Bandera de la Hispanidad en las Américas,
adoptada como símbolo de las Américas
por la séptima conferencia internacional
Americana de Montevideo
el 13 de diciembre de 1933.
La "Declaración sobre Seguridad en las Américas" de la Organización de los Estados Americanos - OEA (aprobada en la Conferencia Especial sobre Seguridad, Ciudad de México, Octubre 2003), puso de manifiesto que los desafíos a la Seguridad planteados en la actualidad -y las hipótesis que se pueden inferir hacia el futuro inmediato y mediato- superan la visión tradicional, sumando nuevos retos de diversa índole, incluyendo aquellas transversales y provenientes de actores no estatales, como así también las no-antropogénicas (no generadas por el ser humano), comprendiendo "aspectos políticos, económicos, sociales, de salud y ambientales;..." (doc. cit.), a lo que se agrega, de manera destacada, las amenazas en el ciberespacio. La Seguridad es, y sin duda alguna lo será por largo tiempo, multidimensional.
Este concepto de seguridad multidimensional es importante como principio rector de la Seguridad en las Américas pues, a la vez que da reconocimiento formal a una nueva realidad, abre las puertas a un campo fértil de colaboración y acción conjunta, a partir de que -ya independiemente de los diferentes orígenes, culturas, historias y niveles de desarrollo- ningún país está exento de los desafíos que surgen en el nuevo contexto, ni tampoco puede resolverlos por sí solo. De este modo, la realidad se ha encargado de confirmar la invalidez de la ilusión Robinson Crusoísta: no somos unidades aisladas, pertenecemos a un sistema mayor (región, mundo) y nuestra naturaleza nos demanda intercambio y complementación con otros. En efecto, el cerramiento de los sistemas acentúa la entropía, es decir, el desorden y el agotamiento; ello es una ley física (2ª Ley de la Termodinámica), de la cual es imposible no dar cuenta en nuestro planeta y en lo que en él acontece.
Por ende, y en referencia también a la dinámica de discusiones en el seno de la OEA, ganar un eventual debate ideológico no es tan importante como lo es la generación de conceptos innovadores y soluciones creativas, para poder acordar una nueva y más efectiva coordinación regional, de caras también a la esfera global. Como reza el viejo dicho español No hay mal que por bien no venga: estos nuevos desafíos no hacen diferencia, atañen a todos y demandan un trabajo común e integrado, no ya como una opción pendiente de simpatías, sino como una necesidad imperiosa, so pena de afectar la viabilidad misma de los países; tanto a una sola nación en un momento determinado, cuanto secuencialmente al resto de ellas, debido al eventual efecto dominó.
La formulación de agendas e implementación de políticas de seguridad comunes empleando el concepto de seguridad multidimensional es factible, y la misma Declaración es una especie de agenda regional en base a las nuevas amenazas y desafíos. Dicha factibilidad se potencia cuando pensamos por grupos de países que, vecinos directos o no, comparten no solamente ciertos desafíos específicos, sino -sobre todo- la misma visión, conveniencia y voluntad acerca de cómo resolverlos (o al menos mitigarlos) en conjunto. Dadas las características fuertemente presidencialistas-personalistas que, por lo general, han mostrado en su historia la mayor parte de los países de la región, la mencionada factibilidad también dependerá de la buena ententeentre los correspondientes jefes de Estado. Las personalidades de prima donna y el ánimo narcisista son elementos que han sabido conspirar (así en el mundo como en nuestros lares) contra la efectiva puesta a punto de una agenda estratégico-operativa. Podemos aplicar aquí la
LECCIÓN UNO de Goldstein, en su libro Lessons in Disaster: "Counselors advise but presidents decide" - Los consejeros asesoran pero deciden los presidentes ("Lessons in Disaster: McGeorge Bundy and the Path to War in Vietnam", Gordon M. Goldstein, Times Books, 2008).
Lo que hace dificultosa la implementación operativa de una agenda común es la jerarquización de dichas amenazas según los diferentes criterios aplicados por cada país.
Cabe colocar bajo observación otros elementos que podrían obstaculizar la implementación de una eventual agenda común establecida al vértice, por ejemplo:
La densidad (como antónimo de fluidez) que presenta el circuito decisional dentro de la OEA y luego entre la OEA y los países-miembro. Tal vez aplique aquí la prevención que señala, con el debido respeto, la
LECCIÓN DOS de Goldstein: "Never trust the bureaucracy to get it right" (Nunca confíes que la burocracia lo hará bien).
Las necesidades de corto plazo, inclusive momentáneas, relacionadas con cuestiones de política interna. En esta ocasión, quizás Goldstein mencionaría su
LECCIÓN TRES: "Politics is the Enemy of Strategy" (La Política es enemiga de la Estrategia).
La variabilidad y volatilidad de las prioridades durante el proceso de implementación. Aplica aquí la
LECCIÓN CUATRO de Goldstein: "Conviction without Rigor is a Strategy for Disaster" (Convicción sin rigor es una estrategia para el desastre).
El estiramiento indefinido de los procesos decisionales y operacionales, sumado al contraste producido por anuncios declamados pero sin completar un resultado final.
La LECCIÓN CINCO de Goldstein nos recordará: "Never Deploy Military means in pursuit of indeterminate ends" (Nunca despliegues medios militares en búsqueda de fines de duración indeterminada).
La Declaración sobre Seguridad en las Américas de Octubre de 2003 es un reconocimiento formal que hace la Organización de los Estados Americanos ante una nueva realidad, que presenta desafíos a la seguridad, justamente, en múltiples dimensiones; y ello puede ser el inicio formal de una gradual mayor integración coordinada a nivel regional. Para que esto no quede en el mero ámbito de las buenas intenciones, hay que profundizar el conocimiento recíproco, compartir opiniones, practicar consultas y operar conjuntamente a partir de la cooperación y proyectos-piloto y/o de mayor envergadura, según corresponda. A estos fines, sería productivo también identificar y establecer puntos de sinergia con las grandes corporaciones globales y los grandes medios de comunicación, incorporándolos en el diseño e implementación del plan estratégico cuyos resultados sean más beneficiosos para todos los stakeholders -de manera categóricamente mensurable- que los obtenidos en un contexto de inseguridad. Procesos análogos fueron logrados en las ciudades de Chicago (1931) y New York (1994-2001), dando lugar a la desarticulación de esquemas que hasta entonces parecían inamovibles.
En suma, las diferentes vertientes de la Seguridad Multidimensional -desde el deterioro ambiental y las catástrofes naturales, la educación, la pobreza y la exclusión, pasando por el narcotráfico, el crimen organizado, la corrupción, el lavado de activos y el terrorismo, hasta las más sofisticadas amenazas tales como ciberataques, EMP y scrambled waves- abren las puertas hacia una oportunidad histórica de cooperación regional, a fin de poner a punto agendas y políticas de seguridad comunes.
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