(Reuters)
"Las democracias tienen el derecho y la obligación de defenderse de todo aquello que intente socavarla", declaró el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
Y es cierto, lleva razón Erdogan.
Del mismo modo, es cierto que los gobiernos democráticos pueden y deben hacer frente a sus enemigos internos y externos, más cuando estos se valen de instrumentos como las Fuerzas Armadas en quien los ciudadanos confían para defender la integridad y la soberanía del país, no como herramienta cuyo fin sea derrocar a representantes electos democráticamente para suspender los derechos y las libertades fundamentales, aunque un gobierno se haya valido de la propia democracia para arribar al poder por medio del voto popular y luego se comporte alejado de las reglas democráticas.
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