miércoles, 13 de julio de 2022

EDUCACIÓN: EL COMPROMISO OLVIDADO por Daniel R. Salazar. SOBERANA COMPAÑÍA DE LOYOLA S.C.L.


Estas líneas sólo pretenden compartir algunas reflexiones surgidas de la relectura de un libro escrito en 1870; nada menos que hace más de 150 años.

En el capítulo 55 de la obra de Lucio V. Mansilla “Una excursión a los indios ranqueles” el autor nos relata lo ocurrido en una importante y disputada junta (reunión) de once horas que, con el fin de firmar un acuerdo de paz, mantuvo ese día con los caciques ranquelinos Mariano Rosas y Baigorrita en presencia de sus pueblos.

Volviendo a los toldos del primero, donde pasaría la noche, Mansilla reflexiona sobre la experiencia vivida y, en particular, sobre el comportamiento de ambos caciques.

“ Mariano Rosas y Baigorrita, como jefes de partido, tenían todo preparado, la votación segura; pero antes de imponer su voluntad habían lisonjeado las preocupaciones populares.   ¿No es esto lo que vemos todos los días?   La paz y la guerra ¿no se resuelven así?

¿El pueblo no tolera todo –hasta que se juegue su destino- con tal que se le deje gritar un poco?

¿No hace presidentes, gobernadores, diputados, en nombre de ciertas ideas, de ciertas tendencias, de cierta aspiraciones y las camarillas no hacen después lo que quieren y las muchedumbres callan?

¿No pretende que lo gobierne la justicia y no lo gobierna eternamente esa inicua inmoralidad que los políticos sin conciencia llaman la razón de estado?

¿Pasa otra cosa en el mundo civilizado? ”

Hoy, lamentablemente, podríamos agregar: ¡No hay nada nuevo bajo el sol!

La naturaleza de la actividad política, a pesar de ser esencialmente noble y necesaria, conlleva una lucha por el poder que muchas veces ha generado, genera y probablemente seguirá generando conductas reñidas con la ética más estricta y las intenciones más nobles. ¿Estamos condenados entonces a gobiernos demagógicos, hipócritas, autoritarios o corruptos?  ¡De ninguna manera!

Para ello debemos reconstruir el orden político sobre tres pilares fundamentales: una clara división de poderes, una sabia legislación y, sobre todo, una justicia independiente que, sin doblegarse ante los poderosos de turno, vele por el fiel cumplimiento de las normas que regulan nuestra convivencia social sin privilegios de ninguna especie.

Sin duda alguna este ordenamiento no será fácil y llevará varias generaciones de esfuerzos continuados. Su instrumento: LA EDUCACIÓN.

Justamente la excursión de Mansilla se realizó durante la presidencia de Sarmiento quien se propuso alcanzar un objetivo fundamental: EDUCAR AL SOBERANO.

El objetivo mantiene su vigencia en el discurso de todos los candidatos sin distinción de color político pero, ya en el poder, ha sido dejado de lado por casi todos los gobiernos. Las urgencias inmediatas y las luchas por alcanzar o mantener espacios de poder han prevalecido en la política argentina. El presente hipoteca nuestro futuro.

Sin embargo, los problemas económicos, la inseguridad, la violencia, la corrupción y la generalizada incapacidad dirigencial que tanto nos abruman tienen su origen directo o indirecto en el déficit educativo de nuestra población. Me veo tentado de parafrasear el Evangelio diciendo: Buscad la educación y todo lo demás se os dará por añadidura.

El año próximo tendremos una nueva oportunidad de corregir el rumbo. ¿Seremos capaces de conformar y llevar al poder una fuerza política cohesionada integrada por hombres y mujeres que, pensando en las siguientes generaciones y no en la próxima elección, tengan la grandeza, la lucidez y el coraje para lograrlo?  Ortega y Gasset definía la nación como “ un proyecto sugestivo de vida en común “ ¿Podremos encontrar los liderazgos políticos y sociales que se pongan al frente de ese proyecto y conduzcan y den sentido a los sacrificios de una larga transición en aras de un futuro mejor?

por Daniel R. Salazar

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