El diálogo normal es una realidad cotidiana en toda sociedad civilizada y es la savia imprescindible que circula en una democracia sana, dando vida a todo el cuerpo. Lo que hace falta en Venezuela es el diálogo extraordinario, al que se acude en situaciones extremas de catástrofe y de enfrentamiento radical. Sólo se asume en serio cuando ambas partes llegan a la convicción de que no pueden aniquilar a la otra, ni continuar la guerra, o que el tiempo debilita la propia posición e imposibilita la solución.
El diálogo que ahora necesitamos los venezolanos es para salir de esta crisis terrible: parar la hemorragia mortal de la economía destruida, con miseria creciente, inseguridad, grave desabastecimiento y falta de medicinas; dramática caída de la economía con brutal descenso sostenido del PIB combinado con la inflación más grande del mundo y con un gobierno que viola sistemáticamente la Constitución hecha por los suyos.
En torno al diálogo en Venezuela hay cosas ciertas y fuertes interrogantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario