Orden de los Caballeros de
Priorato General de Argentina
Bendición Apostólica SS el Papa Benedicto XVI
Bendición Apostólica de SS el Papa Francisco
Bendición Apostólica Obispado Castrense de Argentina
Bendición Apostólica Obispado Castrense de Argentina
La Orden de Caballeros de Su Santidad el Papa "San Ignacio de Loyola", es jesuita laica, bajo la Bendición del General de la Compañía de Jesús, Padre Adolfo Nicolás, colaboradores en la obra de Dios y de los Jesuitas en la misión de Cristo, en obras inspiradas en el desarrollo, la justicia social, los derechos humanos de los pueblos, el cuidado del medio ambiente y en la espiritualidad ignaciana, sean o no sus dignatarios de la Compañía de Jesús) click.
Quienes Somos
Los Caballeros de la Orden , soldados de Dios, somos jesuitas laicos, hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios. Herederos de Misioneros y educadores, viajeros y descubridores, cartógrafos y geógrafos, hombres de teología y espada, de ciencia y espiritualidad, conspiradores políticos o pacificadores, los jesuitas han sido, desde la fundación de la Compañía de Jesús una de las órdenes religiosas más importantes y controvertidas de la cristiandad; efectivamente, un grupo muy influyente a nivel mundial.
Los Jesuitas conquistaron Sud América párrafo la Iglesia de Roma
(DIJO Señor Maculay)
Bandera de las Américas, adoptada como símbolo de las Américas
Por la Séptima Conferencia Internacional Americana de
Montevideo el 13 de diciembre de 1933
Se dedicaba a Los Gastos de la guerra contra Los Infieles
En agosto se recordó el paso a la gloria inmortal del Grl José de San Martín quien mantuviera una común unión con los generales Martín Miguel de Güemes y Manuel Belgrano.
LO CONVOCAN PARA QUE LOS LIBERTE
En Martín Güemes, el héroe mártir el Dr. Luis Oscar Colmenares realiza una interesante síntesis de
los sucesos del año 1820, mientras José de San Martín ejecutaba el Plan
Continental. Colmenares divide este capítulo en dos títulos bajo los cuales
relata cómo el rey de España buscaba un acuerdo con San Martín y Güemes
mientras los altoperuanos peidían a Güemes que los liberte.
El virrey Pezuela recurre a San
Martín y a Güemes
“La obligada aceptación de la Constitución de 1812
por parte de Fernando VII en 1820 motivó que la Corona se dirigiera al
virrey del Perú, don Joaquín de la
Pezuela , para que buscara una transacción con los patriotas.
Las bases sobre las que debía efectuarse esta
transacción eran la jura de la
Constitución por parte de los disidentes y el reconocimiento
del gobierno constitucional de España.
La orden real llegó al virrey cuando San Martín
acababa de desembarcar en Pisco. Por eso, lo primero que hizo Pezuela fue
invitar al Libertador a negociar en el pueblo peruano de Miraflores. Los
diputados enviados por San Martín transmitieron al Libertador las exigencias
del rey, junto con múltiples ofrecimientos de honores y prerrogativas,
asegurándole al prócer una fortuna brillante. El 5 de agosto de 1820, Pezuela
le comunicó a Ramírez Orozco el resultado de la siguiente manera: “San Martin
se ha negado a todo partido que no tenga por base la libertad política del país
y, en consecuencia, me anuncia la cesación del armisticio y continuación de la
guerra”.
Antes de saber del fracaso de esta instancia
ante San Martín, el virrey redactó otro oficio, destinado también a Ramírez
Orozco y con igual fecha que el precitado. Le decía que intentara, en su
representación, transar con los patriotas de las Provincias Unidas, pues sabía
que estas provincias carecían de un gobierno central, lo cual no le impediría
actuar. Y ordenaba en este oficio: “La primera diligencia deberá ser enviar un
parlamentario a Güemes, que es el jefe más inmediato a la línea de operaciones
de ése ejército, con un oficio en que al mismo tiempo que se le anuncie la jura
de la constitución por San Martín y sus pacíficas miras respecto de la América , se le convide a
la negociación y se le proponga desde luego una suspensión de las hostilidades…
sirviendo al efecto de norma el que yo pasé a San Martín”.
