sábado, 3 de septiembre de 2016

LA GUERRA REVOLUCIONARIA -POR EL DR. CARLOS J. RODRÍGUEZ MANSILLA.

 

.La Guerra Revolucionaria
Por el Dr. Carlos J. Rodríguez Mansilla
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De Clausewitz a Mao Tse Tung

Desconocer que la Argentina padeció una Guerra Revolucionaria en los años ’70, es posible. Lo que no es posible es negar el hecho. Una cosa es la ignorancia y otra la mendacidad para sostener una falacia.

El fenómeno de la Guerra Revolucionaria no fue algo que ocurrió exclusivamente en nuestro país. Muy por el contrario, esa forma moderna de hacer la guerra fue cuidadosamente planificada, organizada y alentada a nivel mundial.

De allí que sea falso sostener que la caída de Perón, los bombardeos a Plaza de Mayo de 1955 o el fusilamiento del General Valle en 1956 fueron las causas que provocaron la Guerra Revolucionaria en Argentina. Ocurrió en Perú, Uruguay, Colombia, Nicaragua, y casi toda Latinoamérica, en Italia con las Brigadas Rojas, en España con la ETA, en Asia y en Africa.

En un libro ya clásico, titulado “De Clausewitz a Mao Tse Tung. La estrategia sin tiempo”, el General Alberto Marini, autoridad en la materia, desarrolla con precisión las características de esta nueva forma de hacer la guerra. Para ello, utiliza el método comparativo entre la guerra clásica, descripta por Clausewitz en la época napoleónica, y la Guerra Revolucionaria, desarrollada por Mao Tsé Tung como máximo exponente teórico.

En la Guerra Revolucionaria, no combate el soldado por su Patria, sino el comunista adoctrinado que lucha por la revolución mundial marxista, para la toma del poder. En la guerra clásica, se enfrentan tropas regulares de diferentes países entre sí. El enemigo es un extranjero, y los ejércitos en pugna se identifican por sus uniformes y sus banderas.

En cambio, en la Guerra Revolucionaria la lucha es en el interior de un país, y los combatientes marxistas visten y viven como cualquier connacional, mimetizados con la población. El enemigo son las FFAA y todo el que se oponga a sus designios.

Los parámetros de la guerra clásica son dejados de lado. En la Guerra Revolucionaria no hay frente, retaguardia y flanco. El guerrillero golpea y desaparece. “El guerrillero se reúne para combatir y se diluye para subsistir”, enseña Mao. Puede ser el compañero de oficina que coloca el explosivo, puede disfrazarse de operario, o de cura para realizar un atentado. Ataca en cualquier momento y en cualquier lugar. En una fábrica, en una escuela, en un cuartel, en un cine, en la vía pública. No hay grandes despliegues de tropas, sino pequeños grupos organizados en células, cuyos miembros no se conocen entre sí. La organización celular es la clave de la permanencia en el tiempo.

La estrategia sin tiempo

El método de la Guerra Revolucionaria consiste en sembrar el terror. El terrorismo es empleado sistemáticamente como arma estratégica. Su objetivo es desarmar psicológicamente al enemigo, anularle su voluntad de combate paulatinamente. Esta guerra de desgaste puede durar años, ya que no decide en una batalla el resultado final. De allí que se trate de una “estrategia sin tiempo”. Más tarde o más temprano, el combatiente marxista logrará la victoria, no importa el tiempo que eso lleve, afirma Mao proféticamente, agregando que la lucha de los comunistas chinos debe enmarcarse en la Guerra Revolucionaria mundial.

Partiendo de esas premisas, se reunió en La Habana en 1966 la Conferencia Tricontinental, planteando la necesidad de llevar a cabo la Guerra Revolucionaria en Asia, Africa y Latinoamérica, con representantes de organizaciones marxistas. La estrecha dependencia del régimen castrista con Moscú, indicaba a las claras que las directivas provenían del Politburó Central de la URSS.

En 1967, se constituye en La Habana la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad), con instrucciones para la conformación de organizaciones armadas subversivas marxistas en los países de América Latina, con base operativa en Cuba. La isla se convertía en un centro de instrucción y a la vez en un Comando Central de las acciones de la Guerra Revolucionaria. Ese año muere Ernesto “Che” Guevara en Bolivia, intentando sin éxito crear un foco subversivo en ese país para luego pasar a la Argentina.

