VETERANOS DE LA FRONTERA
El 10 de
diciembre la nueva gobernadora María Eugenia Vidal comenzará a lidiar con los
grandes problemas bonaerenses, entre ellos y el más importante, según
encuestas, la inseguridad.
Y
aquí se encontrará con dos caminos a elegir. El de tratar de corregir los males
de la numerosa Policía Provincial, principal encargada de aplicar la ley y
pacificar el territorio; y el de terminarlos para dar efectiva solución al
ciudadano.
El
primer camino es el que todos han transitado y en el que han fracasado, vista
la estadística criminal de la provincia. Es el menú de una nueva cúpula
policial, un nuevo ordenamiento de la fuerza, nueva capacitación, etcétera. Es
un pequeño cambio para que nada importante cambie. La Policía seguirá gobernando
el territorio mediante un sistema piramidal de poder —en el que no falta la
connivencia con el crimen organizado— y el poder político será tentado —una vez
más— por las cuantiosas cajas ilegales recaudadas.
El
segundo camino, el que necesitamos los habitantes de la provincia, es el
verdadero desafío. Es el quiebre de la verticalidad policial para dar poder
horizontal a los buenos policías que sí quieren mejorar la situación y que
arriesgan sus vidas a diario mientras ven a sus jefes llevar vidas de millonarios.
Este es el camino más difícil, pero el que asegurará el éxito.
El
primer paso para lograrlo es la municipalización total de la fuerza. Cada
intendente contará con su propia Policía, altamente capacitada, para luchar
principalmente contra el delito simple, el que afecta al ciudadano común.
También deberá luchar con el complejo, pero aquí sí con el apoyo de una nueva
Agencia Provincial contra el Crimen Organizado, de presencia en todos los
municipios, formada con el mejor recurso humano que se pueda reclutar y
altamente tecnificada. Policía de apoyo y control.
La
Policía local actual, independientemente de las quejas por su entrenamiento
limitado, es un híbrido que se quedó en el medio, cuasi municipal, pero
insertada en la misma dependencia jerárquica piramidal descrita anteriormente y
que no la favorece.
Si
bien la estadística criminal es escasa y a veces hasta retocada, se sabe que
aproximadamente en el territorio bonaerense hay unos diez homicidios cada cien
mil personas. Este promedio del total de la provincia nos dice que en el
conurbano estamos cerca de los 15. Estos números nos incluyen en el club de los
lugares más inseguros del mundo.
Y
recordemos que detrás de cada frío punto estadístico en nuestra provincia está
la triste equivalencia a 160 personas muertas, 160 familias quebradas, 160
argentinos menos.
Asimismo,
la Gobernadora deberá reinventar el vetusto y corrompido servicio
penitenciario, construir nuevas unidades capaces de rehabilitar internos para
así terminar con los negocios ilegales actuales. Un plan de seguridad que
funciona necesita de nuevas cárceles.
Y
también, por último, construir un nuevo Poder Judicial, con nuevos jueces y
fiscales que se orienten equilibradamente hacia los derechos de las víctimas,
inocentes y olvidadas por el abolicionismo penal impuesto desde la nación y
desde la misma Procuración General de la Provincia, alineada ideológicamente
con la agrupación Justicia Legítima.
En
definitiva, veremos, por las medidas que se tomen luego del 10 de diciembre, si
la voluntad política del cambio fundamental ha llegado.
La
Gobernadora puede pasar a la historia o pasar desapercibida. Todo un desafío.
* Por Martin Etchegoyen Lynch,
Doctor en Ciencias Penales, Ex Fiscal, miembro de USINA de JUSTICIA. Publicado en Infobae.
No hay comentarios:
Publicar un comentario