viernes, 13 de marzo de 2009

De nuestro corresponsal en Corrientes S.E. Caballero de Gracia Don Juan Carlos Raffo

PAGO LARGO

por S.E. Caballero de Gracia Don Juan Carlos Raffo


Genaro Berón de Astrada representado por Joaquín Revilla recibe en el Campamento de Abalos al veterano Sargento Victorio Gauna. Rodaje del programa Historias de Corrientes que se emitirá en recordación de los 170 años de la Batalla de Pago Largo.

Pago Largo es la esencia de nuestras luchas por la Libertad y la Organización Nacional. Corrientes sacrificó lo mejor de sí, sus hijos, en aras de conformar una nación que alumbrara un porvenir venturoso en el Río de la Plata.

La historia se repite, es cierto. Por ello hay que estar atento a lo que fuimos, de donde venimos y recordar todo lo que dimos en procura de adelantar el reloj de la historia.

No se trata de ensañarse con quienes hace 170 años, al igual que hoy, se empecinaron en trabar la construcción de una nación y su consecuente progreso, producto de la falta de ilustración e imaginación más que de la maldad o afán de daño.

No creo que los hombres tanto de ayer como los de hoy busquen el daño por el daño mismo desde el poder. Quienes abrazan la pasión de la política entiendo que lo hacen con la mayor honestidad y si las equivocaciones son sus constantes, todo ello es producto de una carencia intelectual más que del afán por confrontar en el terreno de la discordia.

Pensemos sino, por qué Juan Manuel de Rosas estaba casi en soledad de mando en una vereda y en la de enfrente estaban luminarias como: Juan B. Alberdi, Domingo F. Sarmiento, Salvador Ma. del Carril, Miguel Cané, Santiago Derqui, Hilario Ascasubi, Florencio Varela, Mariquita Sánchez, Esteban Echeverría y otros. No era mera casualidad ni un fraccionamiento caprichoso.

La Argentina está confundida desde hace décadas. Perdimos la brújula que nos orientaba hacia el norte de realizaciones universales. Caímos en el infantilismo de “revisar nuestra historia” con ligereza cuando no con mala intención. En muchos casos la distorsionamos adecuándola a nuestros gustos partidarios de coyuntura. Y así nos fue y nos va.

Todos ponderamos la lección cívica que dio al mundo Barack Obama al asumir su presidencia. Como que también pudimos observar que el primer mandatario norteamericano al referirse al fondo de la historia de su país, no observó tan siquiera un detalle de las personalidades fundadoras de su nación: George Washington, Jhon Adams, Thomás Jefferson, James Madison, James Monroe, J. O. Adams, Andrew Jackson, etc.

Eso significa preservar la brújula que orienta el norte a navegaciones inteligentes. Es tan simple como la lección educadora que brindan en cada casa papá y mamá.

Pago Largo ha sido una lección probablemente no bien insertada “conceptualmente” en las páginas de nuestros manuales educativos.

Con enunciar el por qué peleamos contra el Gobernador y no el pueblo de Buenos Aires, aquel 31 de marzo de 1839 en la batalla más cruel que registra la historia de nuestra organización nacional, queda en claro, después de 170 años, al perdurar caprichos y tesis que continúan frenando nuestro avance hacia la gran nación federal que soñaron nuestros mayores, que el martirologio de nuestro Gobernador Genaro Berón de Astrada fue el justo grito libertario que el Río de la Plata reclamaba por entonces. Porque sin Pago Largo, Caseros hubiese estado mucho más lejos aún que aquellos 13 años que marcaron el alumbramiento de nuestra Constitución Nacional.

Morimos en la Batalla de Pago Largo 1.860 correntinos, de los cuales fueron sanguinariamente degollados 800, por reclamar:

Constitución Nacional: Rosas no la quería porque con la delegación del manejo de las Relaciones Internacionales que le otorgaban las provincias de la Confederación, era un Presidente de hecho, sin Corte Suprema de Justicia ni Congreso Nacional que lo controlara.

Reclamábamos La Libre Navegación de los Ríos: las provincias autónomas tenían derecho a comerciar libremente con embarcaciones de todas las naciones del mundo.

La derogación de la Ley de Aduanas de 1835 decretada por Rosas. Obligaba a provincias de fuerte comercio, como las litoraleñas, a subordinarlo al de Buenos Aires. La ley esbozaba en parte la política económica de Rosas estableciendo altos gravámenes a la importación y exportación, así las naves extranjeras no encontrarían un puerto más conveniente que el de Buenos Aires y no sería buen negocio para ellas hacer el largo viaje hasta el puerto del litoral, teniendo que pagar lo mismo que en Buenos Aires. Así, ésta seguiría siendo el único puerto de entradas y salidas y su aduana la seguiría enriqueciendo, manteniendo de esta manera su predominio sobre sus hermanas menores.

Esta era una de las poderosas razones que impedía que el país se organizara constitucionalmente y las rentas aduaneras, en consecuencia, no se nacionalizaran.
Casas más casas menos, igualito a nuestro presente.

Vale la pena releer la historia. Por qué tropezar con más piedras. Y para el “distraído” que pretenda enrostrarme la asociación de nuestro enorme Gobernador Berón de Astrada con Francia y la Banda Oriental para derrotar al equivocado gobernador porteño, le dejo esta reflexión de Juan Bautista Alberdi:

“Nosotros no somos hijos de la tierra sino de la humanidad. De lo contrario las bestias nacidas en nuestra tierra serían nuestras hermanas”, por eso “para los espíritus vastos y serios que saben no estacionarse en el círculo estrecho de la nación, la patria es la humanidad”.

Correntinos, que bueno sería que a 170 años de aquel ejemplar “martirologio”, podamos ajustar nuestros espíritus y razonamientos al común afán de engrandecer nuestra Provincia y nuestro país.
La mejor manera de honrar a nuestros grandes hombres es mirarnos en sus figuras y procurar, aunque sea en pequeña dimensión, imitar sus ejemplos adecuándolos al momento que nos toca vivir.
Pago Largo intelectualmente estuvo de la mano de nuestro gran estadista de todos los tiempos: Pedro Ferré y su espada guerrera fue la que levantó su gobernador Genaro Berón de Astrada.

Pago Largo HOY, debe ser un horizonte para el mañana. Nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos deben aprender a valorar estos tramos de nuestra rica historia provincial y nacional. El mañana está ahí nomás… y mucho depende del hoy que sepamos cultivar.

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