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Kissinger, Shultz, Nunn y Perry
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El artículo,alerta sobre las disparidad en el empeño para
combatir la proliferación frente a la urgencia de la amenaza.
Los autores instan al presidente Obama y a otros líderes
mundiales a ocuparse del tema y sugieren medidas para avanzar en la reducción
de tal amenaza.
The Wall Street Journal
Henry A.
Kissinger, George P. Shultz, William J. Perry y Sam Nunn.
5 de marzo de 2013 |
Todo presidente de Estados
Unidos desde el fin de la
Segunda Guerra Mundial ha intentado enfrentar los singulares
riesgos y desafíos asociados con las armas nucleares. El espectro de una guerra
nuclear, accidente, proliferación o terrorismo ha generado esfuerzos serios y
sostenidos para controlar, reducir y eliminar riesgos nucleares. Durante
décadas, se ha progresado en reducir armas nucleares y en lograr acuerdos
internacionales sobre no-proliferación.
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Recientemente, nosotros cuatro hemos apoyado dos iniciativas
políticas mayores: el Nuevo Tratado Start con Rusia en 2010 ; que ha reducido
de forma verificable los inventarios nucleares bilaterales; y las Cumbres de
Seguridad Nuclear (Nuclear Security Summits) de 2010 y 2012, que han energizado
los esfuerzos globales para asegurar armas nucleares y materiales. Ambas
iniciativas son pasos significativos y esperanzadores que se suman a una solida
base de logros bipartidarios de muchas décadas. Más notable es que del número
de armas nucleares en el mundo hoy es menos de un tercio del total en 1986 en
el momento de la
Cumbre Reagan-Gorbachev en Reykjavik.
A pesar de estos esfuerzos considerables, los peligros
nucleares se mantienen demasiado reales. El progreso tecnológico y la
proliferación de armas nucleares hacia otros estados adicionales, se ven
agravados por una complacencia peligrosa. Las relaciones bilaterales entre las
dos más grandes potencias nucleares, Estados Unidos y Rusia, se han deshilachado,
y existen dificultades persistentes para abordar en forma efectiva las amenazas
nucleares emergentes de Corea del Norte e Irán, enfatizada recientemente por la
explosión de prueba Corea del Norte. Combinado con los peligros de grupos de
terroristas suicidas, el creciente número de naciones con armas nucleares y la
discrepancia en motivos, objetivos y ambiciones, lleva a riesgos muy altos e
impredecibles.
Está lejos de ser verdad que el mundo hoy puede replicar en
forma exitosa la disuasión Soviética-Americana de la Guerra Fría de “mutua
destrucción asegurada”- la amenaza de imponer un daño inaceptable al
adversario. Esto estaba basado esencialmente en un mundo bipolar. Pero cuando
un gran y creciente número de adversarios nucleares confrontan múltiples
amenazas percibidas, la relativa restricción de la Guerra Fría es difícil
de sostener. El riesgo de que falle la disuasión y que se usen las armas
nucleares se incrementa en forma dramática.
Los líderes globales le deben a sus pueblos reducir, y eventualmente
eliminar, estos riesgos. Incluso durante la Guerra Fría , los
líderes de las dos superpotencias buscaron reducir el riesgo de una guerra
nuclear. Lo que era posible entre enemigos declarados es imperativo en un mundo
con crecientes arsenales nucleares en algunas naciones, múltiples potencias
nucleares militares y una creciente difusión de la energía nuclear. Un esfuerzo
global es necesario para reducir la dependencia de armas nucleares, prevenir su
difusión y finalmente terminar con ellas como amenaza al mundo. Se necesitará
liderazgo, enfoques creativos y una comprensión reflexiva de los peligros de la
inacción. Resultados de corto plazo sentarán las bases para transformar
políticas de seguridad global en el mediano y largo plazo. Nosotros sugerimos
cuatro áreas que requieren una consideración urgente:
1. Asegurar los
materiales nucleares para prevenir el terrorismo nuclear catastrófico. Los
materiales necesarios para crear una bomba atómica hoy se encuentran
almacenados en sitios de 28 países- bastante menos que los más de 40 países de
10 años atrás. Pero muchos de estos sitios no están bien protegidos, dejando
los materiales vulnerables al robo o venta a través del mercado negro. Se han
tomado importantes compromisos para asegurar los materiales nucleares y mejorar
la cooperación durante las Cumbres de Seguridad Nuclear de 2010 y 2012. Estos
podrían llegar a mejorar la seguridad para las generaciones futuras. Sin
embargo, no hay un sistema global funcionando para rastrear, contabilizar,
administrar y asegurar todos los materiales nucleares que puedan ser usados
para armas.
En la próxima Cumbre de Seguridad Nuclear programada para
2014 en los Países Bajos, los líderes mundiales deberían comprometerse a
desarrollar un sistema global para la seguridad de materiales integral-
incluyendo procedimientos de garantías internacionales- de modo de asegurar que
todos los materiales nucleares utilizables para armamentos estén protegidos del
acceso no autorizado y del robo.
2. Cambios en
los patrones de despliegue de los dos grandes poderes nucleares para
incrementar el tiempo de decisión de los líderes. En la campaña de 2008, el
entonces Senador Obama dijo: “Mantener las armas nucleares en un estado de
máxima alerta, listas para ser lanzadas en cualquier momento, es un vestigio
peligroso de la Guerra
Fría. Estas políticas incrementan el riesgo de accidentes o
errores de cálculo catastróficos. Voy a trabajar con Rusia para terminar con
esas políticas tan anticuadas de forma mutua y verificable”. Los Estados Unidos
deberían trabajar con las naciones con armas nucleares en todo el mundo para
remover todas las armas nucleares de este estado de máxima alerta en el cual
misiles balísticos con ojivas nucleares son desplegados para ser lanzados en
minutos. Para poner en marcha esta iniciativa, EEUU y Rusia deberían acordar
retirar un porcentaje de sus cabezas nucleares del estado de máxima alerta”-
recordando la advertencia de Ronald Reagan de “confiar pero verificar”.
