lunes, 18 de agosto de 2025

Soberana Orden Militar de Caballería Ligera del Papa de San Ignacio de Loyola.Por S.E. Muy Augusta Dama Profesora Doña María Cristina Fernandez de Pérez. El plan combinado: San Martín y Güemes En el marco de un nuevo aniversario del paso a la inmortalidad de José Francisco de San Martín, a quien Luis Oscar Colmenares considera arquetipo de los argentinos, se señala que el prócer actuaba en común acuerdo con Martín Miguel Juan de Mata Güemes desde 1814.

Convencido que la única manera de finalizar con el dominio español sería atacando la Capital del Virreinato del Perú –Lima- San Martín optó por organizar un Ejército en Mendoza y con él cruzar la cordillera de Los Andes para desde Chile dirigirse por mar hacia las costas peruanas.

Para que ese plan pudiera concretarse había que impedir que los realistas avanzaran sobre el territorio, fueran ocupando las distintas ciudades y recuperaran Buenos Aires, objetivo que una y otra vez intentaron cumplir sin éxito. Güemes, con sus tropas desprovistas de los elementos necesarios pero con una férrea disciplina y un inmenso amor a la Patria, lo impidieron. 

Según el Plan Libertador, del que participaban los Generales José de San Martín, Manuel Belgrano y Martín Güemes, con apoyo de los Directores Supremos de Argentina y de Chile (Juan Martín de Pueyrredón y Bernardo de O’Higgins, respectivamente) mientras San Martín desembarcaba en el Perú Güemes debía, en un movimiento envolvente (de pinzas), libertar el Alto Perú y ayudarlo a liberar Perú. 

Con esa misión, el 8 de junio de 1820, San Martín nombró a Güemes General y Jefe del Ejército de Observación sobre el Perú: Por sus conocimientos distinguidos, sus servicios notorios, la localidad de su provincia y voluntaria aclamación de los Jefes y Tropa del Ejército Auxiliar del Perú. 

A V.S. pues corresponde desempeñar con la dignidad que sabe, las delicadas funciones de esta Superior Calificación Militar. 

Bernardo de O’Higgins, escribió a Güemes que su gobierno garantizaba que serían cumplidas las promesas que le hubiera hecho o hiciera San Martín. 

El Ejército de Observación, al mando de Güemes, debía unirse al de San Martín para acabar con el dominio hispánico. 

Para ello pidió a los gobiernos de las otras Provincias que lo reconocieran y auxiliaran con dinero, ganado, ropa, armamento, etc. 

Sólo obtuvo alguna contribución que desde Córdoba le enviara el Juan Bautista Bustos, que se había quedado con parte del Ejército del Norte, al disolverse en la sublevación de Arequito. 

En agosto Güemes informaba a San Martín que disponía de 2000 hombres de línea y gauchos escogidos “los más valientes subordinados y honrados”, sin contar las tropas y ganados que mantenía en la vanguardia, todos armados y la mayor parte municionados; 2000 mulas de silla; 1500 caballos; 500 mulas de arriar; 1400 burros de carga; 200 arrobas de galletas; 1500 cabezas de ganado vacuno y alguno lanar; charqui, ají, porotos, cebollas, tabaco y mil pesos, para marchar al Alto Perú. 

Aclaraba que todo había sido: Aprontado sin costo alguno por parte del Estado, pues no tienen estas cajas un solo peso en circunstancias de haber sido atacada la Provincia por los enemigos y destruida en 5 años, que sólo ella ha trabajado por la causa, en general abandonada de las demás.

El 4 de setiembre de 1820, Güemes escribía al Grl. José Miguel Carrera: Compatriota, compañero y amigo. 

Los pueblos que no existen bajo de las armas, y Gobierno de las Españas, los conceptúo siempre unidos, y siempre fieles y constantes a sostener su independencia; aunque por otro parte hayan ocurrido sus disensiones domesticas que han retrasado el vuelo que podía tomar la causa común, mirando como la mayor desgracias que cinco mil bayonetas que nunca se han apartado del frente de esta Provincia, subyuguen millares de habitantes y causen daños tan enormes, prolijos y continuados. 

Penetrado mi corazón de situación tan degradante e ignominiosa, admití el mando del General en Jefe del Ejército de Observación sobre el Alto Perú. 

