crucificado nació en Croacia y murió en Roma. De joven ingresó en la Tercera Orden Secular de San Francisco, y con la Regla y la espiritualidad franciscana fundó la Congregación de las Hijas de la Misericordia para la educación de la juventud femenina. (...) Impulsada por su vivo deseo de ayudar a los necesitados, y siguiendo las orientaciones del obispo de Dubrovnik, monseñor Josip Marcelic, en el día de la Anunciación del año 1919 fundó la congregación de Hijas de la Misericordia, para «la educación e instrucción de la juventud femenina». El mismo obispo, en 1928, la erigió canónicamente como instituto de derecho diocesano. Al inicio la madre Petkovic dudaba entre la clausura y la actividad apostólica, pero optó por esta última, inspirada por las palabras de san Francisco: «No vivir sólo para sí mismo, sino también para el bien del prójimo». El 6 de diciembre de 1956 la congregación llegó a ser de derecho pontificio y fueron aprobadas sus Constituciones. (...) La fama de santidad, de la que gozó durante su vida, se confirmó también después de su muerte, acontecida en Roma el 9 de julio de 1966. Las Hijas de la Misericordia cuentan hoy (2003) con 429 religiosas, que trabajan en doce países de Europa y América. Se dedican a la educación de los niños y la juventud, a la asistencia a las personas ancianas y enfermas, y al apostolado parroquial. Fue beatificada en Dubrovnik (Croacia) por Juan Pablo II el 6 de junio de 2003, siendo la primera mujer de la Iglesia croata beatificada en los tiempos recientes" (2)".

La tercera etapa "se inicia al finalizar la Segunda Guerra Mundial, después de la tragedia nacional croata que fue la pérdida del Estado libre y soberano de Croacia, el genocidio de Bleiburg, las columnas de la muerte y los campos de concentración. A excepción del apoyo moral de la Santa Sede, únicamente la Argentina tuvo la generosidad y hospitalidad para recibir a esos refugiados políticos cuyo pecado más grave fue luchar por la autodeterminación de su pueblo. (...)

Así como en la segunda etapa, la tercera también tuvo una afluencia importante de religiosos croatas a la Argentina, especialmente la tradicional orden franciscana. Los frailes Urban Štefanić junto a Blaž Štefanić levantaron con gran esfuerzo el Instituto Cardenal Štepinać en Hurlingham, que en 1961 abre sus puertas al alumnado de escuela primaria. Debe destacarse también la tarea de los frailes Stjepan Rade, Vlaho Margaretić, Bonifacio Perović, Jozo Tibijaš, Ilija Kozina, Jozo Peranić, Stjepan Gregov, Ivan Gavran, Alexander Longin y especialmente la de Fr. Lino Pedišić, quien fuera además Secretario General de la Comisión Católica Argentina para los Refugiados, institución que depende del Vaticano y de la Conferencia Episcopal Argentina y fundador del "Caritas Croata Cardenal Stepinac" (3).

Afirma la autora: "(...) las religiosas de San Vicente de Paul (...) llegaron a Buenos Aires en 1934 y se instalaron en condiciones casi infrahumanas en Dock Sud, donde –con ayuda de sacerdotes alemanes y algunas damas criollas- fundaron el Colegio Cristo Rey" (4).

Notas
Lukač de Stier, Maja: “Aportes de la colectividad Croata en Argentina”, en Studia Croatica, 1986. Resumen en http://www.klapaba.com/.
S/F: "9 de julio BEATA MARÍA DE JESÚS CRUCIFICADO PETKOVIC (1892-1966) Fundadora de las Hijas de la Misericordia", en L´Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 13-VI-03, reproducido en www.franciscanos.org.
Lukač de Stier, Maja: op. cit.
ibídem

Eslovenos"Está documentada la presencia de sacerdotes salesianos en la Tierra del Fuego, hacia 1850" (1).
En "Algunos aspectos de la historia de la emigración del Litoral esloveno hacia Sudamérica, especialmente a la Argentina", encontramos información acerca de sacerdotes de ese origen:

"A comienzos de los años 30 había en Sudamérica casi 30.000 eslovenos. La mayor parte, unos 20.000, residían en Argentina. Se asentaron en su mayor parte en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires, algunos grupos se dirigieron a Córdoba, Rosario y otros lugares del interior del país. (...) En 1933 llegó a la Argentina el primer sacerdote, Jože Kastelic. A fin de poder alcanzar al mayor número posible de compatriotas comenzó en abril del mismo año a publicar una rubrica en el Semanario Esloveno (Slovenski tednik, fundado en 1929), la cual posteriormente creció y se independizó, pasando a llamarse La Vida Espiritual (Duhovno življenje). (...). Antes de la trágica muerte del padre Kastelic en 1940 - durante un ascenso al Aconcagua -, llegaron otros dos sacerdotes eslovenos en 1936: Janez (Juan) Hladnik y David Doktorič. Ambos tuvieron un importante papel dentro de la comunidad, (...) La gran mayoría de los inmigrantes eslovenos apoyaban las fuerzas partisanas. El padre Juan Hladnik no compartía esta toma de posición; basándose en informes provenientes del gobierno yugoslavo residente en Londres y de diversas cartas y documentos personales, comprobó que las fuerzas partisanas no luchaban tan sólo contra los ocupantes sino que se esforzaban por llevar a cabo una revolución socialista. Se declaró en contra de la revolución y, a partir de ese momento, comenzó a hacer públicas sus opiniones con respecto al Frente de Liberación. Exponía sus puntos de vista en la revista La Vida Espiritual, la cual dirigía ya desde 1938. Entre el sacerdote y la mayoría de la comunidad se fue creando un clima de hostilidad cada vez mayor. (...) El sacerdote Juan Hladnik, poco tiempo luego de finalizada la guerra, supo de la existencia de refugiados eslovenos en los campos en Italia y Austria y de la tragedia de Kočevski Rog. Le comenzaron a llegar pedidos de ayuda para lograr el permiso de asentamiento de estos refugiados en territorio argentino o alguna otra nación sudamericana. Con la colaboración de amigos y conocidos, Hladnik pudo llegar hasta el más alto nivel del gobierno argentino, logrando así allanar el camino a un grupo grande de refugiados. Los primeros comenzaron a llegar a partir de julio de 1947. Hladnik supo solucionar las necesidades de alojamiento y de empleo de muchos de ellos. Con la colaboración de algunos sacerdotes y laicos fundaron hacia fines de 1947 el Club de refugiados eslovenos con una Oficina eslovena. En enero de 1948 fundaron la Asociación de Eslovenos, la cual tomó a su cargo la organización de ayuda a los inmigrantes políticos. Un amigo de Hladnik, el padre Figallo, párroco de Santa Julia en Caballito, puso a la disposición de la organización una amplia casa en la calle Víctor Martínez, la cual se convirtió en el primer centro de la nueva comunidad. Más de un miembro de la vieja comunidad ofreció su ayuda a los nuevos inmigrantes. A propuesta de Hladnik se formó un comité a tal efecto. Sin embargo es necesario destacar que, a raíz del hecho de que ambas comunidades sostenían puntos de vista completamente opuestos con respecto a los sucesos en Eslovenia durante la guerra y las relaciones con la nueva Yugoslavia, las comunidades desarrollaron sus actividades separadamente. Los recién llegados, entre los que se contaban por lo menos 60 sacerdotes y muchos intelectuales, desarrollaron en pocos años una actividad diversificada y sumamente rica. Los refugiados se asentaron en su mayoría en el Gran Buenos Aires, pero algunos grupos eligieron Mendoza, Río Negro (sobre todo San Carlos de Bariloche) y más tarde Tucumán" (2).

Notas
Grobovsek, Bojan: "La inmigración eslovena en la Argentina", folleto de la muestra en el Hotel de Inmigrantes, Buenos Aires, septiembre de 2003.

