domingo, 30 de abril de 2017

PRODUCCIÓN, TRABAJO Y BIENESTAR, CIENCIA, TECNOLOGÍA, DESARROLLO, INSTRUMENTOS NECESARIOS EN EL INGRESO AL SIGLO XXI.

VETERANOS DE LA FRONTERA


1.        Economía, Tecnología e Innovación: antecedentes:

                        Durante el siglo XX se produce la transición entre dos etapas trascendentes en la evolución Científico – Tecnológica de la humanidad. Usando fechas aproximadas, según los distintos autores, ellas son: la Revolución Industrial (1760-1980) y la Revolución Informático-Robótica (1981 al presente).

                        El desarrollo alcanzado durante la Revolución Industrial forzó las fronteras del conocimiento empírico y a partir de entonces el progreso “Científico – Tecnológico” y económico de las naciones, se vió fuertemente vinculado a las conquistas de la Investigación Científica. La evolución tecnológica e impacto socio-económico que de ellas deribó son hitos que indudablemente la humanidad nunca antes había experimentado.

                        El retorno o beneficio económico derivado del crecimiento tecnológico, nos lleva hoy al nuevo contexto de las economías de base C-T, visión que se generaliza en el mundo, que vigoriza la dinámica productiva y comercial, expande mercados y devuelve subproductos de progreso, seguridad y bienestar, a la que todos los pueblos del orbe.

                        El siglo XX, desde sus inicios, nos ha proporcionado jalones, nunca vistos de enriquecimiento científico. Efectuando una revisión muy sintética de hitos fundamentales, vemos que pasamos de la Teoría de los Cuantos de Max Plank (1901), hasta la Teoría de la Relatividad de Albert Eintein (1905) hasta la formulación de la Mecánica Ondulatoria, por la cual Schrodinger, recibió el premio Nobel de Física en 1993. Las bases de la Física Moderna estaban así establecidas.

                        No menos importante es el diseño de la primera computadora automática por Howard Aitken terminada en 1944 y sucedida por la electrónica ENAC en 1946, que apoyó el desarrollo del proyecto Maniatan. Asimismo siguiendo los pasos de Marconi (Premio Nóbel de Física, 1909), sobre la trasmisión inalámbrica, el tiodo de Forest permitió el desarrollo de la radiotelefonía y luego de la televisión.

                        El descubrimiento de la penicilina por Fleming (1928), Los trabajos del Matemático Radon en 1917, aprovechados en 1963 por A.M. Cormark para darle aplicación práctica, condujeron a G.N. Hounsfield en 1973 al desarrollo y patentamiento del tomógrafo computarizado, recibiendo los dos últimos el Premio Nobel de Medicina en 1979.

                        Sirvan estos pocos ejemplos para dimensionar el enorme legado científico que trajo el siglo XX y con ello el cambio tecnológico que habría de regir al mundo moderno y afectar a sus sociedades.

                        La innovación tecnológica, es hoy la palabra clave del crecimiento. No debe confundirse ésta, si embargo, con investigación y desarrollo, creatividad, invención o adaptación. Tampoco debe conceptuarse como el mero hecho de simplemente “modificar” o “mejorar” una metodología, sistema o producto que está en el mercado, como muchos parecen entender. El avance o mejoramiento tecnológico, es solo un primer paso del desarrollo, que es necesario alcanzar para ver si lo realizado categoriza como innovación tecnológica.

                        La  innovación, si bien se nutre de la “Investigación y Desarrollo”, la creatividad, la invención  y el desarrollo tecnológico, implica además la capacidad de llevarla a la práctica, de producirla masivamente, comercializarla, distribuirla, de introducirla en el mercado interno y externo, de proveer a su apoyo y actualización y de transformarla en beneficio social. Ella se vincula con bienes finales de capital o intermedios, procesos, metodologías y sistemas accesorios de apoyo. Pero fundamentalmente, requiere superar el proceso de introducción comercial en el mercado, que brinda la evidencia de aceptación generalizada y beneficio socio-económico. La innovación se transforma así en el puente entre Conocimiento, Desarrollo y Sociedad.


1.    Investigación , Desarrollo y Educación – Estrategia y Producción.

                        En el contexto actual –quien sabe como nunca- el mundo está urgido por una dinámica económico-productiva que debe verse inexorablemente respaldada por la permanente superación de los procesos de creación, innovación, de transferencia, producción, comercialización y expansión de mercados.