Para mover mi expedición, y llenar este deber he pedido de Buenos Aires, Mendoza, Córdoba y demás pueblos hermanos, los auxilios que son de indispensable necesidad, a cuyo objeto, he nombrado a mis apoderados, y camina como tal a la ciudad de Buenos Aires el Cnel. 

De Granaderos a caballo, don Francisco Péres de Uriondo, a quien encargo especialmente que no demore un momento el transporte o conducción de los socorros que le franquee. 

Estos no tienen ni pueden tener jamás una inversión activa o pasiva en las discordias que se suscitan entre hermanos, sino que son dirigidos a la salvación de los peligros comunes. 

Sobre esta fe y confianza, suplico a usted interponga sus respetos y autoridad para facilitar al dicho señor Uriondo la conducción de los auxilios que se me remitan con la brevedad que exige la importancia de mi expedición. 

Dios guarde a usted muchos años.

El 24 de diciembre de 1820, Güemes comunica al Gobernador de Santa Fe: El 22 al amanecer, cargaron sobre Humahuaca por cerros y sendas desconocidas, dos fuertes divisiones enemigas, con el objeto de sorprender mi vanguardia. 

Allí, sin creerlo, se encontraron con el vigilante Comandante General de ella, Coronel don José María Péres de Uriondo, mandando los bravos Regimientos de Húsares y Dragones, un piquete de Infantes, los tres Escuadrones de Gauchos Dragones de Güemes.

No sólo ha sido burlada su temeraria empresa sino que aseguro a V. S. que ese miserable resto de mercenarios avanza un tanto más o se demora en aquel punto por seis ocho días dando tiempo a que el señor Mayor General Heredia, que salió ayer, con los Regimientos de Granaderos y Cazadores Escuadrón del Volcán y una parte de la División de Gauchos de Jujuy, no volverá uno solo sin escarmiento, y tendré la satisfacción de comunicarlo a V. S. con la absoluta destrucción de los tiranos, desbaratando todo obstáculo, hasta encontrarme con el señor San Martín. 

Yo saldré inmediatamente con los Infantes Artilleros y Gauchos dispuestos, que se me avise que avanzan, o que permanecen en aquella posición. 

En diciembre del mismo año, Güemes envió varios colaboradores a Bolivia a reclutar hombres.

A través de ellos mantenía comunicación permanente con los patriotas del Alto Perú y con San Martín. 

El 17 de agosto, se cumplirán 175 años del paso a la inmortalidad del Grl. San Martín. 

En ese marco, se considera de interés recordar un momento particular de la historia de Sud américa hispana en la cual el general San Martín se encontraba al mando del Ejército Libertador y Güemes, al mando del Ejército de Observación sobre el Perú. 

Resta acotar que las fuerzas realistas superaban ampliamente al Ejército Libertador, motivo por el cual el Plan Sanmartiniano preveía debilitarlo mediante una acción ofensiva por el Alto Perú a cargo del general Güemes. 

De esa manera, los realistas estarían obligados a dividir sus fuerzas para combatir en dos frentes. 

La muerte de Güemes truncó ese plan. 

S.E. María Cristina Fernandez
Soberana Compañía de Loyola



Baden-Powell fue nombrado caballero en 1909 por el rey Eduardo VII. Más tarde, en 1929, fue nombrado barón por el rey Jorge V, convirtiéndose en Lord Baden-Powell. También fue nombrado jefe scout mundial en el primer Jamboree internacional de Boy Scouts en 1920. 


San Ignacio Lazcano de Loyola fue en un principio un valiente militar, pero terminó convirtiéndose en un religioso español e importante líder, dedicándose siempre a servir a Dios y ayudar al prójimo más necesitado, fundando la Compañía de Jesús y siendo reconocido por basar cada momento de su vida en la fe cristiana. Al igual que San Ignacio, que  el Capitán General del Reino de Chile Don Martín Oñez de Loyola, del Hermano Don Martín Ignacio de Loyola Obispo del Río de la Plata, y de del Monseñor Dr Benito Lascano y Castillo, Don Carlos Gustavo  Lavado Ruiz y Roqué Lascano Militar Argentino, desciende de Don Lope García de Lazcano, y de Doña Sancha Yañez de Loyola.

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Ad Majorem Dei Gloriam

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