domingo, 3 de julio de 2022

Calamidades argentinas II + Héctor Aguer. De "Lic.Juan Francisco Ramos Mejía" . Difunde SOBERANA COMPAÑÍA DE LOYOLA. S.C.L.

 

 Calamidades argentinas II 

         El gobierno bicéfalo de Argentina Presidencia (la ex República Argentina)  se caracteriza por su increíble capacidad para decir y desdecirse al día siguiente, y aún en el mismo día. Su único programa consiste en endilgar todos los males al gobierno anterior, que fue malo, pero no tan malo como este, el acusador. Poco menos de la mitad de la población ha sido hundidaen la pobreza, y un porcentaje de ella en la miseria; ¿cómo es posible que muchos niños pasen hambre en una tierra que tiene una capacidad potencial para alimentar a varios cientos de millones de personas? La inflación crece con el desaforado gasto público en el que se incluyen los planes-limosna que reemplazan a la creación del trabajo genuino. La educación pública ha alcanzado un nivel histórico de ineficiencia en todos los niveles; la drogadicción se extiende democráticamente y hay zonas en la práctica liberadas para el narcotráfico. El progresismo oficial nos ha “regalado” el matrimonio homosexual y el aborto, proclamados como nuevos derechos; ya circula un proyecto de legalización de la eutanasia, que es lo que faltaba como atentado contra la vida humana. La casta política, que vive de la pobreza del pueblo, ya se afana, un año antes, para disputar el próximo turno;  se encuentra en campaña permanente. Los ataques contra la Justicia buscan alcanzar la impunidad de los funcionarios corruptos.

         Mis lectores pueden pensar que exagero, pero todos los datos que has registrado (hay más, por cierto) pueden ser avalados por informes periodísticos. Admito, no obstante, que espanta verlos todos juntos. El país ha conocido malos gobiernos, pero resulta difícil desempolvar de nuestra memoria histórica uno tan incapaz y desvergonzado como el actual.

         La adhesión de Argentina Presidencia a una cultura globalizada anticristiana y antihumana, es protagonizada gustosa y entusiastamente por el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, a cargo de la señora Elizabet Gómez Alcorta, quien asegura la vigencia de la ideología de género. En una reciente declaración, esta funcionaria explicó que desde el Ministerio que preside se trabajará en cuatro ejes: eliminar el estigma que padece el “colectivo LGTBIQ+” mediante la prevención de la violencia de género; sensibilizar a la población sobre la gestión menstrual (sic) desde una perspectiva de género y diversidad; vincular el tema a la salud sexual y reproductiva y garantizar la provisión de insumos. He reproducido los términos que se emplean oficialmente. En la conmemoración del Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, el Ministerio promovió sus programas de la llamada Salud Reproductiva, el “derecho” al aborto y la prevención -como ya se ha dicho- de la violencia de género contra los “colectivos” de gente rara (dicho esto sin intención discriminatoria). El presupuesto del Ministerio se abultará seguramente con dólares que proceden del capitalismo internacional.

         La Jornada de adhesión al Día ya mencionado ofreció la oportunidad para declarar que es una cuestión de derechos humanos la salud menstrual“de mujeres, varones trans y no binaries (sic) y señalar que “la falta de agua limpia y de sanitarios provoca desigualdad estructural en las personas menstruantes”. Que se puede hablar así muestra la insensibilidad de este gobierno ideologizado hacia los millones de pobres que carecen de agua limpia y de sanitarios adecuados, los que integran el “colectivo” de quienes viven en la miseria, pero son gente normal, como indica la naturaleza, varones o mujeres. El lenguaje empleado por el Ministerio con una ligereza increíble mueve a la risa, o más bien al llanto, la reclamación y la protesta. La ideología de género elimina el orden natural que reconoce la realidad sexuada de la condición humana: sólo hay dos sexos varones y mujeres, y es una ínfima minoría -como la demostrado en reciente censo- la que se auto percibe como no es, como perteneciente a géneros diversos. Debemos respetar a todas las personas, pero respetar también la Verdad. Es sorprendente y doloroso comprobar como la ideología ignora u oculta la realidad.

         A propósito de la maniática fijación de la cuestión del ciclo menstrual de las mujeres, hay que saber que el problema real es el aumento de enfermedades cardíacas y coronarias en el público femenino; vale la pena subrayar que esta es la primera causa de muerte en las mujeres. De estas enfermedades debería ocuparse primeramente el Ministerio de Gómez Alcorta, pero su compromiso ideológico y la abundancia de los recursos financieros que recibe por él lo inclina a descuidar o desconocer la verdadera causante de enfermedades crónicas y de muerte. En el caso señalado se cumple lo que es ley común de las fijaciones ideológicas.

