jueves, 12 de julio de 2012

EL ORGULLO DE UN VIEJO SOLDADO, Granadero Don Miguel Cleofo Villareal. Colaboración de Padre Domingo Alberto Soria Sosa, Capellán de la SOMCLPSIL

Soberana Orden Militar de Caballería Ligera del Papa de
 San Ignacio de Loyola
Priorato General de la República Argentina
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Era el Granadero Reservista más viejo. Don Miguel Cleofo Villareal había nacido en 1906. En un lejano 1927 había sido custodia y escolta del Presidente Marcelo T. de Alvear, como parte integrante del Regimiento de Granaderos a Caballo "General San Martín".

En 2006, cuando estaba por cumplir los 100 años, la familia le preguntó que quería para su centenario. "¡Tráiganme Granaderos!" pidió...

Sus familiares se contactaron con la "Asociación de Granaderos Reservistas de la República Argentina", y para su cumpleaños número cien estuvo rodeado de Reservistas que le brindaron su homenaje y cariño. Hasta hubo cámaras de televisión registrando el centenario de Don Miguel. Y ante la pregunta del periodista sobre qué le hubiese gustado como regalo, el Granadero centenario dijo: "¡Quiero un uniforme de Granadero!"

Sabido es que era imposible cumplir ese pedido, ya que el Uniforme Histórico Nacional de Granadero sólo podían recibirlo instituciones que ameriten tal presente, y no personas.

Pero sin embargo, el Jefe del Regimiento de Granaderos a Caballo de aquel entonces, Coronel Federico Sidders, dispuso que sí se le obsequie un Morrión de Tropa...

Infinita fue la alegría de aquel viejo soldado que orgulloso lució su morrión, el mismo que había portado con hidalguía a los veinte años.

Poco tiempo después, el Arma de Caballería del Ejército Argentino le dio una Condecoración muy especial: la “Orden Ecuestre Militar Caballeros Granaderos de los Andes”
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En enero de 2009, ya con 102 años de vida, Don Miguel Cleofo Villareal desensilló su caballo, entregó su equipo, y pasó a formar parte del Escuadrón del Cielo, lugar adonde van todos los Granaderos que han partido, bajo la atenta mirada del General San Martín, que observa orgulloso, sin lugar a dudas, a sus queridos "muchachos"

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Ad Majorem Dei Gloriam

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