miércoles, 20 de agosto de 2025

El Instituto Julio A. Roca, los invita a la conferencia que dará el Historiador Eduardo Lazzari, sobre "Roca y los Salesianos" a 150 años de su llegada al país. Soberana Orden Militar de Caballería Ligera del Papa de San Ignacio de Loyola.

 

Queridos parientes y amigos, Continuando con los actos conmemorativos en el 182 aniversario del nacimiento de nuestro prócer,El Instituto Julio A. Roca, los invita a la conferencia que dará el Historiador Eduardo Lazzari, sobre 

"Roca y los Salesianos"

a 150 años de su llegada al país.

El próximo martes 26 de agosto, a las 18.30  por Google Meet (Unirse con nombre y apellido real) https://meet.google.com/aob-gkuw-biq

Esperando verlos les mandamos un  abrazo Roquista

Gonzalo 

Baden-Powell fue nombrado caballero en 1909 por el rey Eduardo VII. Más tarde, en 1929, fue nombrado barón por el rey Jorge V, convirtiéndose en Lord Baden-Powell. También fue nombrado jefe scout mundial en el primer Jamboree internacional de Boy Scouts en 1920. 


lunes, 18 de agosto de 2025

Soberana Orden Militar de Caballería Ligera del Papa de San Ignacio de Loyola.Apuntes sanmartinianos… Repasando la obra del Gral. San Martín, queda en evidencia que, acorde su integridad, no tenía elección: era el amor por su tierra, por su gente, era aportar al gran sueño del momento. Por Jorge Atilio Oliva Barros Comandante Principal (R) Integrante de la Asociación Cultural Sanmartiniana

 

Apuntes sanmartinianos…

Repasando la obra del Grl. San Martín, queda en evidencia que, acorde su integridad, no tenía elección: era el amor por su tierra, por su gente, era aportar al gran sueño del momento.

Se lo recuerda con gratitud y con enorme admiración. Y todos, en mayor o menor medida, disfrutamos de su legado. Cuando nos emocionamos con el Himno o con la bandera, su nombre no está ausente.

Como tantos, lo tengo presente desde la infancia: comencé los estudios primarios en mi pueblo, Perito Moreno (Santa Cruz), en la escuelita “Remedios Escalada de San Martín”, nombre que nos remite al enorme costo de su entrega a la Patria. 

San Martín, el militar, el estratega, el visionario, el ejemplo y el eterno líder de nuestra Argentina nos marcó para siempre.

El trascendental cruce de los Andes pone ante nosotros su corazón, su sacrificio y su determinación fundacional. 

Luego, en el Maipo, con su catalejo observaba los movimientos del enemigo, pero su pensamiento estaba en la libertad de América.

Releyendo sus “Máximas”, dedicadas a su hija Mercedes, texto histórico y señero, accedemos a su perfil humano preñado de amor filial. 

Mariano Balcarce ha dicho que era un padre tierno y virtuoso. Luego, en su vejez no privó a sus nietas de jugar con sus medallas. 

Otra muestra de su conformación humana, que se suma a su desinterés por el poder, producto de una humildad notable.

Así, su vida estuvo signada por su acción determinante y por sus condiciones personales. 

Está lo histórico y está lo esencial: sus valores lo señalan como una persona ejemplar.

Recuerdo que cuando estábamos en Francia, invitado por el Embajador argentino, señor Archibaldo Lanús, junto al Agregado Militar, un 17 de agosto tuve el privilegio de asistir al acto en su homenaje en Boulogne Sur Mer. 

Frente a su vistoso monumento, en un marco de respetuoso silencio, una banda de música compuesta por franceses interpretó la Marsellesa, el Himno Nacional Argentino y la “Marcha de San Lorenzo”. 

Los argentinos éramos una media docena. No sé los demás, pero en mi caso, solo pude cantar parte de esas letras. La emoción pudo más. 

Al otro día, conmovido por esa vivencia, me comuniqué vía telefónica con el entonces Presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano, Gral. (R) VGM D Diego Soria, quien, entre otros interesantes comentarios me recordó que la natural modestia de San Martín no le permitía posar muchas veces para ser retratado, lo que años más tarde leí en “Pinacoteca Sanmartiniana”, una obra que me obsequió el señor Jorge Cereseto, 

Presidente de la Asociación Cultural Sanmartiniana de Almirante Brown (Adrogué). 