Pezuela no había despachado aún este oficio,
cuando se enteró que San Martín rechazaba toda transacción que no descansara en
la independencia. Entonces redacto un nuevo oficio, con igual fecha y destinatario
que el que hemos citado en primer término, comunicándole a Ramírez Orozco la
actitud del Libertador, y le envió, además, las instrucciones que debían
observar los comisionados que actuaran en nombre del rey, cuyo punto 7º reza
así: “Se autoriza a los señores comisionados para proponer y asegurar a los
jefes o mandatarios de los pueblos disidentes cuantas ventajas personales
fueran capaces de excitarlos a que tomen parte y entren en el convenio que se
trata de ajustar, sin perdonar al efecto dispendio ni sacrificio alguno de
honores y prerrogativas y sobre todo tratarán de ganar por todos los medios
posibles al jefe de la provincia de Salta don Martín Güemes, pues la
incorporación de ése en nuestro sistema acarrearía ventajas incalculables por
su rango y por el gran influjo que ha adquirido sobre los pueblos de su mando”.
Pezuela consideraba que los comisionados más
adecuados para tratar con Güemes eran el brigadier Pedro Antonio de Olañeta y
el coronel Guillermo Marquiegui. Estos dos jefes realistas ya habían intentado
convencer a Guemes de que debía abandonar su lucha en favor de la libertad y la
independencia de las Provincias Unidas. A tal fin le envió a cada uno una
carta, fechadas ambas el 19 de setiembre de 1816.
La respuesta de Güemes a los dos fue
inmediata. A Olañeta le dijo: “diré a usted que desde ahora para siempre
renuncio y detesto ese decantado bien que desea proporcionarme. No quiero
favores en perjuicio de mi país: este ha de ser libre a pesar del mundo entero…
Yo no tengo más que gauchos honrados y valientes. No son asesinos sino de los
tiranos que quieren esclavizarnos. Con éstos únicamente lo espero a Ud., a su
ejército y cuantos mande la
España ”. A Marquiegui le expresó: “… yo no aspiro a premios
ni recompensas: trabajo por la libertad del país. Estoy convencido por
principios que la causa que sostengo es justa y santa; y aunque sea sin
concurso de otras naciones, he de vencer o morir”.
La misión encomendada por Pezuela a Ramírez
Orozco el 5 de octubre de 1820, la cumplió Pedro Antonio de Olañeta por medio
de emisarios, estando Güemes en su lecho de muerte”. La respuesta del héroe fue la misma que en pie
había dado a partir del momento que abrazó la causa patriota.
Los altoperuanos anhelan la libertad y
recurren a Güemes
Bajo éste título Colmenares expresa: “Se puede afirmar que en
distintas regiones del Alto Perú esperaban que entre 1820 y 1821 Martín Miguel
de Güemes llevara a cabo la ansiada liberación. Hay documentos que así lo
demuestran, en su mayoría realistas.
En primer término, nos referiremos a una
acción de grandes proyecciones, de la que nos informan tanto un oficial
patriota como el comandante en jefe del Ejército Realista del Alto Perú.
El comandante de la división de fusileros y
segundo jefe de la fuerza del coronel José Miguel Lanza, don Mariano
Mendizábal, dirigió un oficio a San Martín desde Inquisivi el 30 de mayo de
1821. Tras narrarle que siendo capitán de la 3ª compañía del batallón de la
reina y subdelegado del partido de Ayopaya comprendió cuáles eran sus
obligaciones de americano, expresa haber logrado que “70 oficiales de distintos
cuerpos y condecoradas personas con destino de primera clase, combinen conmigo
a una contrarrevolución indefectible y toma de las plazas de Oruro, La Paz y Cochabamba. Pero quiso
mi desgracia entre la casualidad de mis infortunios que, por hacerlo mejor,
anticipase carta con este aviso al señor general Güemes y ésta la interceptasen
en Potosí los tiranos”. Mendizábal huyó a tiempo, incorporándose el 7 de
diciembre de 1820 a las fuerzas del coronel Lanza.
