miércoles, 28 de diciembre de 2016

LA MADRES DE TODAS LAS BATALLAS. “Cuando no sopla el viento, incluso la veleta tiene carácter”. Stanislaw Lec . Por Ricardo Seratti.




Bandera de la Hispanidad en las Américas, 
adoptada como símbolo de las Américas 
por la séptima conferencia internacional 
Americana de Montevideo 
el 13 de diciembre de 1933.



Motiva este título la recordada frase pronunciada por el iraquí Sadam Hussein ante sus seguidores cuando la guerra se encontraba próxima en su país.  Ahora bien, cuando ésta llegó tuvieron que remover a dicho conductor del pozo donde se había escondido.  Evidentemente no estuvo a la altura de las circunstancias, con excepción de su notable mejora al enfrentar con suma dignidad su propia muerte por ahorcamiento.

En nuestro propio país, con motivo de la guerra del Atlántico Sur, también tuvimos un general Presidente que no guardo relación entre el discurso y su posterior desempeño en la guerra.  Gozamos de una larga tradición de huidas presidenciales sin siquiera existir estado de guerra.

El actual Presidente argentino, que evidentemente no es un animal político de la primera hora, ha manifestado con énfasis su voluntad de llevar a cabo la “guerra contra el narcotráfico”Un gesto vital si recordamos las palabras de Ortega y Gasset que al respecto dijo: “todo gesto vital, o es un gesto de dominio o un gesto de servidumbre.  Tertium nom datur.  El gesto de combate que parece interpolarse entre ambos pertenece, en rigor, a uno u otro estilo.  La guerra ofensiva va inspirada por la seguridad de su victoria y anticipa el dominio.  La guerra defensiva suele emplear tácticas viles, porque en el fondo de su alma el atacado estima más que a sí mismo al ofensor.  Esta es la causa que decide uno y otro estilo de actitud.”

El gesto sin lugar a dudas es de servidumbre. El Imperio no tolera gestos de dominio en gerentes de países semicoloniales. Se debe comprar todo enlatado, como el picadillo. Históricamente, los gerentes argentinos a cargo de la política han gobernado siempre así. Primero con los continuos golpes de estado. Luego con la denominada guerra contra la subversión, que a más de cuarenta años sigue brindado sus frutos imperiales, la tan redituable división entre los argentinos. La guerra de Malvinas le permitió al Imperio la desarticulación definitiva de las fuerzas armadas, contribuyendo, además, a romper la moral de los uniformados y aumentando el desprestigio con sus conciudadanos. Ahora le toca el turno a la guerra contra el narcotráfico. Es fundamental advertir que la misma no busca desarrollarse en contra de las drogas. En Afganistán los talibanes habían logrado reducir el 80% de los cultivos. La heroína necesaria para que Occidente siga funcionando estaba faltando y su precio se había vuelto excesivo. Por ende, se lo invadió y la misma volvió a circular con normalidad. Colombia se encuentra combatiendo hace más de cincuenta años y así debe seguir. Todo país que ha comprado el sistema enlatado de guerra contra el narcotráfico, como México por citar otro ejemplo, tiene los resultados a la vista. Todo se encuentra previsto, estudiado, calculado. Puede que surja alguna excepción, pero definitivamente no a corto plazo. El argentino es un pueblo de empanadas y vino, históricamente no apto para la violencia como sí se lo puede percibir en otros pueblos de América.

Debe quedar bien en claro que la droga es un bastión esencial del sistema capitalista. Su protagonismo es no negociable. La guerra será solamente contra distribuidores que generan competencias con otras organizaciones que son más confiables para el Imperio consumidor. El dinero debe ir a los bancos designados, no a cualquier banco. Y como los argentinos suelen tomarse del codo cuando se les da la mano, esta oficialización de la “guerra” será para que les quede en claro algunas cuestiones. Se demoró en dar a conocer esta decisión para poder conversar con todos los sectores de la política nacional. Todos responden al sistema, sin excepción. El peronismo que siempre ha ostentado ser la alternativa nacional, se entregó hace más de cincuenta años. Se les permite algún discurso antisistema, pero es solamente para sus seguidores. Puro folclore nacional, es para ocultar el temor a ir presos por corruptos. Aprendieron bien de los grupos de izquierda nativos.

