martes, 14 de julio de 2015

El Papa prometió que hablará más sobre la clase media.




En el vuelo de regreso a Roma, se refirió a su próxima gira, que lo llevará a Cuba y a EE.UU. Dijo que no consumió coca.



El Papa Francisco reconoció ayer que descuidó los problemas de la clase media y dijo que estaba dispuesto a dialogar con los estadounidenses que no concuerden con sus críticas al capitalismo. En declaraciones a periodistas en el avión que lo llevó de regreso a Roma luego de una gira de ocho días por Ecuador, Bolivia y Paraguay, el Pontífice dijo que espera que la crisis griega lleve a una mayor supervisión para que otros países no experimenten los mismos problemas.

Durante la conversación con Francisco, que ha hecho de la defensa de los pobres un pilar de su papado, un periodista le preguntó por qué casi nunca hablaba sobre los problemas de la clase media “trabajadora”. El Papa ofreció un inusual mea culpa, agradeciendo por la “buena corrección”.

“Tiene razón. Es un error mío no pensar sobre eso”, dijo Francisco.

“El mundo está polarizado. La clase media se ha achicado. La polarización entre los ricos y pobres es grande. Esto es verdad. Y, tal vez, eso me ha llevado a no tener en cuenta esto (los problemas de la clase media)”, destacó, según la agencia Reuters. Francisco dijo que habla sobre los pobres con frecuencia, porque son más numerosos, pero que las personas comunes trabajadoras tienen “gran valor”.

“Creo que usted me está diciendo algo que necesito hacer. Necesito ahondar más en esto (...)”, afirmó el Papa.

El Sumo Pontífice, que visitará Cuba y Estados Unidos en septiembre, dijo que estaba dispuesto a dialogar con estadounidenses que han considerado sus críticas del sistema económico global y el capitalismo como un ataque a su modo de vida.

“Supe que hubo algunas críticas desde Estados Unidos (...) No he tenido tiempo de ver esto bien, pero cada crítica debe ser recibida, estudiada y luego debe seguir el diálogo”, manifestó el Papa.

No consumí coca

“Nunca probé (hojas de) coca, dejemos eso en claro”, dijo Francisco cuando se le preguntó cómo se las arregló para mantener el demandante ritmo de la gira a sus 78 años. Durante el viaje se especuló que podría haber masticado hojas de coca para aliviar los efectos de la altura en Bolivia.

También respondió que no se ofendió cuando el presidente de Bolivia, Evo Morales, le regaló un crucifijo con una hoz y un martillo. “Es curioso, yo no sabía que el padre (Luis) Espinal (autor de ese diseño) era escultor y poeta”. Consideró que la obra podría incluirse dentro del género “arte de protesta”.



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