Es decir, dos de los valores sobresalientes del Libertador fueron su modestia y su humildad. 

Su impronta está muy bien sintetizada en la obra “Renunciamientos del Capitán General Don José de San Martín - A la gloria, al poder y a la riqueza” (1978), redactados por la Comisión Nacional de Homenaje al Bicentenario de su nacimiento.

Esas actitudes, características de su vida, se asocian a su recto sentido del deber y nos hablan de su espíritu, basamentos esenciales de su obra integral, que lo convierten en referente eterno que nos sirve, en tiempos turbulentos, para volver a las fuentes, en la búsqueda de una guía para ayudar a reencauzar y modelar el espíritu nacional.

En el pasado, encumbrados historiadores escribieron sobre él de manera brillante, con una objetividad no exenta de admiración.

En su obra “El Santo de la espada. Vida de San Martín”, Ricardo Rojas habla de una vida extraordinaria, dividiendo su libro en 3 etapas: “La iniciación”, “La hazaña” y “Los renunciamientos”.

En paralelo, también habla de esas etapas vistas desde otra perspectiva al mencionar la juventud, la madurez y la ancianidad del prócer (“Debo seguir el destino que me llama” dijo San Martín en su momento).

Otra obra que me atrae es la monumental “Historia de San Martín y de la emancipación americana”, escrita por el Gral. Bartolomé Mitre.

Esas obras, coincidentes en su mensaje, son producto de la gratitud y admiración que siempre despertó. 

Formador de soldados y ganador de batallas decisivas, fue un estratega singular que supo ganarse el respeto de propios y extraños.

Solo la mezquindad y la pequeñez no reconocen su enorme figura y los beneficios que trajo para la América del Sur. 

Su nombre es un incentivo para el espíritu y su legado un beneficio que debemos cuidar con las armas que él utilizó: entrega, pasión, desinterés.

El no participar de luchas internas también fue una enseñanza que el tiempo nos señala como parte de su magnífico mensaje cívico. 

Las polémicas de aldea no lo distrajeron de su misión, y cuando hubo cumplido, prefirió el ostracismo y el silencio del destierro, doloroso para nosotros que, como parte de nuestro amor por la Patria, amamos a sus próceres y a sus héroes.

San Martín vive en nosotros. Jamás olvidamos sus días triunfales que comienzan en San Lorenzo. Su obra fue completa. Fue un hombre único.

Volviendo a lo personal, el señor Raúl Contreras, quien en 2010 me invitó a integrar la Asociación Cultural Sanmartiniana “Cruz del Sur” de Río Gallegos, hoy cuenta con mi amistad y gratitud, porque ello me permitió recorrer las escuelitas de frontera de la provincia, dando charlas a los pequeños alumnos y entregando libros sobre la vida y obra del más grande prócer que dio nuestra tierra.   

También siento especial gratitud por Julita Guerriot, que me inspira con su amistad, generosidad y siempre me alienta a seguir por esta senda.

Yendo a las vivencias recientes, deseo agradecer al señor Teniente Coronel Diego Cejas, Doctor en Historia, Maestro de Banda y actual Jefe del Servicio Histórico del Ejército Argentino, por sus reiteradas invitaciones, llenas de afecto, para asistir a las actividades que, en homenaje al Padre de la Patria, a veces le toca organizar, lo que mucho me interesa y valoro.

Mucho agradezco también al señor Coronel D Matías Jorge Mones Ruiz, actual Jefe del Regimiento de Granaderos a Caballo “Gral. San Martín”, unidad histórica y escolta presidencial, porque, como otros Jefes, me recibe con afecto y una disposición particular, haciéndome sentir muy cómodo. 

Mi sentir es extensivo a los atentos Granaderos que lo acompañan en ese ámbito tan particular. 

Gracias a ellos he asistido a charlas sobre San Martín en sus salones, y he recorrido las caballerizas viendo los caballos que nos llenan la vista en cada desplazamiento público del Regimiento.

Habiendo estado en Francia, Chile y Perú, he compartido momentos ligados a San Martín. 

Siento que es un alto honor para nuestra Patria y para el Ejército Argentino contar con un General de la talla del Libertador, y en menor medida, con tan selecta e histórica Unidad de caballería.