En Abril de 1969, entra en operaciones en el país el grupo denominado “Fuerzas Armadas de Liberación” (FAL), atacando un regimiento de Campo de Mayo y robando armamento. En Mayo de ese año, grupos organizados producen saqueos e incendios, atacando a la Policía, en Córdoba, aprovechando una marcha de obreros de FIAT y Kaiser . Fue el “Cordobazo”. El 30 de Junio, un grupo subversivo asesina al líder sindical peronista Augusto Timoteo Vandor. Fue el primer crimen de la guerrilla en el país. El operativo estuvo a cargo de la primitiva estructura de Montoneros, que firma “Ejército Nacional Revolucionario”. Fue planificado por Rodolfo Walsh, y ejecutado por Carlos Caride, Raimundo Villaflor, Horacio Mendizábal, Dardo Cabo, actuando como grupo de apoyo Roberto Cirilo Perdía, Norberto Hebegger y Eduardo De Gregorio.

La guerra se intensifica

En Mayo de 1970, apareciendo públicamente con la denominación “Montoneros”, la organización armada secuestra y asesina al General Aramburu. En Agosto, Montoneros asesina al ex Secretario General de la CGT, José Alonso, figura del gremialismo peronista. Ese año Mario Roberto “Roby” Santucho obtiene la jefatura del “Ejército Revolucionario del Pueblo” (ERP). En el documento fundacional, se lee:

“Considerando que en el proceso de Guerra Revolucionaria iniciado en nuestro país, nuestro Partido (PRT) ha comenzado a combatir…con el objetivo de aniquilar las Fuerzas Armadas”.

Se producen los copamientos de Garín y La Calera. En 1971, Mario “Pepe” Firmenich asume como jefe de “Montoneros” y establece contactos con el ERP para coordinar acciones en la Guerra Revolucionaria.

En 1972 secuestran y asesinan al directivo de FIAT, Oberdan Salustro. Llevan a cabo el asesinato del General Juan C. Sánchez en Rosario y del Almirante Berisso. Ese año se computan más de 1.000 atentados. En 1973 es asesinado el Almirante Quijada.

Los terroristas apresados son juzgados por la Cámara Federal en lo Penal, contándose 600 subversivos detenidos al 25 de Mayo de 1973, fecha en que asume Cámpora y son liberados en masa y la Cámara disuelta. El juez Jorge Quiroga, que había juzgado a los terroristas, es asesinado por el ERP en 1974. A partir de allí ningún juez quiso intervenir en casos de subversión. Obviamente, no se trataba de delincuencia común, sino que estábamos ante una Guerra Revolucionaria, con sus propios métodos y códigos, ajenos al Estado de Derecho de Occidente y a la legislación para tiempos de paz.

El 20 de Junio de 1973, las organizaciones subversivas concurren a Ezeiza con armamento de guerra. Perón, que viene en vuelo, es advertido por el Vicepresidente, Vicente Solano Lima y desciende en la Base Militar Morón, salvando su vida. Dos días después del triunfo electoral de Perón, “Montoneros” asesina al líder de la CGT, José Rucci, mano derecha del Presidente electo. Recrudecen las acciones de la Guerra Revolucionaria, agregando un foco guerrillero en Tucumán. El gobierno constitucional crea una Zona de Operaciones en esa provincia y ordena a las Fuerzas Armadas aniquilar el accionar subversivo. Luego la Zona se extiende a todo el país. Fue la respuesta formal a la Guerra Revolucionaria, y a la vez, la declaración del estado de guerra, de una situación de guerra y el reconocimiento oficial a la misma.

Tras cometer más de 20.000 acciones subversivas a lo largo de una década, la guerrilla urbana y rural fue derrotada en la Guerra Revolucionaria que desató en la Argentina, en el marco de un contexto mundial. Las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales de nuestro país pueden decir con justeza que vencieron a la guerrilla marxista con mayor poder de fuego y nivel de cuadros de Latinoamérica. Una guerrilla capaz de llevar a cabo la Guerra Revolucionaria que predicaba Mao, hasta trasponer los límites del horror. Una Guerra Revolucionaria que algunos pretenden negar. Y que otros quieren, con consignas altisonantes y violentas, revivir en Latinoamérica.


CENTINELA DEL DESARROLLO NUCLEAR ARGENTINO

D CARLOS GUSTAVO LAVADO RUÍZ ROQUÉ LASCANO 
 SOBERNA COMPAÑÍA DE LOYOLA
FUNDADOR 1ER GENERAL


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