Supo afirmar el Dr. Mariano Moreno (1778/1811) respecto a la revolución de mayo:
¡VIVA LA PATRIA!.
En azul y blanco, HUGO CESAR RENÉS.
“...El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal”.
“...Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que sabe, nuestras ilusiones sucederán a las antiguas, después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte, mudar de tiranos, sin destruir la tiranía”.
“...Nuestra tierra no debería alimentar hombres que intentaron inundarla con nuestra sangre”.
Mis queridos amigos, próximos a conmemorar nuestra tradicional fiesta patria me pregunto y les pregunto: ¿qué nos pasa, que de los rituales de nuestras fiestas cívicas como de nuestras solapas y hogares, van desapareciendo los ornamentos de nuestros símbolos patrios?.
¡Reinstalemos el sentimiento de nacionalidad, el amor al país, a su cultura, a sus tradiciones y el respeto intuitivo a nuestras instituciones!.
Sintámonos orgullosos una vez más de tener un territorio amplísimo, que muchos nos envidian, en el cual están presentes todos los climas del mundo, como si la Providencia hubiera querido hacer de él un refugio para los hombres de todas las latitudes, bañado por ríos caudalosos, cuyas olas parecen ir cantando en las lejanías incultivadas el himno del progreso y el trabajo. Con pedazos riquísimos de suelo que solo espera que se los siembre o se le ponga ganado, para devolver con creces el sudor de nuestras frentes; un cielo de gala, que pone la nota triunfal con su azul turquesa sobre la exuberancia de nuestra tierra, de cuyo seno brota sin mezquindades el oro de la espiga; montañas desde cuyas cumbres, el sol parece vecino...
Describo y hablo de nuestra patria, sin ningún condicionamiento ideológico o connotación política, que como un hogar inmenso brindó y brinda su regazo a todos los hombres del mundo que quieran confiarle el tesoro de sus esperanzas y sus energías... Les estoy hablando de nuestras ricas tradiciones..., les hablo de nuestra hermosa bandera azul celeste y blanca, protagonista de tantos episodios gloriosos de nuestra gesta emancipadora...
Por todo ello les pido que el próximo 25 de mayo cobijemos bajo los pliegues de nuestra hermosa enseña patria a nuestros hogares, e invitemos a nuestros vecinos a que nos imiten. Pidámosle a nuestra majestuosa bandera que calme las pasiones rencorosas, que haga brotar bajo su sombra la virtud del patriotismo y nos conduzca por la paz, por el honor y por la libertad laboriosa.
Espero y deseo que este 25 de mayo puedan tener un muy feliz día de la patria.
¡VIVA LA PATRIA!.
En azul y blanco, HUGO CESAR RENÉS.
GENERAL SOBERANA COMPAÑÍA DE LOYOLA
FUNDADOR DE LA ORDEN DE CABALLERÍA
San Ignacio Lazcano de Loyola fue en un principio un valiente militar, pero terminó convirtiéndose en un religioso español e importante líder, dedicándose siempre a servir a Dios y ayudar al prójimo más necesitado, fundando la Compañía de Jesús y siendo reconocido por basar cada momento de su vida en la fe cristiana. Al igual que San Ignacio, que el Capitán General del Reino de Chile Don Martín Oñez de Loyola, del Hermano Don Martín Ignacio de Loyola Obispo del Río de la Plata, y de del Monseñor Dr Benito Lascano y Castillo, Don Carlos Gustavo Lavado Ruiz y Roqué Lascano Militar Argentino, desciende de Don Lope García de Lazcano, y de Doña Sancha Yañez de Loyola.
San Ignacio Lazcano de Loyola fue en un principio un valiente militar, pero terminó convirtiéndose en un religioso español e importante líder, dedicándose siempre a servir a Dios y ayudar al prójimo más necesitado, fundando la Compañía de Jesús y siendo reconocido por basar cada momento de su vida en la fe cristiana. Al igual que San Ignacio, que el Capitán General del Reino de Chile Don Martín Oñez de Loyola, del Hermano Don Martín Ignacio de Loyola Obispo del Río de la Plata, y de del Monseñor Dr Benito Lascano y Castillo, Don Carlos Gustavo Lavado Ruiz y Roqué Lascano Militar Argentino, desciende de Don Lope García de Lazcano, y de Doña Sancha Yañez de Loyola.
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