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“Yo he
venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”
(Jn. 10,10)
Estamos transitando los últimos
días del año y nos disponemos a celebrar la Navidad como una invitación a seguir en camino,
donde la Vida
reclama, porque Jesús, el Emmanuel, está y camina con nosotras y
nosotros. Él vino a traernos vida y vida en
abundancia y nos envía como discípulos-misioneros a anunciar la Buena Nueva de la
liberación, para que nuestros pueblos en Él tengan Vida. (Plan Trienal 2010-2013).
Ya el papa Juan
XXIII, a las puertas del Concilio Vaticano II, nos advertía de los peligros que suponen los
profetas de calamidades, aquellos que no anuncian más que desgracias y malas
noticias. Nuestros Pastores en
Aparecida nos recuerdan que “los cristianos somos portadores de buenas noticias
para la humanidad y no profetas de desventuras” (DA. 29). Es por eso que en esta Navidad,
queremos celebrar la buena noticia de un Dios que sigue manifestándose a través
de los signos de los tiempos en este mundo nuestro, al que miramos con ojos de
misericordia y en el que nos encontramos con hombres y mujeres que trabajan al
servicio de las grandes causas de nuestro pueblo, en la construcción de una
humanidad nueva, con vida digna y abundante para todos, todas y todo.
Con ellos y ellas, y desde diversas plataformas,
queremos sostener la misma y única esperanza del Pueblo,acompañando
sus legítimas reivindicaciones de humanización, libertad, justicia, igualdad,
verdad, identidad, alteridad, desde el horizonte de un mundo nuevo posible (Plan Trienal 2004-2007), inaugurado
por Jesús de Nazaret, que al decir del papa León Magno, "fue tan humano, pero
tan humano, como sólo puede serlo Dios”. Cuanto más “Hijo de hombre” más “Hijo
de Dios”. (Plan Trienal 2010-2013)
El nacimiento de Jesús es luz, vida definitiva y buena noticia
para nuestro pueblo. Nacimiento
que expresa a un Dios que no tuvo miedo de meterse en el barro de nuestra humanidad y que nos
invita a meternos en medio del pueblo y a sumarnos al entramado de
sueños y luchas por una vida digna en abundancia, desde los pobres a todos.
Como Vida Religiosa en Argentina confesamos con san Ireneo y
con el mártir Romero de América que “la gloria de Dios es que el hombre (pobre) viva”, renovamos nuestra opción por
los pobres y nuestro compromiso de seguir en camino, donde la Vida reclama
¡Les deseamos una FELIZ NAVIDAD y un
FECUNDO 2013!
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