domingo, 23 de abril de 2017

La otra puerta giratoria, la tentativa. Por S.E. Cab Gran Cruz Dr D Martin Etchegoyen Lynch Ph.D.


VETERANOS DE LA FRONTERA


En estos días se discute uno de los grandes temas que contribuyen a la inseguridad ciudadana, como lo es la libertad condicional, a quiénes se puede y a quiénes no se debe otorgar. 

Desde Usina de Justicia venimos planteando la necesidad de acotar este instituto para que el garanto-abolicionismo instalado en nuestros tribunales no tenga la excusa legal para liberar criminales serialmente. 

Hoy resalto la necesidad de otra reforma, tan urgente como la anterior. La segunda gran puerta giratoria la tenemos con el instituto de la tentativa. 

Un delito, según nuestro Código Penal, queda en etapa de tentativa cuando el agente (delincuente) hace todo lo posible por cometerlo, pero por circunstancias ajenas a su voluntad no lo consigue (artículo 42). Ejemplo, el que impacta varios tiros en una víctima, pero ella, Dios o ciencia mediante, sobrevive. O el que roba golpeando con un arma a su víctima, pero a los pocos metros es detenido. En estos casos, tan aberrantes para la víctima como para la sociedad toda, el legislador de 1921 decidió premiar al criminal rebajándole la pena de un tercio a la mitad, una suerte de compensación al delincuente fracasado. Esta sustancial e ilógica rebaja hace que aun crímenes aberrantes pasen a ser excarcelables. 

El garantismo tribunalicio, así, cuenta con una gran herramienta para liberar delincuentes durante el proceso, dándose el triste y frecuente caso del criminal suelto en horas y la víctima hospitalizada. A la vez, luego, al condenar, también se sentencia a penas irrisorias, siempre porque el criminal no pudo terminar de matar, violar o robar. 

¿Recuerdan, por ejemplo, el caso de Carolina Píparo (hoy miembro de Usina de Justicia), en el que la víctima, embarazada, fue baleada en su vientre, lo que provocó a la postre la muerte del pequeño Isidro pero milagrosamente no así de su madre? Pues bien, este asesino tiene descuento de pena en cuanto a que no pudo matar a la madre. Lo que merecía perpetua serán unos pocos años y a la calle. 

Este absurdo premio al fracaso es difícil de explicar al ciudadano de a pie. El delincuente, fracasado o no, debe cumplir con la misma pena siempre. 

Este beneficio, repito, no se basa en que el potencial criminal decide no cometer un delito, ya que esto nunca es penado, sino en los casos en que hizo todo lo que estuvo a su alcance pero no lo logró. Y por ello se lo beneficia, y así, seguramente, seguirá intentando… 

Esto debe corregirse urgentemente, porque en otros lugares del mundo no es así. En los Estados Unidos, país con legislación penal diferente en cada estado, encontramos estados donde la misma pena lleva quien intenta el delito y no lo consigue que quien lamentablemente es exitoso. En otros, los liberales, sólo los delitos menores tienen rebaja al fracaso, nunca en delitos mayores como un robo a mano armada, una violación, un homicidio. Criminal que intenta, lo logre o no, es igualmente penado. 

Aprovechando los vientos de cambio y si pretendemos mejorar nuestra seguridad pública, debemos contar con una legislación acorde con estos tiempos.

Este absurdo premio al fracaso es difícil de explicar al ciudadano de a pie. El delincuente, fracasado o no, debe cumplir con la misma pena siempre Por Martín Etchegoyen Lynch Abogado, PhD en Justicia Criminal, ex fiscal en lo Criminal. Caballero GC Orden Caballeros de "San Ignacio de Loyola".Es integrante de Usina de Justicia.

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