         El problema será perpetuado por la aplicación de la ideología de género como orientación totalitaria de la educación sistemática. Por supuesto, no se respeta la opinión y la voluntad de los  padres de los alumnos, los cuales no son consultados e ignoran qué se enseña a sus hijos. Advierto una cuestión colateral: no podemos reconocer que existe un fenómeno cultural por desgracia muy extendido, contrario al orden natural y al bien de los menores: muchísima gente no se casa, vive “en pareja”, o bien los matrimonios no duran, y como consecuencia se descuida a los niños, que van de aquí para allá y carecen del medio adecuado para educarse en la verdad y el bien. Carezco de cifras al respecto, pero salta a la vista que resulta muy difícil oponer otro ideal, el auténtico, que es el matrimonio duradero de un varón y una mujer; el que prevalece como opinión común es el ya indicado. Nunca se lo lamentará lo bastante. Años atrás, en la sociedad argentina tenía una vigencia prácticamente común el orden natural de las cosas, aunque no faltaran deficiencias y pecados. Es dramático que las nuevas generaciones crezcan ignorando la realidad según la naturaleza y el orden querido por Dios, acunados como lo son con el verso ideológico en la escuela o en la casa y en las costumbres.

         Los males señalados no son irreversibles, aun su vigencia mundial puede ser superada. Esta posibilidad requiere que se produzca una reacción en la Iglesia misma, que ha perdido la capacidad y la decisión de evangelizar la cultura, inficionada como está por las ideologías de un Nuevo Orden Mundial contrario a la fe cristiana y el auténtico bien del hombre.

         Apunto un hecho auspicioso que ha surgido en varios países y que puede interpretarse como de inspiración divina. Se trata de la convocatoria a los hombres -a los varones, digo- para rezar el Rosario en lugares públicos, y a  hacerlo de rodillas. El último sábado de mayo lo organizó en  Buenos Aires un grupo entusiasta de jóvenes; se realizó en Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno y a la Catedral Metropolitana. Las noticias periodísticas calculan que asistieron unos tres mil hombres. El hecho, me parece, puede ser interpretado a la luz de la fe, como un don de Dios, una respuesta del Señor de la historia ala esperanza y a la súplica de los fieles, que sufren bajo el imperio de aquellas vigencias culturales a las que he aludido. En el salmo 19 (20) leemos: “Ellos esperaron en sus carros y en sus caballos, nosotros en cambio invocamos el nombre del Señor nuestro Dios. Ellos se inclinaron y cayeron, nosotros resurgimos y estamos de pie”. Otros pasajes bíblicos, también del Salterio describen situaciones análogas a la que nosotros padecemos, por ejemplo: “Ellos se corrompieron y obraron abominaciones…Dios mira desde el cielo sobre los hijos de los hombres para ver si hay alguien que comprenda que busque a Dios” …“Todos se apartaron y se han corrompido la vez; no hay quien haga el bien, no hay ni uno solo” …“Son los que obra la iniquidad y devoran a mi pueblo como pan”(Salmo 52/53). También en los salmos el orante urge la respuesta de Dios ante la perfidia de los enemigos de su pueblo: “¿Hasta cuándo, Señor, te insultara el enemigo, despreciará tu nombre para siempre? … Pero Dios es nuestro rey desde todos los siglos y obra la salvación en la tierra” …“Mira, señor, que la tierra está repleta de violencia; que no queden confundidos los pobres que alaban tu nombre” … “No olvides los clamores de tus enemigos, el tumulto que ellos provocan” … “Levántate y juzga esta causa que es la tuya, ten presente los improperios de los insensatos”(Salmo 73/74).

         Los pasajes que he citado fueron compuestos varios siglos a de Cristo, pero hoy día no creyentes pueden asumirlos con toda razón, ya que son palabra de Dios, inspirada por él. Encuentran cumplimiento ante las imposiciones culturales que arrasan no sólo con la fe cristiana, sino con el mismísimo orden natural de las cosas. Hay un misterio conmovedor en la historia de los pueblos: a lo largo de la misma se han enfrentado las que San Agustín reconocía como dos ciudades: la de Dios, que reina en los corazones y en las obras de los fieles, y la edificada por el orgullo humano, que combate contra la anterior. Los Salmos bíblicos citados se referían a esa división que se descubre en la dialéctica del devenir social.

         “No hay mal que dure cien años” afirma vulgarmente el conocido refrán. No es cuestión de aguardar resignados otro turno de la democracia electoralista, sino de sacudir la indiferencia y no dejarse aplastar por una casta de ignorantes y aprovechados. La democracia verdadera respeta la libertad e implica humildad y espíritu de servicio; busca ante todo reconocer y servir a la Verdad.

         El Rosario de los varones argentinos permite abrigar una esperanza: no todo es indiferentemente igual; así como se distinguen el blanco y el negro, el bien y el mal no deben confundirse. Es preciso usar la cabeza y la fe. Las calamidades argentinas pueden cesar. 

+ Héctor Aguer. Académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. Académico de Número de la Academia Provincial de Ciencias y Artes de San Isidro. Académico Honorario de la Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino (Roma)

 

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