3. Acciones
siguientes al Nuevo Start. El progreso en el campo estratégico ha sido
considerable. Washington debería examinar cuidadosamente ir por debajo de los
niveles del Nuevo Start en ojivas y lanzadores, incluyendo la posibilidad de
coordinar acciones mutuas. Tal curso de acción tiene los siguientes prerrequisitos:
a) estricta reciprocidad; b) verificación demostrable; y c) proveer
financiación adecuada y estable para las inversiones de largo plazo requeridas
para mantener una confianza alta en nuestro arsenal nuclear. También debería
ser de alta prioridad consolidar y reducir armas nucleares tácticas de EEUU y
Rusia que no están cubiertas bajo el Nuevo Start. Debe reconocerse que como
otros estados con armas nucleares están incrementando sus inventarios, o si
nuevas potencias nucleares emergen, las reducciones nucleares de EEUU y Rusia
enfrentan un límite. Los programas nucleares de Corea del Norte e Irán socaban
el Tratado de No Proliferación y plantean una amenaza directa a la estabilidad
regional y global. A menos que estos dos estados sean llevados al cumplimiento
de sus obligaciones internacionales, sus programas nucleares continuados van a
erosionar el apoyo a la no-proliferación y futuras reducciones nucleares.
4. Sin
verificación y transparencia, los acuerdos de seguridad global no podrán ser
completados en confianza. EEUU debería lanzar una “iniciativa de verificación”
que involucre laboratorios de armas nucleares de EEUU y científicos globales
expertos en desarrollar tecnologías esenciales e innovaciones para reducir y
controlar las armas nucleares y los materiales. El principio de transparencia
fortalecida podría también ser aplicado a las defensas misilísticas siempre en
la medida de que no se pongan las capacidades en riesgo. Tomar el liderazgo en
fomentar una mayor transparencia genera una importante línea de base para todas
las naciones y puede facilitar una futura verificación de material nuclear y
del armamento.
Esta estrategia focalizada en pasos inmediatos podría dar a
los líderes una mayor confianza para tomar medidas que mejoren la seguridad en
el corto plazo. Podría impulsar posibilidades de apoyo de las legislaturas. Las
consultas estrechas con el Congreso son cruciales.
También necesitamos un nuevo diálogo. En nuestro artículo de
opinión de enero de 2007 en estas páginas, identificamos pasos prácticos hacia
el objetivo de un mundo libre de armas nucleares. Estos pasos involucrarán a
muchas naciones, no sólo las que actualmente tienen posesión de armas
nucleares. El progreso requerirá una mayor cooperación. Los Estados Unidos
deben trabajar con otros estados clave para establecer una empresa conjunta con
objetivos comunes para lograr resultados de corto plazo. Rusia y EEUU, con los
mayores arsenales nucleares, tienen una responsabilidad especial al respecto.
• Coalición de
voluntades. Las Cumbres de Seguridad Nuclear pueden proveer de un modelo para
que los líderes trabajen para crear una empresa conjunta que generaría una
coalición de estados dispuestos para establecer prioridades y conseguir avances
en pasos específicos. Se deberían identificar temas esenciales en donde muchas
naciones tienen interés, y en donde muchas deban hacer una contribución. Un
cronograma para reuniones entre los jefes de estado ayudaría a crear una
estructura diplomática para el compromiso, dentro de la cual los ministros de
relaciones exteriores, de defensa y otros puedan trabajar conjuntamente entre
reuniones de los jefes de estado.
• Dialogos
regionales. Tal empresa conjunta debería incluir y ser reforzada por diálogos
regionales. Altos líderes políticos, de defensa y militares deberían explorar
con sus contrapartes un conjunto de pasos prácticos en temas centrales de
seguridad. La región Euro-Atlántica- un área que incluye Europa, Rusia y EEUU,
cuatro estados con armas nucleares y más del 90% de los arsenales- deberá jugar
un rol central. China y otros estados clave deberán ser comprometidos en temas
multilaterales y dentro de sus propias regiones.
El riesgo continuo planteado por las armas nucleares se
mantiene como un problema estratégico global, pero el ritmo de trabajo no se
ajusta a la urgencia de la amenaza. Las consecuencias de la inacción son
potencialmente catastróficas y nosotros debemos continuar preguntando: Cómo
reaccionarán los ciudadanos ante el caos y sufrimiento de un ataque nuclear?
Demandarán saber lo que podría haberse hecho para prevenir esto? Nuestra época
ha robado el fuego de los dioses. Podemos confinar este increíble poder a
propósitos pacíficos antes de que nos consuma?
El Sr. Shultz fue Secretario de Estado de EEUU desde 1982
hasta 1989. El Sr. Perry fue Secretario de Defensa de EEUU desde 1994 a 1997.
El Sr. Kissinger fue Secretario de Estado de EEUU entre 1973 y 1977. El Sr.
Nunn fue Presidente del Comité de Servicios Armados del Senado. Todos son
miembros distinguidos o miembros visitantes distinguidos de la Hoover Institution
de la Universidad
de Stanford.
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