S/F: "ANNALES 10/'97 Algunos aspectos de la historia de la emigración del Litoral esloveno hacia Sudamérica, especialmente a la Argentina", en Annales: Annali di Studi istriani e mediterranei, 10, 1997, pp. 215-236, reproducido en zrs-kp.si.

Españoles
La investigadora Olga Weyne se refiere a un párroco de Hinojo: "el arzobispo de Buenos Aires nombró cura párroco de colonia Hinojo al padre Luis Servett. Este sacerdote se constituyó en guía y consejero de los habitantes no sólo en materia religiosa sino también en cuestiones prácticas. Si bien era español, hablaba alemán a la perfección y pronto logró comprender la psicología particular de sus feligreses. En 1885 fue construida, bajo su dirección, la nueva iglesia de la colonia. Igualmente, muchos descendientes actuales tienen un recuerdo agradecido para con el padre, que más de una vez socorrió monetariamente a algunos de sus antepasados y que ayudó también a formar la primera banda de música del pueblo. En el manuscrito histórico encontrado en la colonia puede leerse que Servett llegó a Hinojo en 1881 y que en apariencia pertenecía a una familia francesa acaudalada, por parte de madre. Esto le permitía financiar cualquier emergencia con fondos de su propio peculio. Animado por un severo sentido del deber, repartía sus esfuerzos entre las tres aldeas e incluso, cuando se inició la fundación de las colonias de Coronel Suárez, viajaba periódicamente también hasta allí. Según los relatos, con total regularidad se lo podía ver llegar a caballo por los caminos embarrados, temprano en la madrugada para dar sus misas, a despecho de los intensos fríos de la región. Su físico no resistió tantas exigencias y murió tuberculoso a los cuarenta y siete años de edad. La colonia de Hinojo lo venera actualmente como a uno de los suyos y conserva sus restos en la nave central de la iglesia, con una dedicatoria especial" (1).

Los claretianos "llegaron a la Argentina en 1901. Los primeros misioneros eran sacerdotes españoles que se ubicaron en la periferia de las grandes ciudades. En 1956, el presbítero Alfonso Milagro fundó la Editorial Claretiana, que desarrolla hasta la actualidad una intensa labor en el mundo del libro religioso. Hay comunidades claretianas en Buenos Aires, Florencio Varela, Mendoza, Rosario, Córdoba, Chascomús, Bahía Blanca, el Noroeste y la Patagonia" (2).

El sacerdote jesuita y escritor Ismael Quiles nació en Valencia en 1906 y falleció en Buenos Aires en 1993. "Se doctoró en filosofía en 1930 en el Colegio Máximo de San Ignacio, en Barcelona (España). Enfermo de tuberculosis, sus superiores lo enviaron en 1932 a la Argentina en búsqueda de un mejor clima. En 1936 se licenció en Teología en la Facultad de San Miguel de Tucumán, donde dictó la cátedra de Filosofía. Se desempeñó como director del seminario de Historia de la Filosofía y fue profesor, decano y vicerrector de la Facultad de Filosofía de la Universidad del Salvador. Se especializó en el estudio de la filosofía oriental y su vinculación con el cristianismo. Fundó y fue el director de la Escuela de Estudios Orientales de la Universidad del Salvador desde 1967 y director del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Comparadas Oriente y Occidente (ILICOO) desde 1973. Ejerció el periodismo y dictó numerosos cursos en el país y el extranjero" (3).

El presbítero J.I. Ferro Terrén pronunció la "Homilía en el aniversario del nacimiento del Reverendo Padre Ismael Quiles Sacerdote Jesuita", en la que dijo: "En un nuevo aniversario del nacimiento del querido Padre Quiles, nos reunimos hoy junto al altar del Señor para recordarlo con cariño. En este día cumpliría 95 años, ya que su nacimiento a la vida del cielo, su dies natalis, fue el 8 de febrero de 1993. Recordamos al sacerdote, nacido en Valencia, que vino de España a estas tierras como Santa Isabel de Portugal que, nacida en Aragón, vivió con su marido el rey de Portugal. Realizó un admirable apostolado en el ámbito universitario, con unción académica ad maiorem Dei gloriam como deseaba el insigne San Ignacio de Loyola. (...) Como sacerdote cultivó la amistad y el discernimiento espiritual, ya que fueron muchas la personas que concurrían a pedirle consejo, a lo cual respondía con sabiduría y paz. La Universidad del Salvador, de la cual fue cofundador y Rector Emérito, tiene por Patrono al Sagrado Corazón de Jesús, una de cuyas jaculatorias más célebres "Jesús manso y humilde de Corazón, haced mi corazón semejante al tuyo", sintetiza el testimonio que supo darnos a lo largo de su vida" (4).

En la "Historia y vida de Fray Salvador Solá (Pedro Solá Vilalta)", leemos:
"Tejía y destejía los blancos cordones franciscanos, de suave algodón, enhebraba las cuidadas semillas de "lágrimas de la Virgen", siempre con una anécdota a mano, buen humor y una gran paciencia, con una cualidad más aún: siempre feliz, contento con "practicar la obediencia, tal como aquél día que eligió su vocación".

"No le gustaba que le hicieran reconocer: es el hacedor o constructor del templo franciscano levantado sobre los escombros del derrumbe de 1951; y hasta no hace mucho tiempo tuvo la alegría de poder contarlo".

"Fray Salvador Solá nació en Ripoll, España, el 4 de enero de 1911; su verdadero nombre es Pedro Solá Vilalta, pero al ingresar a la orden de San Francisco cambió su nombre por el que se lo conoció".
"Realizó sus votos religiosos el 16 de febrero de 1928; doce años después, partía para América y recaló el 15 de marzo de 1936 en Río Cuarto; en un par de años, residió en Gral Levalle, luego en Ingeniero Luiggi, en La Pampa, en 1945 vuelve a Río Cuarto "porque necesitaban un organista" y lo hace con verdadera alegría, pero tres años después, sus superiores lo destinan a fundar la parroquia y la casa de El Palomar, en Bs As; cuando se derrumbó la Iglesia, le llamó el P. custodio para que ayudara en la construcción; llegó en esos mismos dias y desde entonces, salvo algunos viajes para visitar a su familia en España, ha permanecido en esta bien merecida y llamada "la Iglesia que construyó Fray Solá".

"No tenía ni un centavo, ni por dónde empezar; la primera decisión fue levantarla aquí mismo, sobre las ruinas". No conoció el cansancio ni el desaliento, tampoco hubo quien pudiera negarse, frente a tanto entusiasmo, a colaborar de alguna manera".

"Atendía la portería del convento, en sus ratos libres, se dedicaba a la confección de rosarios. "Los hago para mantenerme todo el día ocupado, no puedo estar sin hacer nada", había dicho el religioso en un diálogo con un periodista".

"Compartió con Fray Manuel Nierga, el humilde servidor que aquella mañana vio desplomarse el templo, el dedicarse a la casa de Dios, para juntar monedita tras monedita, la humildad y el amor hechos hoy cimientos".

"Fray Salvador Solá " Ciudadano Ilustre " de Río Cuarto, y una de las figuras más preclaras del franciscanismo en el último medio siglo, ha ingresado con la fuerza de sus obras, en el capítulo de la historia Regional que cierra con el propio siglo que le tocó vivir, una de las páginas más edificantes por el propio testimonio de vida que desde la sencillez, la humildad, la alegría en el servicio, la fe que le hizo mover y de su entrega".

"Si bien Fray Solá será siempre recordado por esta obra magnífica del templo, es cierto que mostró una personalidad que le hizo ganar la admiración de cuantos le trataron y conocieron. Dotes espirituales que le consagraron como legítimo " Ciudadano Ilustre ", reconocimiento que le fuera otorgado por el Honorable Concejo Deliberante el 27 de setiembre de 1995, por Ordenanza 816 / 94 ; también " por su ejemplo de honradez y sacrificio " fue distinguido el 22 de octubre de 1997 con el premio a la Excelencia, por el Instituto Argentino de la Excelencia".

"Junto a estos públicos reconocimientos, está el de la gente. Que le recuerda enhebrando sus rosarios con cuentas de las propias plantas que él mismo cultivaba, su espíritu alegre y servicial, su fidelidad a la iglesia y al espíritu franciscano de pobreza y humildad, al entero servicio de los demás" (5).

"La congregación de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor nació en el siglo pasado. Fue fundada por el Padre José María Serra, junto con Antonia María de Oviedo y Schönthal en 1864 en el barrio Ciempozuelos de Madrid, donde se abrió lo que se llama: "La primera casa acogida" (6). Llegó a la Argentina en 1934.

En "Los Fernández invaden Argentina", José Luis Entrala Fernández menciona a dos de sus antepasadas que fueron religiosas: Francisca Hidalgo Cisneros nació "en Gilena (Sevilla) en 1846. Francisca estaba en un convento francés cuando su hermana le dijo que se iban a tierras americanas. La monja no lo dudó ni un momento, dejó los hábitos y se embarcó también hacia el remoto San Carlos Centro. Vivió desde entonces con Gracia y Antonio hasta su muerte, acaecida el 29 de noviembre de 1923, cuando contaba 77 años de edad. Familiarmente fue conocida por tía Paca, muy querida por sus sobrinos y compañera entrañable de su hermana Gracia. (...) Rosario Fernández Hidalgo (...), nacida en 1866, tenía 22 años al emigrar. Estuvo en el colegio de las Esclavas de Santa Fe y profesó como monja de dicha Orden con el nombre de Sor Agustina lo que a veces ha llevado a una confusión sobre su nombre real. Era guapa, de expresión simpática (...). Pero la tuberculosis cambió esta saludable imagen y Sor Agustina fue trasladada a otro convento en la provincia de La Rioja argentina donde el clima era mejor para su deteriorada salud. Y parece ser que allí murió en fecha desconocida".

Notas
1Weyne, Olga: El último puerto. Del Rhin al Volga y del Volga al Plata. Buenos Aires, Editorial Tesis / Instituto Torcuato Di Tella, 1986.
2Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.
3ibídem

4 Ferro Terrén, José Ignacio Presbítero: "Homilía en el aniversario del nacimiento del R.P Ismael Quiles", en Noticias de la USAL, http://www.salvador.edu.ar/.

5"Historia y vida de Fray Salvador Solá (Pedro Solá Vilalta)". Idea y realización: Directora Archivo, Lic. Arch. Inés I. Farías. Fray Daniel Sánchez Grgona, sobre documentos y fotografías del archivo Convento San Francisco Solano Río Cuarto. Fuentes: Bodas de Plata de la congregación de la Iglesia San Francisco Solano 1969 - 1994 ( publicación Gentileza: Fray J Rafael Colomer Barber, Archivo Histórico "Fray José Luis Padrós" (Convento San Francisco Solano) Fotos exterior nueva Iglesia: Gentileza Fotógrafa Sra. Teresa Scherrer. Trabajo Recopilación de datos y fotos: Eduardo. M. Tyrrell.
6S/F: "Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor", en http://www.schonthal.esc.edu.ar/oblatas/hnasoblatas.htm.

Franceses"El 19 de marzo de 1858. Un sacerdote, Diego Barbé, un seminarista, Juan Magendie y un hermano, Joannés Arostegui, religiosos de una joven congregación francesa fundada por San Miguel Garicoïts, abren en el barrio de Balvanera el histórico Colegio San José. Los porteños los llamarán: Padres Bayoneses".

"La ciudad es capital del Estado de Buenos Aires, separado de la Confederación Argentina. Es solamente una aldea alumbrada a kerosén, sin servicios sanitarios y con escasez de centros educativos".
"El Colegio San José aplica ya la tradición francesa de formación integral con catequesis y culto, estudio intensivo y deportes. El General Mitre visita repetidas veces el colegio para conversar con el P. Barbé y en 1863, sobre la experiencia acumulada por el Colegio San José, creará los primeros colegios nacionales del país".

"En 1880 el Colegio San José fue el primer instituto privado incorporado a la enseñanza oficial. A lo largo de los años el Colegio ha ido adaptando a la realidad cambiante del país y del mundo las instalaciones, los métodos y los planes de estudio, en un proceso de actualización permanente".

"Muchos exalumnos se han destacado en los distintos campos del quehacer nacional. Entre ellos: los políticos Hipólito Yrigoyen, Benito Villanueva, y Ricardo Balbín. Los prelados Juan Nepomuceno Terrero y Santiago Luis Copello, primer cardenal argentino y latinoamericano. Los generales Mosconi y Riccieri. El perito Francisco P. Moreno. El jurista internacional Luis María Drago. Los historiadores Ernesto Quesada, Diego Luis Molinari, José María Rosa y Félix Luna. El novelista Ricardo Payró. Los destacados Pedro Luro, Patricio Peralta Ramos, Pedro Lagleize, el artista plástico Angel Della Valle" (1).

"La vida y obra del padre Salvaire es desde hace tiempo motivo de estudio de monseñor Dr. Juan Guillermo Durán. Apasionado y comprometido con el tema, ha emprendido una cuidadosa investigación recurriendo a archivos de distinta naturaleza para dar cuerpo a dos de los tres volúmenes dedicados a su figura". El obispo se refirió en una entrevista a la personalidad que nos ocupa: "Salvaire llega en octubre en 1870, año de la fiebre amarilla. Viene destinado por la congregación de los padres lazaristas como docente al colegio San Luis Rey de Francia, en Buenos Aires, ubicado entonces en lo que es hoy Paraguay y Libertad, al lado de la Iglesia de las Victorias. Cuenta con 24 años y recién ordenado ha venido de Francia para comenzar sus tareas en el colegio como docente. En 1872, dos años después de llegar, cuando el arzobispo de Buenos Aires, monseñor León Federico Aneiros, le encarga a los padres lazaristas la atención del Santuario, el padre Salvaire pasa a Luján hacia fines de ese año. El primer párroco de los padres lazaristas es el padre Eusebio Fréret; entonces Salvaire ayuda a Fréret en la parroquia y comienza a desarrollar su actividad en Luján, en el Santuario, con la atención pastoral; repara también en la necesidad de restauración del antiguo templo de Lezica y Torrezuri, sobre todo la cúpula, y comienza a trabajar con el tema del hospital, la posibilidad de un colegio y demás. Un año y medio más o menos el padre está trabajando en Luján, hasta que en diciembre de 1873 recibe una carta del provincial de los padres lazaristas donde se le comunica que la congregación lo destina al trabajo misionero con los indios en Azul".

"Se forma un primer equipo compuesto por el padre Juan Fernando Meister y Salvaire, dos lazaristas que en enero de 1874 se instalan en Azul para intentar evangelizar la tribu de Cipriano Catriel, acantonada desde hace muchos años entre Azul y Olavarría, en torno al Cerro Negro, en un campo de aproximadamente 60 mil hectáreas que había donado a la tribu Juan Manuel de Rosas".
"Un grupo de indios vivía ya en Azul, más inculturados, que eran indios de Catriel y de dos caciques menores que son Cachul y Mayca, formando una especie de barrio indígena del otro lado del arroyo Azul, camino a Tapalqué, en lo que se llamó y hasta hoy conserva el nombre de Villa Fidelidad, que es un repartimiento de pequeñas chacras que hizo el general Escalada".