El país retrocede en forma acelerada desde el advenimiento de la democracia que iba a ser la encargada de curar todos nuestros males. Solo ha significado más de tres décadas gobernados por hombres pequeños, enanos mentales, llenos de vicios y exentos de virtud alguna. Miserables sombras de lo que debe ser un hombre. Repletos de miedos, simuladores de los hombres de carácter, ignorantes de la realidad, pero codiciosos de ilimitados bienes temporales. Ya, en este poco tiempo, la Historia los devoró. No se acuerda de ellos prácticamente nadie. De vez en cuando la máquina “cultural” del sistema da unos pantallazos de tv donde le rememora a la gente algunos de esos mediocres.

Si se analiza el efecto de las drogas sobre una población, diríamos que estamos siendo sometidos a una guerra química, destruyendo así la salud de nuestra población, especialmente la comprendida en edad militar, e incrementando los delitos con todas las cantidades de problemas que acarrean en vidas, organización y costos. Nos aumenta aún más la desintegración social que nos acarreó la falta de clase dirigente. Multiplica la corrupción, en un país de por sí ya propenso a la delincuencia como bien marca nuestra historia. Qué tiene a favor el enemigo: dinero más que suficiente para corromper a funcionarios y ciudadanos de toda clase social; puede financiar las necesidades de políticos al por mayor, encubriéndolo como gastos para las campañas políticas. Al estar corrompidas las cadenas de mandos les es muy fácil y barato reclutar hombres para toda su organización, aun los mal llamados “soldados”. La droga ya está generando zombis, mutantes, para utilizar términos conocidos por el cine. A los efectos de la dominación política y social es sumamente funcional, solamente basta con colocarles el voto en el bolsillo y garantizarles el circuito de la dosis. El político, que cada vez es de más bajo nivel social e intelectual, prácticamente ya no necesita ni siquiera tener condición alguna como orador para convencer. La droga, bien sabido es que contribuye enormemente al sistema financiero internacional, es un impuesto indirecto. Aun aumentando su precio no se registran protestas ni piquetes sociales por parte de sus consumidores. Entre estos, se hallan muchísimos de clase media y alta.  La tilinguería del espectáculo promociona sus vicios y adicciones a través de la televisión. La industria audiovisual legitima como algo corriente su consumo y promociona a los violentos a través de series de tv y películas. Miles y miles de argentinos de todas las condiciones sociales tienen trabajo y, muy bien remunerado, en el rubro de las drogas. Es una necesidad casi indispensable de estos tiempos modernos, vacíos de contenido. Los héroes de los jóvenes son los débiles, los enfermos, los vagos, los inútiles que se aprecian por tv todo el día. El ejemplo a seguir es el funcionario corrupto, el charlatán de la política que con poco coeficiente intelectual se ha convertido en un triunfador, digno así de imitar.  

Se encuentra tan avanzado nuestro estado de desintegración social y es tal la ausencia de clase dirigente apta para revertir dicha situación que, si pudiéramos certificar que la propuesta de “guerra” del presidente es verídica, entonces es un absoluto motivo de risa.  No se puede ni siquiera emprender una guerra contra el narcotráfico si no convencemos a los débiles mentales que dejen de consumir.  Mientras esté vigente este sistema de vida el consumo de drogas no solamente no va a decaer, sino que decididamente va a ir en aumento.  Nos encontramos en la era de la metafísica de la nada, el pensamiento cero, el conocimiento inútil, todo aquello indispensable para el hombre light.  El vacío espiritual es tan grande que los milenarios hechiceros ya no pueden sostenerse con el discurso que tanto resultado de dominación les dio.  Se drogan hasta los que poseen casi todo, no solamente los marginales.  La administración argentina es cartón pintado.  El delito es institucional.  Sin “chapa” no existen ni testículos ni ovarios para dedicarse al delito en el ámbito local.  El gobierno con sus cerebros en funciones no puede ordenar ni siquiera el tránsito.  Los tres poderes visibles del Estado se encuentran en la más baja consideración del hombre de a pie.  Otra vez necesitaremos conocer qué organizaciones estatales y quiénes habrán de conducirlas para saber si deberemos aumentar nuestras propias medidas de seguridad debido que hemos sumado otro enemigo; o seguir tal como estamos y colaborar con el Estado.  Si tenemos en cuenta lo conocido hasta el día de hoy en materia de altos funcionarios, el gobierno debe actuar con emergencia para reemplazarlos antes que el Presidente quede en ridículo inaugurando definitivamente la nueva guerra nacional.  Si no tenemos justicia seguramente tendremos más violencia.  Por ahora será entre pobres.  Pero ¡cuidado!, porque una vez inaugurada la violencia, es difícil luego “recular en chancletas”.  Y quizás, al ir en aumento, contribuya naturalmente al surgimiento de algunos líderes emergentes que comiencen a pensar con eje en lo nacional.