Como muestra de la admiración global, San Martín tiene estatuas en las principales ciudades del mundo, merced a sus hazañas y valores universales, vividos y llevados a su máxima expresión.

Siento que debemos gratitud a Francia, que en Evry y en Boulogne Sur Mer, recibió y brindó hospitalidad al paladín, expatriado voluntariamente a causa de sus convicciones. 

Francia sería la tierra de su primera tumba hasta su traslado a la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, donde hoy reposan sus restos, y a la cual muchos argentinos visitamos periódicamente.  

Cuando parece que todo ya está divulgado, el sentimiento se renueva, y la razón nos impulsa a seguir escribiendo. Sucede porque San Martín es un molde difícil de igualar. 

Su biografía es como el romance de un pasado glorioso que sirve a las presentes y futuras generaciones.

Por mi parte creo que lo suyo no fue una historia acotada a hechos increíbles para la época, sino a una vida notable, entregada a los valores.

También pienso que el alcance patriótico de su proeza y el apego a los valores, han superado las discusiones vernáculas de siempre y su figura se eleva por sobre los nubarrones que suelen empañar la vida nacional.

Sus hazañas y conducta son únicas y adquieren la dimensión de una lección universal, ya que ese conjunto de logros y virtudes no abundan en la historia, plagada de guerras y de disputas de poder.  

En nuestra Argentina, se sigue escribiendo con pasión sobre su vida, ejemplo de ello, son, entre otros, “Amanecer de un 3 de febrero”, “De la sorpresa a la gloria. 

Historia de la batalla de los Cerrillos del Maipo” y “El Aconcagua fue testigo”, del Profesor Carlos Gigliotti, y “Repatriación de los restos del Gral. San Martin”, de Martín Blanco y Roberto Colimodio.

En septiembre de 1846, el ilustrado y célebre maestro sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento publicó su libro “Vida de San Martín”, en cuyas páginas incluyó: 

“No lejos de la margen del rio Sena, vive olvidado don José de San Martín, el primero y el más noble de los emigrados…

Hay en el corazón de este hombre una llaga profunda que él oculta a las miradas extrañas…

He pasado con él momentos sublimes que quedarán grabados en mi espíritu. 

Solos, un día entero, tocándole con mañas ciertas cuerdas… entonces, animándose la conversación, lo he visto transfigurarse”.

En síntesis, su solo nombre es un aire fresco que debe impulsarnos hacia los valores y a través de estos, hacia el crecimiento integral de nuestra Patria. 

Qué mejor homenaje que ése para este grande hombre que el Señor nos dio para toda la vida, y que la historia se ha encargado de bautizar como “El Padre de la Patria”.

Con un gran abrazo para todos.
Jorge Atilio Oliva Barros
Comandante Principal (R)
Integrante de la Asociación Cultural Sanmartiniana
“Cruz del Sur” de Río Gallegos (estoy lejos, pero mi corazón sigue con ellos).

 P/D. Les recomiendo el artículo “San Martín y Boulogne Sur Mer”, cuyo autor es el General (R) Alejandro Alberto Díaz Bessone, académico del Instituto Sanmartiniano, publicado en el diario “La Nación” el pasado 15 de agosto.



Baden-Powell fue nombrado caballero en 1909 por el rey Eduardo VII. Más tarde, en 1929, fue nombrado barón por el rey Jorge V, convirtiéndose en Lord Baden-Powell. También fue nombrado jefe scout mundial en el primer Jamboree internacional de Boy Scouts en 1920. 


San Ignacio Lazcano de Loyola fue en un principio un valiente militar, pero terminó convirtiéndose en un religioso español e importante líder, dedicándose siempre a servir a Dios y ayudar al prójimo más necesitado, fundando la Compañía de Jesús y siendo reconocido por basar cada momento de su vida en la fe cristiana. Al igual que San Ignacio, que  el Capitán General del Reino de Chile Don Martín Oñez de Loyola, del Hermano Don Martín Ignacio de Loyola Obispo del Río de la Plata, y de del Monseñor Dr Benito Lascano y Castillo, Don Carlos Gustavo  Lavado Ruiz y Roqué Lascano Militar Argentino, desciende de Don Lope García de Lazcano, y de Doña Sancha Yañez de Loyola.

