miércoles, 3 de abril de 2013

EL DESAFÍO DEL PAPA FRANCISCO : DETERMINAR COMO COMPARTIR EL PODER MEDIANTE UNA NUEVA FORMA DE GOBIERNO DE LA IGLESIA. Por S.E Cab Tcnl José Javier de La Cuesta Ávila SOMCLPSIL (LMGSM 1 y CMN 73).


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Monseñor Jorge Bergoglio, en su rol de Papa Francisco, tiene el desafío de encontrar una nueva dimensión a la Iglesia Católica que,  manteniendo su esencia, la proyecte al Mundo como base del apostolado y el amor a Dios. El Papa Benedicto XVI nos mostró que se puede renunciar al poder y el Papa Francisco enseña que el poder es servicio que ,como tal, para ejercerlo, se debe compartir.

Por S.E Cab Tcnl D José J de La Cuesta Ávila SOMCLPSIL (LMGSM 1 y CMN 73).


       La llegada de Monseñor Jorge Bergoglio al Vaticano, ha desatado una serie creciente de acciones que, como Papa Francisco, lo muestran iluminado por la Divina Providencia. Como figura,  trae a la memoria, los campeones que, siguiendo las enseñanzas de Jesús, aproximaron lo terrenal con lo divino. No hay dudas, que la Iglesia a llevado al sitial romano, no tan solo a un sacerdote, sino a un jesuita, con su mochila cargada con las bases de la Compañía de Jesús: la inspiración  religiosa y militar de San Ignacio de Loyola. Los jesuitas, como reales soldados de Cristo, saben del deber, la subordinación y el esfuerzo común, basados en el servicio y la dedicación, dispuestos al sacrificio y la abnegación, con el valor del soldado y el coraje místico de los apóstoles, por lo que son, en realidad, magistrales misioneros. Ser misionero, es decir aquellos que, como apóstoles religiosos, asumen una tarea pesada, cruel y, hasta en algunos casos, peligrosa, es realmente ser abanderados del bien, la concordia y la dicha de saberse ser humano en una sociedad que crece en la cultura y la paz.

      El primer paso del Papa Francisco, fue dedicado a disminuir el boato sacerdotal en las ceremonias religiosas y, de esta manera, integrarse a los seres comunes,  como uno mas en la grey  , llevando, físicamente, el mensaje que aproxima, convoca, une e integra a todos ante la magnificencia de Dios. El Mundo esta expectante para saber de su segundo paso que, evidentemente, ya no sera del mismo como persona e individuo, sino como el dirigente mas importante de la sociedad actual. La santa renuncia del Papa Benedicto XVI, mostró la realidad del hombre, como ser humano, ante problemas que, pese a su cultura y calidad, no podía, no debía o no quería resolver. El gesto, debido a ello, tiene una dimensión enorme, ya que, renunciar voluntariamente, cuando la conciencia dicta que se lo debe hacer, es de una grandeza inconmensurable, ,pero, al mismo tiempo, un ejemplo adecuado a las realidades de nuestra civilización que, sus consecuencias, aun no han sido  expuestas. Saber ser es importante, pero, tener la entereza de dejar de serlo, por propia voluntad, es una muestra que solo los grandes y justos pueden materializarla.

     La realidad es que el Mundo ha cambiado y que, nuestra época, poco o nada tiene que ver con lo que pasaba hace 20 siglos atrás. El mayor cambio ha sido sobre el poder, que paso de los monarcas hacia los pueblos y, ello, lógicamente, produjo una diferente conformación de relación entre los dirigentes y la sociedad. El poder absoluto de los reyes, dio lugar a a que, la soberanía que ellos detentaban, paso a estar en el pueblo.  El ser individual, se valorizo como persona, y el derecho de cada uno, se igualo ante la ley, lo que hizo desaparecer los privilegios que venían como legados,dando lugar a los beneficios que llegan como resultantes del esfuerzo, trabajo y dedicación. Es decir, la fuerza soberana, dejo de estar en las cúpulas, y paso a estar en las bases, lo que llevo a crear una nueva forma de relación, en la cual, los necesarios dirigentes, se originan de la voluntad de los dirigidos, constituyendo así. los gobiernos. La Iglesia Católica, preservando su herencia de formas y acciones,  quedo relegada en los tiempos y, consecuentemente, se produjeron levantamientos del mas diferente tipo que, en esencia, abandonaron a la misma y, al hacerlo, renunciaron a la obediencia del poder supremo del  Papa. 