Por su parte, el General en Jefe del Ejército
del Alto Perú don Juan Ramírez Orozco, se dirigió el 1 de enero de 1821 desde
Puno al Ministro de Guerra de España, expresándole “el estado actual de esta
parte de Sudamérica y el eminente peligro que se divisa con visos de certeza si
con la velocidad del rayo no se acude al pronto remedio”. En su extenso oficio,
Ramírez Orozco consigna lo siguiente sobre la rebelión de Mendizábal: “En el
mismo 13 de diciembre de 1820, con corta diferencia, debía haberse realizado en
Oruro otra contrarrevolución, en la que hacía el primer papel el capitán del
batallón de la reina, don Mariano Mendizábal, varios individuos de todas clases
y lo que es más escandaloso el mismo gobernador teniente coronel don Fermín de la Vega , pero fue descubierto
por haber interceptado en el despoblado de Atacama unos pliegos que el caudillo
Chinchilla dirigía al de la misma clase Güemes, manifestándole el detalle
aproximado del verdadero de nuestras fuerzas, sus posiciones y recursos. El
proyecto era sobre todo llevarse la tropa y con ella engrosar la fuerte gavilla
de Chinchilla y revolver las provincias de la Paz y Cochabamba y por consecuencia todo el
distrito de Buenos Aires”.
En el mismo oficio, Ramírez Orozco le
comunicaba otro intento de rebelión en el Alto Perú: “Acaba de ocurrir
recientemente en los cuerpos de la vanguardia una sedición de los batallones de
cazadores y partidarios por las clases de tropa, que debió ejecutarse el 13 de
diciembre anterior, a no ser felizmente descubierta por la delación que se
recibió de ella con oportunidad. El plan de los traidores era asesinar al
comandante general, jefes y oficiales de la vanguardia y llamar después al
caudillo Güemes que viniese a apoderarse del Alto Perú. Son pocas todas las
expresiones que se apliquen en la descripción de las fatales consecuencias que
hubiera originado esa catástrofe a no haber mediado las acertadas y ejecutivas
providencias de castigar a los cómplices con un escarmiento ejemplar y cual
correspondía a la gravedad del caso”.
Al tomar conocimiento que se había avanzado
por el Océano Pacífico sobre el Perú (expedición de San Martín) y que también
se avanzaría hacia el mismo destino por el Alto Perú (expedición Güemes),
Ramírez Orozco cambio totalmente. En el oficio a Pezuela del 11 de febrero de
1820, al que ya nos referimos, se muestra optimista: descuenta la llegada a
Buenos Aires de la expedición que anunciaba España y duda de que la expedición
de San Martín sobre el Perú pueda llevarse a cabo. Diez meses más tarde su
pesimismo es tal que ya duda hasta del éxito español y sostiene lo siguiente:
“Es de creer que Güemes, pasada la actual estación de agua, avance al Perú, y
que San Martín, siguiendo su sistema de correrías, venga a algún punto de las
costas de Arequipa. En uno y otro caso se presentan grandes dificultades para
operar a tiempo… Por lo expuesto formará V.E. un concepto bastante exacto de la
crítica, lastimosa y peligrosa situación del Perú, los progresos de los
enemigos y la decadencia de nuestros medios para contrarrestarlos,
especialmente por falta de fuerzas útiles… así, pues, repito que solo el
inmediato envío de auxilios es la salvaguardia de la conservación de estos
países”.
Ramírez Orozco también dirigió dos oficios al
virrey Pezuela, ambos fechados el 9 de enero de 1821, siempre desde Puno. En
uno de ellos reproduce lo que dijo al Ministro de Guerra de España. En el otro
acusa recibo de un oficio del virrey del 18 de diciembre de 1820, quien le
informaba la posición de San Martín en el Perú y los éxitos de Arenales en la
1ª Campaña de la
Sierra. Consecuente con lo expuesto al Ministro, Ramírez
Orozco expresa: “…yo creo hasta el grado de axioma, que el espíritu público va
disminuyendo de día en día, al paso que crece la fuerza moral de los enemigos,
en todos los pueblos en que tienen gran partido y una aceptación casi general”.
