viernes, 9 de octubre de 2009

Todas las clases, teorías y técnicas no significan nada si un líder no puede superar sus defectos.

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Por:Teniente Jim Glennon
Traducidopor:Cte My Carlos Guillermo Blanco, OEM, PGC, MSc.
5 de octubre de 2009

Los inventarios pueden administrarse, la gente debe ser guiada
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¿Qué le impide a un gerente marginal liderar con éxito a los demás? ¿Qué debe superar un supervisor ineficaz para finalmente comenzar a influir y motivar a los empleados? ¿Cuál es el mayor obstáculo para conducir personas de manera efectiva? No es sorprendente que la respuesta a las tres preguntas sea la misma: la personalidad.
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Siempre que escribo sobre liderazgo pobre y gestión deficiente sé que corro el riesgo de varias cosas: alienar a los lectores, invitarlos al desdén, y alentar el argumento de que afirmo lo obvio o que soy muy ingenuo. Eso está bien, pero el punto aún necesita hacerse: la personalidad es el mayor obstáculo para convertirse en un líder eficaz.
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Esto no es ciencia espacial. Si las personas que se supone deben hacer el trabajo no confían en sus jefes, ¿qué puede esperar la gerencia?
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El mayor obstáculo para que cualquier organización tenga éxito en su tarea particular es la relación entre la línea y la gestión. El mayor obstáculo a superar por una persona para conducir efectivamente es su propia personalidad. Punto.
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Todas las clases, teorías y técnicas no significan nada si la personalidad no puede vencer sus deficiencias. Terquedad, cuestiones de control, inseguridad, tendencias obsesivo-compulsivas, egoísmo y miedo, todos obstaculizan la capacidad de liderazgo. Pero el rasgo de la personalidad más tóxica en mi opinión es: el ego.
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Hace unos diez años, estaba dando una clase de liderazgo para la Northwestern, en Filadelfia. Muchos de los presentes eran supervisores de la Policía del Estado de Pennsylvania y de la ciudad homónima. En algún momento pregunté: "¿Cuántos de ustedes son supervisores viles, odiados e ineficaces?" Hubo una carcajada colectiva, pero nadie admitió que coincidía con la descripción. Así que continué. "OK. Todos ustedes se conocen bastante bien. Muchos de ustedes trabajan en la misma agencia. Así que permítanme preguntar lo siguiente. ¿Hay algún supervisor malo e ineficaz en esta sala?"
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La risa estalló de nuevo pero esta vez con los consiguientes gritos de: "¡Por supuesto que los hay!". Así que dije: "Bueno, señálenlos". No sorprendió que no lo hicieran. Nadie quería "marcar" a los pobres supervisores. Sin embargo, se produjo un debate abierto entre las aproximadamente 50 personas presentes.
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Pregunté: “Esperen un minuto, si los supervisores son más inteligentes que hacen 20 años, mejor entrenados y más educados, ¿cómo es que todavía tenemos los mismos problemas de liderazgo en aquellos que ocupan cargos?" Un Capitán de nombre Tom inmediatamente gritó: “Jimmy, conozco la respuesta. No se puede educar el ego de los lelos". El grupo estalló en salvaje acuerdo y en estridentes carcajadas. Repliqué: “Tom, pero aparentemente hay gente de ese tipo en esta sala”. Dijo: “Si, pero sus egos no les deja saber quiénes son”.
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¿Tiene alguna idea de cuántos libros sobre gestión, liderazgo, y supervisión general hay ahí fuera? ¿Cuántos seminarios hay sobre esos mismos temas? Nunca en la historia de la aplicación de la ley hemos tenido mayor cantidad de jefes que han obtenido Bachilleratos y Maestrías en esas áreas. El Centro para la Seguridad Pública de la Universidad Northwestern, la Academia Nacional del FBI, el Instituto de Policía Sureño, y muchas otras instituciones altamente reconocidas están educando y graduando jefes policiales a un ritmo récord. Entonces, ¿cuál es el problema? La personalidad y el ego son difíciles de cambiar y la educación por sí sola no lo hará.
¿Es la superación un problema de personalidad imposible? No. ¿Es difícil? Sí. Todos tenemos nuestras propias peculiaridades de personalidad excéntrica, y todos tenemos egos. Pero si usted toma un trabajo en que se supone dirigirá a otros, actualmente depende de usted hacerlo realidad: dirigir. Así que comience por evaluar su propia personalidad. Determine qué aspectos de la misma es un activo para el liderazgo y qué partes son un obstáculo. Y en la vanguardia de su mente debe estar siempre presente esta increíble y obvia realidad:
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Para tener éxito, va a tener que aceptar que comprender a las personas, dejar de lado el ego y desarrollar un clima organizacional que fomente la independencia, la creatividad y la confianza es absolutamente esencial. La manera de empezar es mediante una evaluación honesta. Después de eso, tal vez aquellas clases le hagan algún bien.
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Contralmirante Dr Carlos Gustavo Lavado Roqué
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