martes, 6 de diciembre de 2016

GONZALO DE SANDOVAL. MANO DERECHA DE HERNÁN CORTÉS.




Bandera de la Hispanidad en las Américas, 
adoptada como símbolo de las Américas 
por la séptima conferencia internacional 
Americana de Montevideo 
el 13 de diciembre de 1933.

Artículo de fecha 04-11-2016 de D. José Manuel Huidobro

Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 57 libros y más de 1.000 artículos.

La figura omnipresente del conquistador extremaño Hernán Cortés ha oscurecido la semblanza de otros muchos medellinenses que destacaron en acciones bélicas a lo largo y ancho del continente americano. De todos ellos, destaca la de Gonzalo de Sandoval, lugarteniente y mano derecha de Hernán Cortés.
Gonzalo, de origen hidalgo, nació en Medellín (Badajoz) en1497, hijo de Juan de Sandoval, alcaide de la fortaleza de Medellín, y de Cecilia Vázquez, aunque otras fuentes dicen de una tal conocida con el mote de “Fulana – la Pabona”.
Embarcó para América mucho después que su paisano Hernán Cortés, pues no obtuvo su licencia hasta el 11 de noviembre de 1516, llegando a Cuba, donde permanecía como capitán en 1518 bajo el mando de Diego Velázquez. Con Hernán Cortés se insubordinó a Velázquez para participar en la exploración y conquista del actual territorio de México, siendo el más joven de los capitanes apenas apuntaba 21 años. Durante algún tiempo fue cogobernador de la colonia mientras Hernán Cortés estuvo lejos de la capital (del 2 de marzo al 22 de agosto de 1527). Fue uno de los capitanes más eficaces y fieles de Cortés, quien le llamaba “hijo Sandoval”, y Bernal Diaz del Castillo, gran amigo de él y compañero en muchas batallas lo describe:
“No era hombre que sabía letras, sino a las buenas llanas, ni era codicioso de haber oro, sino solamente tener fama y hacer como buen capitán esforzado, y en las guerras que tuvimos en la Nueva España siempre tenía cuenta en mirar por los soldados que le parecían a él y lo hacían como varones, y los favorecía y ayudaba; no era hombre que traía ricos vestidos, sino muy llanamente; tuvo el mejor caballo y de mejor carrera, y revuelto a una mano y a otra, que decían que no se había visto mejor en Castilla ni en estas tierras, y era castaño y una estrella en la frente y un pie izquierdo calzado, decíase Motilla.”
Cortés le nombro uno de los primeros regidores de la Villa Rica de la Vera Cruz (Veracruz) en 1519. En Tlaxcala, apadrinó a uno de los señores de esta nación, Citlalpopocatzin, quien recibió por nombre Bartolomé. Cortés le entregó a una de las indias que les regalara Xicoténcantl, Toltequequetzaltzin.
Queda encargado del puerto de Veracruz, donde permanece hasta la llegada de Pánfilo de Narváez. Asiste a Cortés en el ataque contra Narváez, apresa a sus mensajeros y recibe la importante misión de capturarle, lo cual logra con gran valor y coraje, subiendo a lo alto del templo donde se encontraba, prendiéndole fuego y capturando a Narváez, donde éste último pierde un ojo en la batalla.
Al regresar con Cortés a la capital azteca, es encargado de dirigir la vanguardia de la retirada en la Noche Triste (el 30 de junio de 1520).
Dirigió la construcción de bergantines para el ataque por agua a Tenochtitlan y es comandado por Cortés para transportar los bergantines recién construidos en Tlaxcala hacia Texcoco, tarea que cumple con 200 soldados, 20 escopeteros y ballesteros y 15 de a caballo, además de muchos tlaxcaltecas. En el camino es encomendado de someter a una población que llamó “poblado morisco” en Calpulalpan o Sultepec, cuya población huyó al saber de la aproximación española. Encontraron dos caras de españoles y varios cueros de caballos colgados en lo alto de uno de los templos, y en otro encontraron la inscripción de un soldado que venía con Narváez: “Aquí estuvo preso el sin ventura Juan Yuste, con otros muchos que traía en mi compañía”. Después de sometida esta población, volvió a su encomienda de transportar los bergantines.
Después estuvo a cargo del sometimiento de Chalco, y más tarde Cortés lo envía a Iztapalapa, desde donde constantemente ataca Tenochtitlán por el Este, para después unirse con Olid y Cortés en Coyoacán. En el primer asalto apoyó a Pedro de Alvarado contra Tlatelolco. Uno de los hombres bajo su mando, García Holguín, quien comandaba uno de los bergantines en el asedio de Tenochtitlán, captura al Tlatoani Cuauhtemoc, y lo lleva junto con Sandoval ante Cortés.
Posteriormente es enviado a la región de Coatzacoalcos, donde pacifica Huatusco, Tuxtepec y Oaxaca; funda la villa de Medellín en Tatatetelco, cerca de Huatusco al sur de la actual Veracruz; completa la pacifiación de Coatzacoalcos; funda la villa de Espíritu Santo, toma el mejor poblado (Guaspaltepeque) para sí, y consolida la sujeción de Centla, Chinantla y Tabasco.
En 1521 envía 200 pesos oro a España para su padre.
En 1522 se encuentra en Coatzacoalcos cuando recibe la noticia de la llegada de Catalina Xuárez, esposa de Cortés, a las costas mexicanas, manda inmediatamente noticia a Hernán Cortés y la manda recibir con un escuadrón de soldados.
Al poco tiempo, Cortés le envía a someter la rebelión huasteca, lo que hace con rudeza poco característica en Sandoval, conquista y funda la villa de Colima el 25 de julio de 1523. Parte con Cortés a la expedición a Hibueras el 12 de Octubre de 1524 con el objetivo de reprender a Cristóbal de Olid por su traición. Es hecho alguacil en una campaña en Honduras y gana algunas encomiendas como Xacona. Regresa de esta expedición y es nombrado justicia mayor de la Nueva España en sustitución de Marcos de Aguilar el 22 de agosto de 1527.
Después de una intensa vida militar en la que consiguió dinero, pensando siempre en socorrer a sus padres, a mediados de abril de 1528 parte junto a Hernán Cortés hacia España y en el camino cae mortalmente enfermo, pero puede llegar a España, en donde quién le hospedaba, aprovechándose de su situación le robó las trece barras de oro que constituían su fortuna. Muere en Palos de la Frontera, de donde es llevado al convento de la Rábida donde fue enterrado. Al no tener hijos legítimos*, sus padres y su sobrina Saavedra fueron los herederos. 
Bernal Díaz del Castillo dice que era buen juez y administrador, además de gran guerrero. Vázquez de Tapia dice que muchas veces maldecía a Dios y a su santa madre, y que incluso llegó a renegar de la Divina Providencia y decir que no creía en Dios.
* El historiador inglés Hugh Thomas afirma que no tenía hijos legítimos motivo por el cual heredaron sus padres, pero posiblemente se equivoca el gran historiador anglosajón, pues hay documentos en los que aparece su hijo legítimo Juan de Sandoval, solicitando los bienes de su progenitor.
 Publicado en el blog “Hidalgos en la Historia” cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro

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