Y atento a que el virrey quería que la fuerza
a su cargo se acercara más a la capital del Perú, éste le informó que estaba en
Puno para poder controlar el orden en todas las provincias. Además, pedía
instrucciones sobre si, tomada Lima, debía marchar al Cuzco, sin consideración
a lo que ocurriría en el territorio de su mando. Cinco apartados más tiene su
pedido de instrucciones al virrey. Terminaba solicitando una contestación sin
la menor demora. Su preocupación era evidente”, finaliza el Dr. Colmenares.
AGENDA DE S.E. PROFESORA
DOÑA MARÍA CRISTINA FERNANDEZ OCSSPSIL
En Tarija, Bolivia:
7 de Julio: Se reunió con el Dr. Reinerio Subelza
Delgado, Secretario de Protección del Patrimonio Natural y Cultural del
Gobierno Autónomo Departamental de Tarija. En la oportunidad, dio a conocer la
labor que desarrolla a través del Boletín Güemesiano Digital en pro de la
difusión y estudio de la gesta independentista en ambos países. Hizo entrega de
material que refleja la integración que se promueve a través del mencionado
Boletín y las obras histórico folklóricas “La mujer en la lucha por la Independencia ”;
“Confraternidad argentino – boliviana” y “Campanadas de Patria para una
amistad”, de las que es autora.
8 de Julio: Visitó La casa de los libertadores de
América en la localidad de San Lorenzo, en memoria de Eustaquio Méndez.
Se reunió con autoridades del
Instituto Belgraniano Capítulo Tarija, su Pdte. Dr. Carlos Ramiro Luis Avila; la Vice Pdte. Lic. Marcela
Solís Ichazo y el Secretario Gral. Dr. Roberto Luis Estenssoro, con quienes
compartió conocimientos y objetivos históricos.
9 de Julio: Fue entrevistada, junto al Presidente del
Instituto Belgraniano de Jujuy, Arq. Luis Grenni por el equipo del Programa Sin
saco y sin corbata de Radio Luis de Fuentes, FM 93.1 de Tarija.
Asistió a la ceremonia de
inauguración del busto del Grl Manuel Belgrano en el Parque Héroes de la Independencia.
Asistió a la celebración
del 198º aniversario de la
Declaración de la Independencia convocada por el Consulado General
de la República
Argentina en Tarija, realizada en el Cabildo Histórico.
Dialogó con el Cónsul
General de la
República Argentina en Tarija, Ministro Ricardo H. Forrester
a quien informó sobre la situación de los restos del Cnl My de los ejércitos
patrios Juan José Fernández Campero.
Asistió al acto realizado
en el Museo del Convento de San Francisco donde se firmó una carta de intención
entre distintas instituciones, promoviendo el acceso al archivo conventual.
En Salta Argentina
10 de Julio:isertó sobre la Gesta Güemesiana
en el Escuadrón Orán de Gendarmería Nacional.
11 de Julio: Disertó sobre el General Martín Miguel de
Güemes y los valores en el Escuadrón Salvador Mazza de Gendarmería Nacional.
S.E. Don Carlos Gustavo Lavado Roqué y el General Don "Martín Miguel de Güemes". i. ISAAC3 ROQUÉ GÜEMES, b. 1846, Córdoba, Córdoba, Argentina; d. 29 de marzo 1920, Córdoba, Córdoba, Argentina. 10. ii. ENRIQUETA ROQUÉ GÜEMES, b. 1847, Córdoba, Córdoba, Argentina. iii. CONSTANCIA ROQUÉ GÜEMES, b. 10 1849, Córdoba, Córdoba, Argentina; m. PABLO C BELISLE, 09 Jun 1892, Córdoba, Córdoba, Argentina; Matrimonio: Nuestra Señora del Pilar
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