El 13 de marzo pasado a eso de las 4 de la tarde, nuestros corazones aceleraron su latir cuando el cardenal Proto Diácono de la Santa Sede anunciaba al mundo que teníamos Papa.
El excelentísimo y reverendísimo señor Jorge Mario Cardenal Bergoglio que adoptaba como nombre pontificio el de Francisco.
De inmediato comenzaron las especulaciones sobre las razones que tenía nuestro prelado para elegir ese nombre.
Todos los observadores coincidieron en que el nuevo sucesor de Pedro se había inspirado en la memoria ejemplar de San Francisco de Asís.
Abonaba esta tesis la presentación frente al pueblo donde se le vio humilde, revestido sólo de la sotana blanca, con sus viejos zapatos gastados y a esto le sumaron su gesto de pedir la bendición del pueblo antes de impartirle la suya.
Mientras preparaba este trabajo se produjo el encuentro de su Santidad con la prensa esta mañana.
Yo pensaba que relacionar la elección de su nombre únicamente con el Pobre de Asís era un enfoque parcial, mas hoy el Propio Santo Padre se encargó de aclarar que el Mínimo y Dulce Francisco de Asís, como lo define Rubén Darío, había inspirado su decisión.
Quedó pues absolutamente claro para mi, y para todos que la impronta de su pontificado será la opción preferencial por los pobres.
No soy yo quien se propone enmendar la plana a Su Santidad.
Sin embargo al analizar su gesto de inclinarse ante el pueblo y solicitarle su bendición, no pude menos que advertir la influencia del gran pensador de los jesuitas, Francisco Suárez, y evocar su definición sobre el origen del poder Que dimana de Dios y éste lo confiere al pueblo, quien a su vez delega su ejercicio en un representante. En este caso el obispo que es vocero de los sentimientos de sus fieles ante Dios.
Por otra parte cuando les habló a los cardenales, les señaló la tarea; caminar, evangelizar y confesar, tradúzcase por proclamar, trátase pues del empuje misionero de San Francisco Javier. Aquel jesuita peregrino de la India el Japón y la China, al que e gran Pemán bautizó como el divino impaciente.
Para resolver los problemas administrativos y financieros necesitará la capacidad de san Francisco de Sales.
En conclusión resulta clarísimo que la nota dominante de su pontificado pasará por la humildad de San Francisco de Asís, complementada por la fortaleza espiritual de San Francisco Javier y habilidad salesiana.
En tanto que su accionar político estará enraizado filosóficamente en las fuentes de Francisco Suárez y Francisco de Vitoria, las cunas intelectuales de la Compañía de Jesús.
Recordemos lo que es obvio para quien sabe de milicia, pero puede confundir al profano.
La Compañía es la subunidad de infantería de 150 hombres, es decir una organización militar.
O sea que tenemos un Papa soldado que comandará la santa Madre Iglesia convirtiéndola en el pelotón de soldados que a última hora siempre ha salvado la civilización, como lo enseña Spengler.
Por añadidura tiene la bonhomía de Juan XXIII, el carisma de Juan Pablo II y la Inteligencia de Benedicto XVI. Quienes no crean que el Espíritu Santo fue el que nombró a este Papa simplemente hablan de lo que no entienden. Por eso me decidí a escribir estas modestas líneas desde el profundo respeto y la inmensa esperanza que como creyente me inspira nuestro Pastor. Quiera el Altísimo concederle un largo y fructífero pontificado.
Por añadidura tiene la bonhomía de Juan XXIII, el carisma de Juan Pablo II y la Inteligencia de Benedicto XVI. Quienes no crean que el Espíritu Santo fue el que nombró a este Papa simplemente hablan de lo que no entienden. Por eso me decidí a escribir estas modestas líneas desde el profundo respeto y la inmensa esperanza que como creyente me inspira nuestro Pastor. Quiera el Altísimo concederle un largo y fructífero pontificado.
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