viernes, 5 de octubre de 2012

RECLAMO SALARIAL - GENDARMERINA NACIONAL ARGENTINA - PREFECTURA NAVAL ARGENTINA. Por S.E. Cab Capellán Don Domingo Alberto Soria Sosa SOMCLPSIL

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Por estos días me encuentro en Córdoba, enviado por mi obispo, para asistir, como todos los años, al encuentro nacional de sacerdotes avocados a la liturgia de la Iglesia.

Al segundo día del encuentro, en medio de las sierras cordobesas (donde no tenemos ni internet ni tv) me llegan mensajes de texto y de voz comunicándome sobre la protesta de prefectos y gendarmes en Buenos Aires y en diversos lugares del país. Desde el Suboficial Mayor Pepe (cuya renuncia ya ha presentado a la flamante conducción superior), pasando por algunos oficiales y gendarmes amigos que me van manteniendo al tanto de todo.

Creo que la protesta es justa. Obviamente que ya se trata de un recurso extremo. Cuando todas las instancias "normales" (desde 1998 que vienen reclamando administrativamente por sus sueldos) no han producido los resultados esperados... y cuando el bolsillo empieza a ajustar demasiado (habiendo familias que mantener, hijos que deben estudiar, alquileres que pagar, etc) y la solución no aparece... no queda más que recurrir a instancias extremas, siempre que sean justas, pacíficas y respetuosas.

Los gendarmes y prefectos son funcionarios públicos, es verdad, pero no por eso dejan de ser personas de carne y hueso. No son robots, son seres humanos... Comen, descansan, lloran, ríen, etc... Y todos eso cuesta. Nada es gratis.

Me consta, porque los conozco bien, que muchas veces no llegan a fin de mes (como tantos argentinos) y deben salir a trabajar adicionales o a pedir plata prestada... Que deben andar comiendo arroz o fideos porque si no no pueden pagar el alquiler... Que ante una enfermedad deben andar haciendo malabares para que puedan recibir una atención cuanto menos digna... Que no pocas veces, en sus puestos de trabajo, deben comer parados 20 gendarmes de una sola olla apoyada en una pila de ladrillos (casi como animales) porque no hay ni mesa ni sillas... Que hay lugares donde hay sólo tres letrinas para 400 hombres, etc etc etc... (Y podríamos seguir con los etc)

En fin... Hace mucho tiempo que se activó una bomba y el 3 de octubre estalló. En la Gendarmería y en la Prefectura habrá un antes y un después del 3 de octubre de 2012.

Lamentablemente las cosas no se han manejado bien. Ahora alguien debe hacerse cargo. Yo no soy militar, pero considero (la simple intuición me lo dice) que un verdadero oficial (no importa el rango que tenga) debe preocuparse y ocuparse primeramente de su tropa. No me imagino a un Gral San Martín o a un Gral Belgrano (y perdón por la expresión) "cagándose" en el estado de su tropa... Eran exigentes y severos, sin duda, pero velaban por el "bienestar" (que no es "confort") de sus soldados... Iban de frente, nunca por detrás... Acaso hoy estarían presos de por vida por ser demasiado "militares", demasiado "patriotas"...

Por ahora el panorama es incierto, pero no hay que perder las esperanzas. La clave es estar unidos y no perder de vista el objetivo: SERVIR A LA PATRIA CON ENERGIA Y CORRECCION. Dios es testigo de todo esto. El es el Señor de los Ejércitos y sabe velar por su tropa...

Los únicos enemigos que deben ser derrotados son la cobardía, la pusilanimidad, la falsedad, la mediocridad...

No han faltado los "trasnochados" de siempre (no el pueblo), diciendo que esto podía llegar a ser un "atentado contra la democracia", una especie de "golpe institucional"... Nada más alejado de la realidad ni de la intención de los manifestantes... Los gendarmes están para cuidar la democracia y al pueblo (porque el pueblo es democrático y las autoridades civiles también) Quien afirma lo contrario no hace más que tergiversar socarronamente las verdaderas motivaciones de la "protesta" y, de paso, de "llevar agua para su molino"...

Considero que un gendarme es digno de llevar el uniforme que lleva si es capaz de decirle a su hijo, mirándolo a los ojos, que "papá es gendarme" y que por eso se sacrifica... Es muy probable que ese niño (y los niños siempre captan la verdad o la falsedad de las palabras) al ver a su papá orgulloso también diga: "Cuando sea grande, yo quiero ser gendarme"... Ese será el mayor orgullo de su padre... o acaso su juicio más severo.
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