Los antecesores del Papa Francisco, intelectual y físicamente, movieron esas bases, que parecían indestructibles , llegaron con sus visitas a los mas remotos rincones de la Tierra y buscaron la esencia de las aspiraciones comunes en otros credos, bajo la idea de que Dios, en su grandeza, nos hace a todos sus hijos. El maravilloso milagro de la unión de los hombres ,ante la divinidad del Ser Supremo, después de muchos tiempos de choques y discordias, comenzó a construirse. La enorme organización que es la Iglesia Católica, parecía despertar de un largo proceso, en el cual, las sociedades, se modificaban en sus formas, adquirían renovados perfiles y se movían tras esperanzas que hasta ayer parecían promesas, que el progreso estaba poniendo a su alcance. El Papa tradicional, que se lo concebía enclaustrado entre los muros de Roma, se hizo un ser viviente, con sonrisas fáciles y abrazos calurosos, dejando, en sus pasos de pastor, huellas en ciudades y el campo, en una muestra clara que, la Iglesia esta en todos los continentes y que sus esfuerzos apostólicos no tienen realmente fronteras.  El legado de los Sumos Pontífices, que en los últimos tiempos reinaron en el Vaticano, es una puerta ancha y luminosa,  abierta al Mundo,  que el Papa Francisco, supo atravesar, digna y gallardamente, como sucesor de ellos. Cuando su nombre fue pronunciado y, luego, su figura envuelta en su albo habito papal, apareció en el amplio balcón vaticano, realmente, un nuevo mensajero, se sintió que, como trompetas celestes, el aplauso inundo todos los confines de la Tierra.

    El Papa Francisco, ha logrado con su personalidad descollante, sana y honesta, como primer paso, despertar en los católicos y no-católicos,  la sensación de que se esta ante alguien inspirado, que avanza con valor y da muestra de ser una figura de dimensión universal. Ahora, en este segundo paso, esta en la misma situación que se repitió a lo largo del tiempo, en  aquellos que tenían ante si la responsabilidad de construir para suplir el derrumbe de las monarquías. Es por ello importante que de pasos firmes, justos y lógicos, para que el éxito corone el esfuerzo. Sin dudas, llego el momento de definir una nueva "forma de gobierno" que, como lo muestran la mayoría de las naciones del presente, condicionan el poder, que ya no es absoluto, sino que es compartido, en una especie de equilibrio, para lograr que el mismo se convierta en servicio..  La forma de gobierno que se estructure, será el origen de las acciones que se concreten, que ya no serán de una persona (monarca), sino de un sistema (quizás parecido a las repúblicas), que contenga  al primado y una especie de senado, de acción permanente, que participe con el Papa en las decisiones que,  luego, como en todo país, serán implementadas por la Curia (Estado). Pese a que la infalibilidad en materia religiosa debe y tiene que quedar en el Papa, la conducción y administración de la Iglesia Católica, como espectacular organización de los hombres y las mujeres, tiene que adaptarse  a su tamaño y escala, a la amplitud  de su territorio y a la diversidad de temas en los que actúa. Un nuevo esquema de gobierno, en el cual el Papa actué como cabeza del mismo y tenga el balance óptimo de una entidad que contenga la representación de las jerarquías y la feligresía, dará un renovador impulso, convocara a la adhesión y, seguramente, devolverá al seno de la Santa Madre Iglesia a aquellos que la han abandonado. A partir de esta relevante decisión se comenzara el difícil, complejo y lleno de obstáculo, camino para lograr que Ella sea la organización humana apta, confiable y eficiente a la que todos aspiramos.

   Dios quiera iluminar a "nuestro" monseñor Bergoglio, para que, con este paso, inicie la recuperación del "aparato" organizativo de la Iglesia, para que el mismo siga siendo la estructura firme, sagrada, sana y ejemplar, sobre la que se afirmen los católicos. (Sobre esta piedra edificare mi iglesia). La iglesia terrenal es una organizacion compleja, difícil. diversa y distribuida en territorios diferentes, donde ella actúa no tan solo con el mensaje apostólico espiritual, sino que esta envuelta en las rutinas de la vida diaria, sufre los embates de los cambios y necesita, para subsistir, lograr adecuarse a los momentos y, si fuera ello posible, ser guia que marque derroteros, abra capacidades y potencie inteligencias para el bien común. No debemos temer y nuestro Papa Francisco bien lo debe saber, que la Iglesia, además de su valor espiritual religioso, es una organización en la cual circulan actos y gestos, se realizan obras y se tienden acciones, que tiene como medio de labor los mismos temas y problemas que las naciones, aun de las empresas del mas diverso tipo, que tienen que ser estructurados correctamente y conducidos adecuadamente, conforme los medios, posibilidades e imposiciones que las culturas en evolución están dictando como sus bases operativas del hoy, y seguramente, del mañana.


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Ad Majorem Dei Gloriam

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