sábado, 12 de noviembre de 2011

[familiaignaciana] EN ESTA EPOCA DE ANSIEDAD

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Vivimos en una época difícil y complicada; sobre todo la época de mayor ansiedad, turbación, inseguridad. etc. etc.

Nuestro siglo es la época de neuróticos, de los enfermos mentales, de los desesperados, de los frustrados, época de depresiones, de estrés, de inseguridad.

Si preguntamos en una librería ¿Cuáles son los libros que más se venden? Nos dirían, los que llevan por titulo "Cómo dominar los nervios". "Cómo tener seguridad en uno mismo" o "Cómo vencer a las preocupaciones" y "Cómo tener éxito en la vida".

En los países más adelantados, la consulta al siquiátrica se está convirtiendo en algo tan común como ir a la peluquería.

Pero, hoy como ayer, el remedio para la ansiedad, la frustración y la desesperación sigue siendo el mismo.

A través de los siglos, los hombres y las mujeres, los jóvenes y ancianos, los sabios y los ignorantes, todos por un igual han tenido que rendirse a una única evidencia: lejos de Dios, aparte de Cristo, no hay más que turbación e insatisfacción crecientes.

Ya lo dijo San Agustín, allí en Hipona (en el norte de África) "Tú, Señor, nos has creado para ti y nuestros corazones están inquietos hasta que hallan la paz en ti"

Lejos de Dios no hay paz verdadera, no hay sosiego no hay satisfacción. ¿Cómo, pues, acercarnos a Dios?

Existe un abismo entre nosotros y Dios que ningún "puente" hecho con manos humanas podrá jamás traspasar. ¿Cómo, pues, llegaremos a Dios y a gozar de su paz y su amistad?

La Biblia nos asegura que Jesucristo, mediante lo que hizo en la cruz del Calvario, quedó convertido en el único verdadero camino de salvación. Cristo construyó el "puente" que nosotros no podíamos levantar.

He aquí una nueva relación con Dios que se abre luminosamente ante nosotros. La posibilidad de poder disfrutar de la paz del Señor en medio de los conflictos de nuestra época.

Jesús dijo "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". (Evangelio de San Juan 14:6)

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