                        El peso de todo esto, descansa sobre una dupla dominante llamada Investigación y Desarrollo, de nuevos productos, procesos, metodologías y conocimientos.

                        Así pués el meollo del fenómeno descansa sobre la solidez formativa que solo proporciona una profunda, seria, eficiente y exigente educación en todos sus niveles.

                        La responsabilidad de ello no es un asunto meramente Estatal, sino también sin dudas de educandos, educadores y de la sociedad toda, por cuanto no es nada menos que el futuro de sociedad el que está en juego.

                        La dinámica que impregna el ámbito todo del desarrollo moderno, se pueden sintetizar por la concatenación sucesiva expresada por: saber – aplicar – transferir – producir – comercializar – auto sostenerse – crecer. Esto subraya la importancia primigenia del conocimiento (saber) y señala además la variada naturaleza de la gama de interrelaciones que modernamente impone el crecimiento de una región.

                        Se entrelazan así diversas facetas; un ámbito multidisciplinario y un contexto intersectorial que vincula saber con el realizar, el conocimiento con la capacidad de producir, una del quehacer que, quién sabe, hemos ido abandonando. De allí que los sistemas productivos, que naturalmente se nutren de la disponibilidad de tecnologías, ya sean de punta, avanzadas, sensitivas o duales, requieren una relación inexorable, vis a vis, con la contraparte creativa, innovativa y/o adaptativa del sistema  C-T. Ambos a la vez, necesitan estar conectados con los subsistemas de marketing y comercialización, los que realimentarán a los primeros con las realidades y demandas que imponen los mercados. Si el proceso integral logra el autosostenimiento, o sea, la rentabilidad y capacidad de expansión necesaria, su accionar coadyuvará al crecimiento real.

                        En este devenir, la integración multidisciplinaria de capacidades, con claros objetivos del proyecto tecnológico que los mancomuna, es así condición sine-qua-nom. Las Universidades y/o los Centros de Investigación solos, no resuelven el problema, son parte imprescindible. El sector productivo, por si mismo es una variable más compleja: La empresa productiva para proyectarse, depende  de la transferencia de tecnología que pueda recibir o del conocimiento propio del que disponga; de que su actividad esté vinculada a productos finales para el mercado o intermedios para otros; de su categorización como joint-venture, empresa mixta o asociada a otras extremas; nacional o extranjera, etc. En cada caso, la transferencia de tecnología influirá de distintas maneras e influirá en sus posibilidades.

                        La empresa sin tecnología propia, depende de la externa y su competitividad, eventualmente, se puede ver limitada al mercado interno o a ciertos mercados específicos, dependiendo básicamente de la calidad relativa y de sus precios, pues en el mercado externo será superada por los proveedores tecnológicos, a menos de lograr condiciones de negociación favorables que le permitan acceder a la tecnología deseada a precios razonables. No muy lejos de estas circunstancias operativas se mantuvo la industria en la Argentina, en muchos casos en el pasado y por ello también pudo mantenerse en pié, aún no habiéndose cerrado el lazo de unión con el sector científico tecnológico propio. Hoy esto ya no basta; la dinámica, tecnología y competitividad mundial, imponen otros ritmos y concepciones. Ciertamente, existen también y no se pueden descartar – aún en países en desarrollo – los así llamados nichos de oportunidades, los cuales, de no ser acompañados por el esfuerzo tecnológico y una buena capacidad competitiva de actualización y superación, serán de corta duración por natural exigencia de las demandas del mercado y de la competencia.

                        Hay quienes basan el progreso en la eficiencia productiva, disciplina laboral, organización industrial, know-how externo y una importante estructura de comercialización, más que en la disponibilidad de recursos naturales, insumos específicos o conocimientos científicos o tecnológicos.

                        La inteligencia produce CREATIVIDAD e INNOVACIÓN; la industria la transformación en PRODUCCIÓN, TRABAJO y BIENESTAR; la economía en CAPITAL SOCIAL, la competencia y expansión de mercados en SUPERACIÓN,  lo cual en relación circular, impulsa nuevamente hacia metas superadoras. La ESTRATEGIA, selecciona el camino adecuado, que combina exitosamente las posibilidades y prioridades de acción. El desarrollo económico, tecnológico y productivo son sus resultantes.


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