viernes, 30 de enero de 2009

Carta autógrafa de San Ignacio de Loyola a su hermano Beltrán

Roma, 20 de marzo de 1540
Manuscrito sobre papel / 26’5 x 20 cm
Iglesia de Santiago el Real. Medina del Campo



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El Señor nuestro sea siempre en nuestro favor y en mi ayuda. Por la mucha priesa y estremada, que de repente nos dan, a los unos para invitar a las Yndias, y a los otros para Ybernia y para otra parte de Italia, no tengo lugar para poderme alargar como quisiera. Envío a Mtro. Francisco Xabier, nabarro, hijo del Señor de Xabier, uno de nuestra Compañía, es el que esta lleba, el qual va por mandato del Papa y a requisición del Rey de Portugal, demás de otros dos que van por mar para el mismo rey, del qal Mtro. Francisco sereys de todo informado, y os hablará de todo en mi nombre, como si yo mismo fuese en persona.Sabed que este embaxador del rrey de Portugal, con quien va Mtro. Francisco, es en grandísima manera de nuestra entera amistad, y a quien mucho en gran manera le debemos, y a quien para las cosas del servicio de Dios N.S. es para darnos mucho fabor con su rrey y con todos los que el podrá. Por tanto, pido por servicio de Dios N.S. allá le agays toda cortesía y fiesta que podreis, y Araoz si estubiese ay, reciba esta por suya y así, en todo se dará a Mtro. Francisco el mismo crédito de mi parte, que a mí mismo se daría. En la señora de la casa con toda la familia pido mucho ser encomendado.El Señor nuestro sea siempre en nuestro fabor y en nuestra ayuda. De Roma XX de Marzo de 1540. de bondad pobre

Yñigo

Hijo menor de una familia aristocrática española, Ignacio de Loyola había soñado desde su juventud con alcanzar la gloria mediante la carrera militar. Siendo un soldado, mientras luchaba por España contra Francia, sufrió en un asalto una herida que le lisió para siempre una pierna. Durante la convalecencia en el hospital pidió alguna lectura con que entretenerse y, como no hubo a mano ninguna obra de pasatiempo, le dieron unos libros piadosos. Entonces leyó textos sagrados y biográficos de santos, y estas obras le edificaron de tal manera que llegó, en 1521, a tomar los hábitos.

De la noche a la mañana un hábil guerrero se convierte en un monje consagrado; de un valiente oficial ha surgido un fogoso misionero, apasionado por la causa de la Iglesia y su misión. Y cuanto más avanza en su propósito, más influencia alcanza este nuevo converso. En 1537, fundó una fraternidad con unos pocos amigos, atraídos por su ferviente fe y entusiasmo. Eran ocho, y se prometieron observar una vida santa, sin apetecer nunca la riqueza, sino la rectitud de corazón, consagrándose en cuerpo y alma al servicio de Dios y la iglesia. Cuando el papa Paulo III aprobó la nueva orden en 1540, el avance del protestantismo era tal que la Compañía de Jesús (nombre de la orden de los jesuitas) vino a ser también uno de los principales instrumentos de la Iglesia católica para hacerle frente al protestantismo.

Los jesuitas crecieron hasta formar una organización en expansión, una comunidad que no se detendría hasta conquistar España, Europa y más allá del continente. Los jesuitas ponían énfasis en el ministerio de la enseñanza para preparar a sus miembros. Esto concuerda con la exhortación del apóstol Pedro a los creyentes: “Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”.

S.A. Don Carlos Gustavo Lavado Ruíz y Roqué Lascano
Comandante (S.O.C.M.H.S.I.L.)
MAESTRE GENERAL

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Ad Majorem Dei Gloriam

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