Soberana Orden Militar de Caballería Ligera del Papa de San Ignacio de Loyola.Por S.E. Muy Augusta Dama Profesora Doña María Cristina Fernandez de Pérez. El plan combinado: San Martín y Güemes En el marco de un nuevo aniversario del paso a la inmortalidad de José Francisco de San Martín, a quien Luis Oscar Colmenares considera arquetipo de los argentinos, se señala que el prócer actuaba en común acuerdo con Martín Miguel Juan de Mata Güemes desde 1814.

Convencido que la única manera de finalizar con el dominio español sería atacando la Capital del Virreinato del Perú –Lima- San Martín optó por organizar un Ejército en Mendoza y con él cruzar la cordillera de Los Andes para desde Chile dirigirse por mar hacia las costas peruanas.

Para que ese plan pudiera concretarse había que impedir que los realistas avanzaran sobre el territorio, fueran ocupando las distintas ciudades y recuperaran Buenos Aires, objetivo que una y otra vez intentaron cumplir sin éxito. Güemes, con sus tropas desprovistas de los elementos necesarios pero con una férrea disciplina y un inmenso amor a la Patria, lo impidieron. 

Según el Plan Libertador, del que participaban los Generales José de San Martín, Manuel Belgrano y Martín Güemes, con apoyo de los Directores Supremos de Argentina y de Chile (Juan Martín de Pueyrredón y Bernardo de O’Higgins, respectivamente) mientras San Martín desembarcaba en el Perú Güemes debía, en un movimiento envolvente (de pinzas), libertar el Alto Perú y ayudarlo a liberar Perú. 

Con esa misión, el 8 de junio de 1820, San Martín nombró a Güemes General y Jefe del Ejército de Observación sobre el Perú: Por sus conocimientos distinguidos, sus servicios notorios, la localidad de su provincia y voluntaria aclamación de los Jefes y Tropa del Ejército Auxiliar del Perú. 

A V.S. pues corresponde desempeñar con la dignidad que sabe, las delicadas funciones de esta Superior Calificación Militar. 

Bernardo de O’Higgins, escribió a Güemes que su gobierno garantizaba que serían cumplidas las promesas que le hubiera hecho o hiciera San Martín. 

El Ejército de Observación, al mando de Güemes, debía unirse al de San Martín para acabar con el dominio hispánico. 

Para ello pidió a los gobiernos de las otras Provincias que lo reconocieran y auxiliaran con dinero, ganado, ropa, armamento, etc. 

Sólo obtuvo alguna contribución que desde Córdoba le enviara el Juan Bautista Bustos, que se había quedado con parte del Ejército del Norte, al disolverse en la sublevación de Arequito. 

En agosto Güemes informaba a San Martín que disponía de 2000 hombres de línea y gauchos escogidos “los más valientes subordinados y honrados”, sin contar las tropas y ganados que mantenía en la vanguardia, todos armados y la mayor parte municionados; 2000 mulas de silla; 1500 caballos; 500 mulas de arriar; 1400 burros de carga; 200 arrobas de galletas; 1500 cabezas de ganado vacuno y alguno lanar; charqui, ají, porotos, cebollas, tabaco y mil pesos, para marchar al Alto Perú. 

Aclaraba que todo había sido: Aprontado sin costo alguno por parte del Estado, pues no tienen estas cajas un solo peso en circunstancias de haber sido atacada la Provincia por los enemigos y destruida en 5 años, que sólo ella ha trabajado por la causa, en general abandonada de las demás.

El 4 de setiembre de 1820, Güemes escribía al Grl. José Miguel Carrera: Compatriota, compañero y amigo. 

Los pueblos que no existen bajo de las armas, y Gobierno de las Españas, los conceptúo siempre unidos, y siempre fieles y constantes a sostener su independencia; aunque por otro parte hayan ocurrido sus disensiones domesticas que han retrasado el vuelo que podía tomar la causa común, mirando como la mayor desgracias que cinco mil bayonetas que nunca se han apartado del frente de esta Provincia, subyuguen millares de habitantes y causen daños tan enormes, prolijos y continuados. 

Penetrado mi corazón de situación tan degradante e ignominiosa, admití el mando del General en Jefe del Ejército de Observación sobre el Alto Perú. 

