Federal en el habla del pueblo,
equivalía a argentino. El grito ¡Viva la Santa Federación! significaba vivar a
la Confederación Argentina. La patria era la tierra, los hombres que en ella
habitaban, su pasado y su futuro: un sentimiento que no se razonaba, pero por
el cual se vivía y se moría. Defender la patria de las apetencias extranjeras
era defenderse a sí mismo y a los suyos: conseguir y mantener un bienestar del
que están despojados los pueblos sometidos.
Comprender es amar; incomprender es
odiar. Unitarios y federales separados tan profundamente formaron dos
Argentinas opuestas y enemigas. De allí el drama argentino. Una minoría por el
número, pero capacitada por su posición económica y social – una oligarquía en
términos políticos – formó el partido unitario. La mayoría popular, el federal.
No hubo, en este último, "clase dirigente" que pudiera tomar los
destinos de la patria. Faltaba el ingrediente primario; el patriotismo, para
construir la Gran Nación por los unitarios. Faltaba la capacidad técnica para
formar un elenco, a los federales.
Ilustración de Marenco
Primer Oficial de Comunicaciones de la
Gendarmería Nacional Argentina
Diplomado en Defensa Nacional