CARLOS MORATORIO
Cotidianamente, los que vivimos en Argentina nos enfrentamos a la escasez de monedas, nos disgustamos entre nosotros y recibimos toda clase de maltratos y hasta incurrimos en gastos extras por ese motivo. Sin embargo nuestras autoridades nada hacen al respecto.
Quiero comprar el pan y el único billete que tengo es de cien. La cajera, a quien recordaba muy tratable y hasta simpática, me mira con ojos embravecidos y gesto hosco; el empleado o el jubilado debe entrar a un kiosco a comprar alguna golosina para que le den el vuelto y así conseguir monedas y poder tomar el colectivo.
Me encuentro con carteles que me hablan del faltante de monedas… NO HAY… NO TENGO… NO TENDRA UD….?
Todos los días son así. Faltan monedas y billetes de baja denominación en el territorio argentino. Si es una ciudad grande… entonces falta, si es en un pueblo y uno saca un billete de cien para pagar algo, te miran como si fueras un extraterrestre. Nadie tiene cambio.
Todos los días son así. Faltan monedas y billetes de baja denominación en el territorio argentino. Si es una ciudad grande… entonces falta, si es en un pueblo y uno saca un billete de cien para pagar algo, te miran como si fueras un extraterrestre. Nadie tiene cambio.
Sin embargo las instituciones encargadas de emitir moneda ya se han excusado: “la emisión de monedas y billetes de baja denominación, se asemeja a los estándares internacionales”, dicen sus responsables.
Entonces… ¿qué pasa? ¿Los argentinos seremos perversos acopiadores de monedas? ¿Los chanchitos de la patria reventarán de monedas guardadas deliberadamente…? La verdad que no se entiende; pero si así fuera ¿Cuál sería la solución? Si los argentinos acopiáramos, sea por lo que fuere, mas monedas que la gente de otros países, entonces las instituciones responsables deben liberar a la circulación un mayor porcentaje de monedas y billetes chicos que la determinada por los supuestos estándares, así de simple.
Yo entiendo que quienes disfrutan de cómodos sillones burocráticos, auto oficial con chofer y sendas cuatro por cuatro para ir al super, no tienen porque pensar en mí, en el jubilado o en el asalariado que debe comprar un chocolatín no previsto para poder subir al colectivo o completar un pago. Entiendo que muchos de ellos son funcionarios públicos y no servidores públicos…Ya me di cuenta de eso. Pero de todos modos… ¿no podrían hacer un esfuercito y ponerse aunque sea por una vez en los zapatos de la gente? Hagan el intento, capaz que les resulte gratificante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario