miércoles, 21 de abril de 2010

Distinción “Orden al Mérito Newberiano” al Presidente del Instituto Aeronaval, S.E Contralmirante (R) VGM Don Carlos Ernesto Cal S.O.C.M.H.S.I.L.

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En un singular acto llevado a cabo el 26 de mayo de 2009, en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional, el Instituto Nacional Newberiano a través de su Presidente, Prof. Lic. Salvador Roberto Martínez, entregó las distinciones “Orden Al Mérito Newberiano” al actual titular del Instituto Aeronaval, Contraalmirante (RE) VGM Carlos Ernesto Cal y al Sr. Capitán de Navío (RE) VGM Juan José Membrana.
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El acto fue presidido por Presidente del Instituto Nacional Newberiano, acompañado de autoridades de la Secretaría de Cultura de la Nación, la Fuerza Aérea Argentina y la Biblioteca Nacional.
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Iniciado el evento con un encendido discurso del Prof. Lic. Salvador Martínez y ante la presencia de invitados especiales, luego de la entrega de las distinciones, el Presidente del Instituto Aeronaval pronunció palabras alusivas celebrando el importante marco de cooperación entre ambas Instituciones.
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Palabras del Contraalmirante Cal agradeciendo la distinción:
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Otorgamiento de la Orden al Mérito Newberiano
26 de mayo de 2009
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Señor Presidente del Instituto Nacional Newberiano, profesor Salvador Martínez, autoridades nacionales, autoridades militares, de las fuerzas de seguridad y policiales, miembros del Instituto Nacional Newberiano, señoras y señores.
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Tengo grato placer de agradecer, en nombre de quienes hoy hemos recibido esta distinción de la Orden al Mérito Newberiano, el alto honor que con este otorgamiento se nos confiere.
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Es, sin duda, un acto cargado de simbolismo para el universo de la aviación argentina. Una verdadera interpretación del espíritu que siempre guiara a nuestro Numen Tutelar, Precursor Benemérito y uno de los Fundadores de la Aviación Argentina, el Ingeniero y Aviador Jorge Alejandro Newbery.
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Nos honra esta incorporación al ámbito del Instituto Nacional Newberiano de todas las ramas con las que se edificó el árbol de la aeronáutica argentina. Árbol cuya semilla plantaron los hombres de principios del siglo XX, de la talla de Aarón de Anchorena, el barón Julio de Marchi, Eduardo Newbery y el mismo Jorge Alejandro Newbery, para nombrar sólo a unos pocos de los más notables.
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Este ingeniero electricista, hijo de un inmigrante norteamericano, funcionario público de esta ciudad que nos cobija, adelantado de las ciencias y los deportes, entusiasta incansable, promotor de las más diversas actividades, hombre práctico y progresista, plantó en efecto las semillas de lo más tarde sería la aeronáutica argentina.
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No era un prócer de bronce, triunfador de cien batallas. Era un hombre común, como cualquiera de nosotros, aunque lleno de vitalidad, cuyo entusiasmo y dedicación lo llevaron a promover esa actividad soñada por las mitologías de todos los tiempos: que el hombre pudiera volar.
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A través del Aeroclub Argentino de reciente creación, promovió la enseñanza del vuelo y entre las filas de quienes se atrevieron desafiar a la ley de la gravedad se encontraron tanto civiles como militares de todas las armas de ese entonces. Para Newbery el avión tenía destinado un sitial de preferencia en todas esas actividades. Hasta se adelantó a los grandes pensadores de la estrategia moderna al delinear la influencia que tendría este nuevo invento en el devenir de futuras contiendas.
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Tanto lo cautivó esta novedad tecnológica de su época, que no dudó en lograr las hazañas más resonantes, aún a costa de su integridad física. Ejemplo que creció como una planta sana y robusta cuando nuestros aviadores militares se llenaron de gloria en los cielos de las Malvinas en 1982. No sentía el temor de los pusilánimes y dio tantas muestras públicas de arrojo, que se convirtió en un ídolo popular. Seguramente el primero de nuestra patria.
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Cuando sus restos fueron velados, después de aquel trágico 1º de mayo de 1914 en el que perdiera su vida en los Tamarindos, Mendoza, las multitudes lo despidieron con tristeza.

En efecto, por su muerte se suspendían los bailes de carnaval de Mendoza. Una muchedumbre de 10.000 personas acudió a despedir en la estación de ferrocarril de esa ciudad los restos de su ídolo. Gentes sencillas de las poblaciones que atravesaba el tren en su recorrido acudían a ver pasar a su ícono fallecido.
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Las exequias en Buenos Aires superaron a todo lo conocido. La multitud ansiosa de ver al aviador caído rompía las barreras de seguridad de la policía y el ejército que custodiaban su lugar de velatorio. Inmigrantes, obreros, hombres y mujeres vestidos pobremente, transformaban aquello en el primer entierro masivo que había visto la Argentina. Más de 50.000 personas, según las crónicas de la época, y un desfile de aviones desarmados, como de luto por la muerte de su héroe, acompañaron el féretro de ébano envuelto en la bandera argentina hacia el cementerio de la Recoleta para su reposo final.
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Nos toca hoy honrara su memoria y perpetuarla para las futuras generaciones. Todos, la aviación civil, la comercial, la de las fuerzas de seguridad y policiales, la aviación militar y la deportiva debemos insistir en la preservación de la historia viva de la aviación a través de escritos, de publicaciones, de material multimedia y de actos para revivirla.
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Los museos aeronáuticos dispersos a lo largo y ancho del país donde se restauran y conservan esas máquinas que dieron vida concreta a la aeronáutica nacional necesitan del apoyo de particulares, empresas, instituciones y gobierno, para que mancomunados podamos mostrar orgullosos la contribución que la aviación ha hecho a la vida de los argentinos en los festejos la próxima celebración del bicentenario de nuestra querida patria.
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Hago votos para que a través del recuerdo de las proezas, de los actos heroicos de guerra y sobre todo de la rutina diaria de quienes hacen de la aviación un modo de vida, en todas las ramas de la actividad, podamos honrar la memoria del Ingeniero Jorge Alejandro Newbery y cantar orgullosos resultado de los beneficios de paz y prosperidad que su legado nos ha dejado.
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Señor presidente del Instituto Nacional Newberiano, señores miembros de sus órganos directivos, muchas gracias por habernos considerado dignos de recibir esta distinción.
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26/05/09
INSTITUTO AERONAVAL

http://www.ordendeloyola.org/
ordendeloyola@gmail.com
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