"Entonces, los padres tienen en Azul a un grupito de indios que viven en Villa Fidelidad -incluso Catriel tiene casa en Azul-; así que cerquita de Villa Fidelidad instalan su escuelita para niños indígenas y la capilla. El padre Salvaire cada 15 días o a veces todas las semanas, visita los ranchos, los toldos del Cerro Negro".
"Para comprender un poquito estos libros que yo he dedicado al padre Salvaire, es necesario tener en cuenta esto. El primer libro de la trilogía que voy a dedicar al padre, rescatando momentos fundamentales de su vida hasta su muerte, se editó en 1998 y lleva por titulo El padre Jorge María Salvaire y la familia Lazos de Villa Nueva. Un episodio de cautivos en Leubucó y Salinas Grandes. Transcurre entre 1866, que es cuando el malón toma cautivos a doña Jacinta Rosales de Lazos y a sus cinco hijos en Villa Nueva, Córdoba, cerquita de Villa María, y son llevados a Leubucó por los ranqueles, hasta l875 cuando el padre Salvaire visita las tolderías de Namuncurá. El primer tomo es la relación entre Salvaire y esta familia, porque Jacinta Rosales es liberada con un hijo que tiene en las tolderías en 1874 por el padre Donati; ella vuelve a su pueblo, Villa Nueva y ahí comienza las gestiones para rescatar a sus cuatro hijos, dos mujeres y dos varones. Precisamente, doña Jacinta Rosales, sus hijos y el padre Salvaire son recordados en un placa colocada en la Basílica, con motivo del centenario del padre Salvaire".

"Doña Jacinta, ayudada por vecinos de Villa Nueva viaja a Buenos Aires en busca de fondos para poder rescatar a sus hijos, y a través de una persona amiga de monseñor Aneiros, el vicentino José María Lozano, logra ponerse en comunicación con el padre Salvaire en Azul. Y entonces Aneiros le pide a Salvaire si alguno de los dos misioneros podría hacer el viaje a Salinas Grandes. Con él se podrían cumplir tres objetivos: rescatar los hijos de esta mujer y otros cautivos, en la medida que hubiese fondos: los indios no pedían dinero, sino trueque, objetos, por el valor equivalente a determinada cantidad de dinero, como platería, talabartería, yeguas, vacas, etc. Ese sería el primer objetivo por el cual se invita a los misioneros a ver si se animan a viajar a las tolderías de Namuncurá en Chilhué, ubicadas a 750 kilómetros de Azul, entre lo que es hoy la ciudad de Macachín y General Acha. Segundo, para que el misionero hablara con Namuncurá y lo aconsejara que firmara cuanto antes un tratado de paz, porque si no la solución armada -que es la que finalmente se llevó a cabo-, se iba a precipitar; y tercero, para que Namuncurá, como un modo de salvar un poco a la tribu, aceptara la presencia de un misionero en señal de protección".

"Cuando llega la carta del arzobispo Aneiros, entre los dos misioneros deciden que irá Salvaire, que era más joven y hablaba mejor el castellano que el padre Meister, que era alemán y apenas lo hablaba. Además, Salvaire tenía interés y ya había aprendido a expresarse en araucano, así que es él quien realiza el viaje".

"El primer tomo sería la radicación de los misioneros en Azul, el comienzo del trabajo con la tribu de Catriel y el viaje de octubre de 1875 a Salinas Grandes. El valor del libro reside además, en que por primera vez se publica su diario y apuntes sobre el viaje de Azul a Salinas Grandes. El libro está trabajado a partir del archivo del padre Salvaire".

"El segundo tomo se inicia con el regreso del padre a Azul en noviembre, después de un viaje de aproximadamente 23 días, cuando logra traer a tres de los hijos -uno había escapado a Bahía Blanca y después se reencuentra en Villa Nueva con su madre- y otros seis cautivos más. Allí permanece trabajando con los indios de Catriel a la espera de que Namuncurá diga sí a la invitación del misionero, porque le dijo que lo iba a pensar. El segundo tomo se llama En los Toldos de Catriel y Railef. La obra misionera del Padre Jorge María Salvaire en Azul y Bragado, y es el estudio detallado de los dos años de misión del padre Salvaire y Meister en Azul y un viaje que hizo Salvaire para misionar en los meses de julio, agosto y parte de septiembre en Bragado, en la tribu, también acantonada, del cacique José María Railef".