De comenzar la “guerra contra el narcotráfico” con estos ministros y jefes, sea cual fuere su color de gorra, pobre de los que vayan a combatir. Serán muertos todos por la espalda. El enemigo está fuertemente instalado en los ministerios y comandos de las Fuerzas. Ya no se trata de si la retaguardia se encuentra comprometida, ésta fue subastada hace muchos años. Entiendo que en las guerras modernas lo fundamental ya no es el resultado final de la misma, sino que lo único que debe motivar al combatiente es el hecho de combatir. Ésta es una gran mentira, una “guerra” inútil que ya está tipificada en el código penal. Hace falta aplicarlo. No va a haber desfiles, condecoraciones públicas, ni honor. Solo muertes, traición, desengaños, dinero sin control en los procedimientos, y todas las gamas de rapiña, que además de ser lo habitual en las guerras, para nosotros los argentinos constituye nuestro adn, aquel que denominamos “viveza criolla”. Somos tan brillantes que, aún sin guerras en nuestro territorio nacional, perdimos en un siglo nuestra soberanía y por ende nuestro futuro. Hemos votado y legitimado en Plaza de Mayo a nuestros verdugos. Es entendible, bajo el punto de vista estrictamente humano, que muchos argentinos busquen participación en esta nueva guerra porque para unos cuantos será la última que vean.

Las organizaciones internacionales que manejan el negocio de las drogas tienen reclutados a hombres sumamente violentos, con códigos muy especiales y de cumplimiento efectivo a cualquier precio. Son organizaciones con escasa burocracia, no hay demasiados contratos escritos, ni libros de contabilidad, es una maravilla. De la orden a la ejecución suelen ser bastante expeditivos. El resultado es cien por ciento, no hay comas en los números estadísticos. La muerte. Pareciera que tienen siempre presentes a Propercio cuando dijo: “es inútil que os cubráis de hierro y bronce; la muerte os atajará bajo vuestra armadura.”   Pero estos muchachos son implacables y feroces con los traidores. Tienen la capacidad, en materia de dinero, de sacar de “canillita a campeón” a cualquier persona que acceda a sus requerimientos. Dichas estructuras mantienen como asalariados a muchísimos personajes de la política, la justicia, la burocracia, sindicalistas, empresarios, banqueros, las Fuerzas, los hechiceros, en fin, todo aquel que se desenvuelva como actor de poder en el lugar donde se desarrolle su actividad. ¿Si el gobierno oficializa la “guerra” no será ésta considerada como traición por no haber contribuido dichos personajes a detener el avance de esa decisión?

Si llegaran a concluir que fueron traicionados, no van a confiar sus encargos en la mano de obra violenta local. Seguramente enviaran a sus hombres. Los mariachis, con todos los instrumentos. Son las motosierras las que componen la música de la muerte. Si los blancos elegidos son los que la población conoce, aunque carezcan de pruebas de valor judicial, actuando a puro instinto humano que aún las leyes no han prohibido, estos extranjeros pueden llegar a realizar un importante servicio a la nación argentina. La violencia va transformado rápidamente a los hombres y aún los mansos pueden sorprender. Estos últimos no saben cuánto pueden dar en dichas circunstancias, porque jamás tuvieron oportunidades de medirse. Quizás contribuya y mucho. Con el correr del tiempo y la acción incrementándose los débiles comenzarán a descomponerse. El colesterol a mil, la gastroenterocolitis a full, el acv a la orden del día, lo más liviano habrá de ser la caída del pelo. Se llamarán a silencio; el miedo suele producir lo que se denomina “pánico mudo” y terminarán refugiándose en sus viviendas. El terreno principal de la confrontación será en las grandes ciudades y, el secundario, en el interior del país, en zonas rurales y fronterizas de los narco-estados provinciales. Proliferarán los perros de la guerra, de ambos bandos; se desarrollará el carácter y, por supuesto, la supervivencia del más apto. De a poco se comenzará a rajar el techo mental, reinará la realidad, no la ilusión ni la esperanza. Se terminarán los cuentos conocidos; la presencia de la muerte separa y clasifica muy bien a los hombres. Quizás algunos hombres curtidos en la violencia y desengañados en cuanto al fin puede que comiencen a adquirir conciencia política y ese, quizás podría ser el principio del fin para esta “clase dirigente” corrupta y antinacional que ha gobernado la Argentina en el último siglo.

