miércoles, 8 de febrero de 2017

Tercios de España – El Socorro de Goes.




Bandera de la Hispanidad en las Américas, 
adoptada como símbolo de las Américas 
por la séptima conferencia internacional 
Americana de Montevideo 
el 13 de diciembre de 1933.

A finales de octubre de 1572 se produce uno de los hechos de armas más gloriosos de los Tercios de Flandes. Zelanda, todavía en manos españolas, corría grave peligro, después de que dos de sus principales ciudades, Middelburgo y Goes, situadas en sendas islas, estuvieran asediadas por los rebeldes orangistas.
Jerome Tseraarts, gobernador de Flesinga, al mando de las fuerzas holandesas de la isla de Walcheren, había intentado capturar Goes tiempo atrás, siendo repelido entonces por la guarnición de la ciudad, gobernada por el capitán Isidro Pacheco. A finales de agosto de 1572, Tseraarts vuelve a sitiar la ciudad, trayendo esta vez consigo un ejército de 7.000 hombres y una flota de 40 buques.
 
La guarnición española, muy inferior en número, no estaba en condiciones de poder aguantar un sitio de esas características, y debido a la presencia de las fuerzas navales rebeldes, se hacía imposible llevar refuerzos por vía marítima.El soccorro español, a cuyo frente se econtraban los celebérrimos Cristóbal Mondragón y Sancho Davila, se econtraba en las cercanías de Bergen op Zoom, en la desembocadura del río Escalda.
 
Cristóbal Mondragón
En su tramo final, el río se divide en dos brazos principales, separados por las islas de Walcheren (donde está Middleburgo) y de Zuid-Beveland, en cuya parte norte se encuentra Goes. El brazo de mar que separa la isla de Zuid-Beveland y la costa continental de Bergen op Zoom tiene una anchura de unos 15 km, y está expuesto a las mareas del Atlántico y a la corriente del río. Con la marea baja, la profundidad era en aquel tiempo de entre metro y metro y medio, llegando a tres metros con la marea alta.
 
Sancho Dávila “el rayo de la guerra”
Tras estudiar detenidamente un plan presentado por el capitán Plomaert, un flamenco leal a España, Mondragón y Sancho Dávila, al frente del contingente de socorro, decidieron cruzar de noche y con la marea baja dicho brazo de mar. Con el agua hasta el cuello y los frascos de pólvora, las mechas y los arcabuces, sobre sus cabezas 3.000 soldados españoles, valones y alemanes, entre los que se hallaba Francisco Verdugo, cruzaron lentamente el brazo de mar, bregando con el frío, el fango, las olas y las corrientes.

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