Para mover mi expedición, y llenar este deber he pedido de Buenos Aires, Mendoza, Córdoba y demás pueblos hermanos, los auxilios que son de indispensable necesidad, a cuyo objeto, he nombrado a mis apoderados, y camina como tal a la ciudad de Buenos Aires el Cnel. 

De Granaderos a caballo, don Francisco Péres de Uriondo, a quien encargo especialmente que no demore un momento el transporte o conducción de los socorros que le franquee. 

Estos no tienen ni pueden tener jamás una inversión activa o pasiva en las discordias que se suscitan entre hermanos, sino que son dirigidos a la salvación de los peligros comunes. 

Sobre esta fe y confianza, suplico a usted interponga sus respetos y autoridad para facilitar al dicho señor Uriondo la conducción de los auxilios que se me remitan con la brevedad que exige la importancia de mi expedición. 

Dios guarde a usted muchos años.

El 24 de diciembre de 1820, Güemes comunica al Gobernador de Santa Fe: El 22 al amanecer, cargaron sobre Humahuaca por cerros y sendas desconocidas, dos fuertes divisiones enemigas, con el objeto de sorprender mi vanguardia. 

Allí, sin creerlo, se encontraron con el vigilante Comandante General de ella, Coronel don José María Péres de Uriondo, mandando los bravos Regimientos de Húsares y Dragones, un piquete de Infantes, los tres Escuadrones de Gauchos Dragones de Güemes.

No sólo ha sido burlada su temeraria empresa sino que aseguro a V. S. que ese miserable resto de mercenarios avanza un tanto más o se demora en aquel punto por seis ocho días dando tiempo a que el señor Mayor General Heredia, que salió ayer, con los Regimientos de Granaderos y Cazadores Escuadrón del Volcán y una parte de la División de Gauchos de Jujuy, no volverá uno solo sin escarmiento, y tendré la satisfacción de comunicarlo a V. S. con la absoluta destrucción de los tiranos, desbaratando todo obstáculo, hasta encontrarme con el señor San Martín. 

Yo saldré inmediatamente con los Infantes Artilleros y Gauchos dispuestos, que se me avise que avanzan, o que permanecen en aquella posición. 

En diciembre del mismo año, Güemes envió varios colaboradores a Bolivia a reclutar hombres.

A través de ellos mantenía comunicación permanente con los patriotas del Alto Perú y con San Martín. 

El 17 de agosto, se cumplirán 175 años del paso a la inmortalidad del Grl. San Martín. 

En ese marco, se considera de interés recordar un momento particular de la historia de Sud américa hispana en la cual el general San Martín se encontraba al mando del Ejército Libertador y Güemes, al mando del Ejército de Observación sobre el Perú. 

Resta acotar que las fuerzas realistas superaban ampliamente al Ejército Libertador, motivo por el cual el Plan Sanmartiniano preveía debilitarlo mediante una acción ofensiva por el Alto Perú a cargo del general Güemes. 

De esa manera, los realistas estarían obligados a dividir sus fuerzas para combatir en dos frentes. 

La muerte de Güemes truncó ese plan. 

S.E. María Cristina Fernandez
Soberana Compañía de Loyola



Baden-Powell fue nombrado caballero en 1909 por el rey Eduardo VII. Más tarde, en 1929, fue nombrado barón por el rey Jorge V, convirtiéndose en Lord Baden-Powell. También fue nombrado jefe scout mundial en el primer Jamboree internacional de Boy Scouts en 1920. 


San Ignacio Lazcano de Loyola fue en un principio un valiente militar, pero terminó convirtiéndose en un religioso español e importante líder, dedicándose siempre a servir a Dios y ayudar al prójimo más necesitado, fundando la Compañía de Jesús y siendo reconocido por basar cada momento de su vida en la fe cristiana. Al igual que San Ignacio, que  el Capitán General del Reino de Chile Don Martín Oñez de Loyola, del Hermano Don Martín Ignacio de Loyola Obispo del Río de la Plata, y de del Monseñor Dr Benito Lascano y Castillo, Don Carlos Gustavo  Lavado Ruiz y Roqué Lascano Militar Argentino, desciende de Don Lope García de Lazcano, y de Doña Sancha Yañez de Loyola.

Ad Majorem Dei Gloriam

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