Los hombres más destacados de la historia militar universal, siempre le han brindado una atención personalizada al tema de la moral de combate. Todos sabemos que hoy no se encuentra a la vista, pero tampoco se debe prejuzgar. No sabemos quiénes serán los conductores, quizás sean extranjeros. Lo que sí, parece que la “guerra” ya está decidida. Por ahí, quién dice, entre tanta confusión se modele un hombre de excepción, que son aquellos que poseen lo que la Naturaleza niega a la mayoría de los humanos: inteligencia y valor. Cuando surgen estos hombres en la vida de una nación nos recuerdan al sol. Hay vida de vuelta, hay otra vida y como todo cambio siempre implica dolor, pero siempre vale la pena vivir. La muerte constituye una parte de la vida. Estas reglas políticas, económicas, sociales y religiosas, con todos sus esbirros de turno y colores partidarios nos llevaron a esto. Nos robaron los mejores años de nuestras vidas y empeñaron la de nuestros hijos. Nos robaron hasta la expectativa de vida, y de allí proviene el alto consumo de drogas, entre otras desgracias. Son para llenar el vacío espiritual. La violencia destapa y quedarán al descubierto los patrones de los pobres; no podrán robar más con la memoria histórica.  Si los nuevos combatientes, que forman parte de una generación sin ningún tipo de expectativa, llegaran a tener dirigentes esclarecidos podrán contribuir entonces a batir los blancos rentables.         

También es posible que con la onda juvenil, colorida y light que caracteriza a este gobierno, lo dicho en campaña haya sido una broma. De ser así podrán respirar tranquilos los adictos; no habrá exámenes de rinoscopia y no aumentará el producto más allá de lo que corresponde a la inflación de turno. Los hombres que comandan las Fuerzas podrán descansar a la noche en los countries. Y como siempre, quien domine la noche ganará la guerra. Toda la cadena parasitaria estatal de la corrupción continuará con sus ingresos extras, fundamentalmente, aquellos personajes que tienen puestos importantes en la estructura y que son subsidiados mensualmente para (al contrario de Lenin) el “no hacer.”

La excusa imperial de la guerra contra el narcotráfico, el terrorismo y trata de personas es solamente una cubierta para el desembarco formal en nuestro territorio, logrando así presencia política, militar y técnica en el país. A corto plazo, instalarán las bases militares anticipándose a cualquier otro actor internacional. Los chinos ya están instalados en el sur argentino, atraídos por los peronistas y confirmados por el actual gobierno. En países vecinos, se encuentran los rusos y los iraníes; las encuestas indican que un porcentaje los ve con buenos ojos y como una especie de contrapeso a futuro. Seguramente jueguen su papel apostando a actores locales que puedan complicar al gobierno e intereses regionales norteamericanos. En síntesis, considero que, por primera vez, se están sentando las bases para una internacionalización del conflicto argentino. Por supuesto que la ocupación imperial no dejará de prestar atención al tema militar nacional. Al volver éstos al ruedo político, con la excusa de las drogas, habrán de preguntarse cuánto tiempo pasará antes que surja un iluminado que quiera encabezar un proyecto “nacional y popular”.

No nos engañemos, la madre de todas las batallas argentinas es la lucha contra la corrupción, contra la impunidad y el logro definitivo de la consolidación de una identidad nacional. El resto es distracción, velo y engaño para no ocuparse del verdadero enemigo.

“Será una era de guerras crueles en que los nuevos Cesares pasarán a primer plano, y una élite de hombres de acero, que no buscan el beneficio ni la felicidad personal, sino el cumplimiento de los deberes para con la comunidad, sustituirán a los demócratas y a los humanitarios”.OswaldSpengler
  
Buenos Aires, noviembre de 2016


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