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Semana Social 2012 en Mar del Plata
MAR DEL PLATA, martes 26 junio 2012 (ZENIT.org).- “Queremos reafirmar el compromiso de promover el desarrollo integral y erradicar la pobreza en este camino del Bicentenario del 2010 al 2016. Deseamos ser parte de este camino y contribuir a generar una nación más igualitaria. El diálogo es esencial en la vida de toda familia y de cualquier construcción comunitaria. Buscamos que esta Semana Social sea un verdadero espacio constructivo para realizar acuerdos y propuestas para el bien común”, dijeron los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPAS) de Argentina, al sintetizar las conclusiones de los casi trescientos participantes en la Semana Social 2012 en Mar del Plata con el lema “Trabajo, dignidad y justicia Social”.
“El auténtico camino para la inclusión social es el trabajo dignamente remunerado. Renovamos nuestro compromiso con la cultura del trabajo. Rechazamos la negativa divulgación de conductas consumistas y materialistas sin aprecio al trabajo”, subraya el mensaje final.
La misa de clausura fue presidida por monseñor Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú y presidente de la CEPAS, y concelebrada por monseñor Jorge Casaretto, obispo emérito de San Isidro e integrante de la Comisión, y once sacerdotes.
Al iniciarse la misa, monseñor Casaretto dirigió unas palabras a los fieles: "En estos días la Iglesia argentina ha vivido un acontecimiento duro, verdaderamente triste, y hemos tratado de prescindir de esto durante el desarrollo de la Semana Social para poder avanzar en nuestro pensamiento y nuestra reflexión en paz”.
“En este momento de la Eucaristía final –agregó- con Jorge [Lozano] pensamos que es importante que pongamos toda nuestra oración ahora y aquí por la Iglesia, por monseñor Bargalló, por todo lo que esto pudo haber afectado a la vida de la Iglesia. Ponemos esto en el altar del Señor para que esta dimensión tan fuerte haga crecer a la Iglesia en sus valores, sobre todo en el valor de la misericordia, de la caridad y de la edificación de nuestro pueblo”.
Monseñor Casaretto señaló, además, que “en esta Eucaristía vamos a rezar también por monseñor Giaquinta y monseñor Laguna, recordándolos como fueron: importantes gestores de la Pastoral Social y que en el término de estos dos años, que no nos reunimos en Mar del Plata, murieron los dos. Y también rezamos por las intenciones de todos ustedes".
Dirigentes sindicales, miembros de cámaras empresarias, representantes de organizaciones sociales, equipos de Pastoral Social de varias diócesis del país y movimientos apostólicos, además de jóvenes que representan a distintos sectores, participaron en este tradicional espacio de diálogo y reflexión, cuyo objetivo es buscar acuerdos y propuestas para el bien común.
Durante la Semana Social, organizada por la CEPAS y el obispado de Mar del Plata, los asistentes trabajaron en cinco mesas temáticas: Distribución de la riqueza, Trabajo no registrado, Desocupación, Trabajo y Juventud, y Trabajo y Cuestión Ambiental.
En la apertura, monseñor Antonio Marino, obispo de Mar del Plata, destacó que "el lema no podía ser más oportuno, ya que como temas, tienen vigencia permanente" y, al referirse al problema crónico de los trabajadores de la pesca local dijo que el diálogo constituye "el único camino" y que es preciso hacer de él "una cultura", ya que "la negociación y la manifestación son importantes en tanto aceleradoras de una solución".
En ese marco, Hernán Escudero, miembro del programa Nuevos Dirigentes de la Pastoral Social Nacional, presentó la Guía sobre Pastoral del Mundo del Trabajo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM); monseñor Jorge Lugones, obispo de Lomas de Zamora y miembro de la CEPAS, dio detalles de la Guía sobre Pastoral de los Derechos Humanos del CELAM, y monseñor Casaretto se refirió al libro que refleja las Conclusiones del Primer Congreso Nacional de Doctrina Social de la Iglesia que se realizó en Rosario en mayo de 2011.
Mensaje final
En el mensaje final, los participantes afirman, entre otras cosas: “La tarea de nuestra Pastoral Social es acompañar la vida de nuestro pueblo, que busca su dignidad en el trabajo y en su desarrollo pleno. Por eso, como comunidad cristiana, debemos esforzarnos cada vez más en estar presentes en todos los ambientes de la vida económica, sector de trabajadores, empresarios, dirigentes políticos, de manera cordial y cercana”.
“Nos preocupa la crisis económica global y las consecuencias que se pueden derivar en pérdida de fuentes de trabajo en nuestro país y la región. Nos preocupa el afán excesivo de lucro y las nuevas formas de explotación.
Queda claro que del trabajo depende el desarrollo humano integral de cada persona y del conjunto de la sociedad. Por eso el desafío de generar trabajo es tarea prioritaria del Estado, pero también de la sociedad en su conjunto. Todos debemos ser parte en la generación de igualdad de oportunidades para todos nuestras hermanas y hermanos.
Reafirmamos los principios fundamentales de la enseñanza social de la Iglesia: la dignidad inviolable de la persona humana, el destino universal de los bienes de la creación, la participación de todos en la búsqueda de bien común, la solidaridad.
Queremos reafirmar también el compromiso de promover el desarrollo integral y erradicar la pobreza en este camino del Bicentenario del 2010 al 2016. Deseamos ser parte de este camino y contribuir a generar una nación más igualitaria.
El diálogo es esencial en la vida de toda familia y de cualquier construcción comunitaria (HB, 16). Buscamos que esta Semana Social sea un verdadero espacio constructivo para realizar acuerdos y propuestas para el bien común.
El auténtico camino para la inclusión social es el trabajo dignamente remunerado. Renovamos nuestro compromiso con la cultura del trabajo. Rechazamos la negativa divulgación de conductas consumistas y materialistas sin aprecio al trabajo”.
Atentamente:
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