"Ellos, tristemente, tuvieron que dejar la misión de Azul en febrero l876 por haberse quedado sin indios: en la Navidad de diciembre de 1875, Azul es asolado por un malón que llega hasta Benito Juárez, Tapalqué, que se llama el Malón Grande por su magnitud. Los indios permanecen 12 o 13 días en la zona del Azul saqueando estancias, quemando y tomando cautivos, y Namuncurá logra que Juan José Catriel, que es el cacique porque a Cipriano lo asesinaron en noviembre del `74, se subleve contra el gobierno -en ese momento era presidente Avellaneda y ministro de Defensa Adolfo Alsina-, deje Azul con toda la tribu y se vaya al monte pampeano. Entonces los misioneros, de pronto se encuentran sin indios ya que Juan José Catriel no quiso tampoco que los misioneros siguieran a la tribu. Es así como los padres Meister y Salvaire en febrero dejan Azul. Salvaire pasa a Luján otra vez en 1876, y trae el propósito de cumplir el voto que le había hecho a la Virgen cuando su vida corrió peligro en las tolderías, en su viaje de octubre, noviembre de 1875. Ante un serio peligro de muerte, prometió que si la Virgen intercedía por su vida escribiría la historia, contribuiría a la difusión del culto e intentaría construir un nuevo santuario que reemplazaría al de Lezica y Torrezuri. Ahí comienza el tercer tomo que estoy tratando de construir y que llevaría el titulo El Padre Jorge Maria Salvaire en Luján. Cura y capellán del Santuario. Ahí reconstruiremos el momento en que escribe la historia de la Virgen de Luján que publica en 1884 en dos tomos, las gestiones del padre para comenzar la construcción del nuevo santuario, su viaje a Europa para lograr la coronación pontificia de la Imagen, la colocación de la piedra fundamental del Santuario, cuando es nombrado párroco hasta su fallecimiento, el 4 de febrero de 1899. Serían tres libros que abarcarían la vida de Salvaire en la Argentina, desde su llegada, como docente, misionero y luego cura y capellán de Luján".

"Yo me propongo estudiar de manera científica su vida porque creo que se dan las características fundamentales en su personalidad sacerdotal como para introducir su causa de beatificación. Eso es lo que quiero demostrar, sobre todo en el tercer tomo; después habría que ver quién asumiría el proceso de iniciar la causa. Yo creo que sí. El padre tiene suficientes virtudes como para ser considerado santo. Pero todo tiene un proceso; primero es necesario que alguien asuma el estudio científico y serio de su vida. El perfil de su vida sacerdotal y sus virtudes hacen pensar de que vivió de tal manera la hondura del Evangelio, su compromiso, su gran amor a la Virgen. Eso posibilitaría intentar introducir el proceso de beatificación, que tiene diversas instancias: primero sería aquí en la Argentina y después una segunda instancia en Roma. Como ejemplo, le comento que una de las causas por las que está demorado el proceso de beatificación del cura Brochero es porque no había escrito una buena base histórica, hubo que rehacer todo. Para evitar eso, he tratado de presentar a quienes tienen que estudiar luego el caso, una panorámica de la vida de él, demostrando que existen posibilidades" (2).

Juan Bréthes nació en 1871; falleció en Buenos Aires en 1928. "Llegó al país a los diecinueve años, dedicándose a la entomología. Fue miembro de las Escuelas Cristianas del Colegio La Salle y corresponsal de Fabre en la Argentina, manteniendo contactos con otros científicos de renombre, como Lynch Arribálzaga, quien lo convenció para abandonar los hábitos a fin de dedicarse por entero a los insectos. Fue encargado de la sección entomológica del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, profesor de Zoología Aplicada en La Plata y, además, dictó cátedra en el Colegio del Salvador. Sus actividades no le impidieron escribir unos doscientos trabajos, algunos de divulgación" (3).

Escribe María Rosa Lojo: "Veo a mi abuela materna pasar una a una las cuentas del rosario, mientras augura la condenación eterna de papá, ese ateo que osa desafiar la Voluntad Divina, sin cuya anuencia no se movería ni la hoja de un árbol. El ateo pierde una batalla cuando mamá logra enviarme al Sagrado Corazón (el Sacre Coeur de Magdalena Barat, las monjas con las que ella había estudiado)" (4).

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