domingo, 13 de marzo de 2022

Soberana Compañía de LOYOLA. La organización judicial en el Imperio de los Incas y en la colonia Horacio H. Urteaga (1938).

 

Soberana Compañia de Loyola


BENDICIÓN DEL XXX SUPERIOR GENERAL DE LA 
CURIA GENERALIZIA DELLA  COMPAGNIA DI GEZÚ

En la actualidad el clamor popular exige penas drásticas frente a delitos como la violación, robo, corrupción, asesinato (niños y mujeres), traición a la patria, acoso, sicariato, informalidad, entre otros delitos execrables.

Muchas de estas penas drásticas existieron durante el virreinato y fueron modificándose con el cambio de reyes y virreyes. Dichas penalidades fueron suprimidas en los siglos XIX y XX para los delitos civiles, debido al cambio de sistema de gobierno y a la hegemonía de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y otras convenciones.

Judicial:

Las penas durante el periodo virreinal podían ser corporales, infamatorias y pecuniarias. Las corporales eran; Muerte (decapitamiento, horca y fusilamiento), azotes, quema, mutilación de miembros, tortura, reclusión, prisión, destierro, trabajos forzados y trabajos en obras públicas.

Por ejemplo durante el gobierno de Armendáriz se condenó a muerte el contrabando y durante el gobierno de Navarra Rocafull se aplicó la pena de muerte para la piratería y espionaje. Durante el gobierno de Fernández de Castro se condenó drásticamente la corrupción y durante la gestión de Diego de Benavides se condenó la informalidad.

Las peores penas se aplicaban por el delito de Lesa Majestad, aquella donde el individuo cometía una ofensa grave contra la autoridad del rey y el mantenimiento del orden público.

Extrajudicial:

Las penas extrajudiciales hacen referencia a los llamados “castigos populares”, aplicados por la muchedumbre bajo su respectivo criterio, sin haberse llevado a cabo un proceso en un tribunal gubernamental. Estos “castigos populares” eran sin lugar a duda los más brutales de todo el periodo virreinal, pues se torturaba al condenado por varios días (latigazos, cercenamiento, quemadura, etc), se le dejaba desnudo al aire libre y el ultimo día era quemado vivo, apedreado, aporreado, tirado a un precipicio, se le abría el peño o el vientre, era ahogado o descuartizado vivo. En algunas ocasiones era arrojado a los perros o cerdos, para ser devorado.

La mayoría de personas que padecían los “castigos populares” eran los alcaldes de indios, los caciques, gobernadores, sacerdotes y los corregidores, quienes eran castigados por cometer constantes abusos contra la población y que en un momento eran ya intolerables.

Referencia:
.- La organización judicial en el imperio de los incas y en la colonia Horacio H. Urteaga (1938).

A.M.D.G

 GENERAL SOBERNA COMPAÑÍA DE LOYOLA
FUNDADOR DE LA ORDEN DE CABALLERÍA


San Ignacio de Loyola fue en un principio un valiente militar, pero terminó convirtiéndose en un religioso español e importante líder, dedicándose siempre a servir a Dios y ayudar al prójimo más necesitado, fundando la Compañía de Jesús y siendo reconocido por basar cada momento de su vida en la fe cristiana. Al igual que San Ignacio, que  el Capitán General del Reino de Chile Don Martín Oñez de Loyola, del Hermano Don Martín Ignacio de Loyola Obispo del Río de la Plata, y de del Monseñor Dr Benito Lascano y Castillo, Don Carlos Gustavo  Lavado Ruiz y Roqué Lascano Militar Argentino, desciende de Don Lope García de Lazcano, y de Doña Sancha Yañez de Loyola.


Soberana Compañia de Loyola
Cuerpo Socorro Argentino
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ordendeloyola@gmail.com

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