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Orden de los caballeros de
su santidad el papa
"san ignacio de loyola"
Al evaluar el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) se pone de
manifiesto que, de todos los grupos armados en la región, es por mucho el más
importante, el mejor financiado, armado y organizado. Posee más miembros que
cualquier otra. Ningún otro grupo lleva a cabo tantos actos de violencia y
terror, no sólo contra el pueblo sirio e iraquí, sino también contra la región
e incluso más allá. En resumen, el ISIS actualmente es el grupo terrorista más prominente y
peligroso del mundo.
Esta evaluación no
deja de resultar deprimente, pero plantea una realidad que es absoluta ante la
amenaza que significa. Sin embargo, merece una atención especial, no sólo por
su importancia, sino también porque el ISIS es increíblemente letal como grupo
armado. A la luz de este hecho, es que pueden observarse los muchos errores
cometidos en el tratamiento del problema del ISIS en la crisis de Siria e Irak,
y también sobre su avance en el Líbano, sin descartar sus intentos de infiltrar
Jordania y su presencia naciente en Gaza.
La información más importante que la comunidad internacional
dispone respecto del ISIS, es que este grupo creció y desarrolló su presencia
en Irak y a través de la expansión de sus acciones militares y políticas en
Siria. Estos datos son más
que fundados: fue sólo hace dos años, después de la escalada violenta del
conflicto sirio y luego del inicio de la campaña represiva y brutal del régimen
de Bachar Al-Assad contra su propio pueblo, que el grupo entró en el país y
comenzó sus actividades criminales a gran escala.
Otro punto de
reflexión es el papel desempeñado por el saliente primer ministro iraquí, Nuri
Al-Maliki, que ayudó al grupo a poner un pie en Irak cuando en 2013, el ISIS
llevo a cabo más de dos docenas de operaciones para liberar a cientos de ex
yihadistas de Al-Qaeda de las prisiones iraquíes. Luego de lo cual, se le
facilitó masivamente su paso a Siria durante julio y agosto de ese año junto
con fondos, armas y municiones. Esta ayuda fortaleció al grupo y su presencia
en la región. Hubo también una intensa actividad de inteligencia realizada por
la seguridad iraquí y también por jugadores internacionales como Irán, Rusia y
el propio Al-Qaeda, todo ello ayudó a miles de extremistas a operar en Siria y,
junto a sus hermanos de Irak, les resultó en gran soporte para formar el núcleo
duro del ISIS y su liderazgo.
Un informe dado a conocer en junio pasado por agencias de
seguridad de países árabes sugiere que no menos de 12.000 combatientes
extranjeros de 81 países llegaron a Siria e Irak para unirse al conflicto desde
2011. La mayoría de ellos se
unió al ISIS. Un gran número de estos combatientes son de países árabes e
islámicos. Sin embargo, se informó que unos 4.000 son ciudadanos europeos y 500
estadounidenses.
Esta evidencia
contradice las afirmaciones brindadas el último año por la comunidad
internacional, a la vez que fortalece la idea de que la violencia sobre el
terreno claramente es responsabilidad de la presencia del ISIS en Siria e Irak,
y de su satélite en Líbano, Al-Nusra.
En realidad, el factor
principal de esta crisis es de naturaleza política, y se fundió con los
objetivos erróneos de una comunidad internacional que también apoyó a ISIS en
la caída de Khadaffi en Libia, desde donde intensificó su violencia luego de
asesinar al Coronel con apoyo de las fuerzas aéreas estadounidense, francesa y
británica. Esto explica la facilidad con la que el liderazgo del grupo y sus
miembros se extendieron de país en país y su capacidad para configurar
rápidamente una organización fuerte sin ser atacados por fuerzas occidentales
durante su expansión.
La comunidad
internacional fue negligente: no solo erró en su política de favorecer el
derrocamiento de los dictadores laicos en el mundo árabe sino que fortaleció y
armó al ISIS sin entender que estaba amamantando al bebe de Rosemary. Y así, lo
convirtió en el monstruo que es hoy.
Esto explica el apuro actual del presidente Obama y de su colega
Cameron por lanzar ataques aéreos sobre bases y combatientes del ISIS. Pero
sería bueno que ellos sepan que las guerras no se ganan desde el aire en el
mundo árabe, y que hay que poner pie en tierra para ello. Habrá que ver hasta
dónde Obama y Cameron entiendan esto si quieren ir por el ISIS.
Un dato no menor es
que el carácter extranjero del grupo no fue obstáculo en su ampliación
territorial tanto en Siria como en Irak, infiltrándose en otros grupos
islamistas armados como el Ahrar Al-Sham en zonas rurales pobres y descontentas
entre Deir Ezzor, Alepo y hasta Raqqa, en Siria. El ISIS explotó la escasez de
armamento y financiación que elementos del Ejército Libre de Siria estaban
sufriendo y rompió estos grupos en una lucha de unos contra otros, al tiempo
que creó una atmósfera de opresión y terror dondequiera que iba asesinando
residentes y soldados con el fin de mantener todo bajo control. De esta manera,
un nuevo y más sanguinario Al-Qaeda se creó en Siria e Irak.
Para concluir, podemos
decir que el ISIS es claramente una organización “funcional”, no para llevar a
cabo una agenda exterior compatible con la democracia en Siria e Irak. El papel
del grupo en Siria es similar a Hezbollah en el Líbano o a las milicias armadas
en Irak y sólo difieren en la naturaleza de sus lealtades y consignas.
Occidente deberá comprender que esto significa que la lucha contra el ISIS
corre paralelamente con la guerra contra Assad, contra Hezbollah y también
contra las milicias radicales iraquíes. Es una guerra, una confrontación que en
modo alguno puede ser dividida ni tomada como aislada o diferente. Es una
guerra contra el terrorismo y el extremismo radical.
Si las políticas que
pretende aplicar la comunidad internacional, la ONU y la
OTAN no lo interpretan de tal forma, habrá malas noticias
para lo que -todavía- conocemos como “mundo libre”.
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