Orden de los caballeros de
su santidad el papa
"san ignacio de loyola"
priorato general de argentina
capitanía de corrientes
Pecados capitales
Lujuria
La lujuria (en
latín, luxus, ‘abundancia’, ‘exuberancia’) es
usualmente considerada como el pecado producido por los pensamientos excesivos
de naturaleza sexual, o un deseo sexual desordenado e incontrolable.
En la actualidad
se considera lujuria a la compulsión sexual o adicción a las
relaciones sexuales. También entran en esta categoría eladulterio y
la violación.
A lo largo de la
historia, diversas religiones han condenado o desalentado en mayor o menor
medida la lujuria.
Dante
Alighieri consideraba que lujuria era el amor hacia cualquier persona, lo
que pondría a Dios en segundo lugar. Según otro autor[cita requerida] la lujuria son los pensamientos
posesivos sobre otra persona.
Por otra parte,
el Diccionario de la
Real Academia Española de la Lengua (DRAE XXII
edición, 2012) define el significado y uso apropiado de la palabra «lujuria» de
dos maneras: Como un «Vicio consistente en el uso ilícito o en el apetito
desordenado de los deleites carnales». O como el «Exceso o demasía en algunas
cosas». De tal manera que es prudente considerar, además, que la lujuria inicia
donde ha terminado la temperancia.
Gula
Actualmente la
gula (en latín, gula) se identifica
con la glotonería, el consumo excesivo de comida y bebida. En cambio en el
pasado cualquier forma de exceso podía caer bajo la definición de este pecado.
Marcado por el consumo excesivo de manera irracional o innecesaria, la gula
también incluye ciertas formas de comportamiento destructivo. De esta manera el
abuso de substancias o las borracheras pueden ser vistos como ejemplos de gula.
En La Divina Comedia de
Alighieri, los penitentes en el Purgatorio eran obligados a pararse entre dos
árboles, incapaces de alcanzar y comer las frutas que colgaban de las ramas de
estos y por consecuencia se les describía como personas hambrientas.
Avaricia/Codicia
La avaricia (en
latín, avaritia) es —como la lujuria y la gula—,
un pecado de exceso. Sin embargo, la avaricia (vista por la Iglesia ) aplica sólo a la
adquisición de riquezas en particular. Tomás de Aquino escribió que la avaricia
es «un pecado contra Dios, al igual que todos los pecados mortales, en lo que
el hombre condena las cosas eternas por las cosas temporales». En el Purgatorio
de Dante, los penitentes eran obligados a arrodillarse en una piedra y recitar
los ejemplos de avaricia y sus virtudes opuestas. «Avaricia» es un término que
describe muchos otros ejemplos de pecados. Estos incluyen
deslealtad, traición deliberada, especialmente para el beneficio
personal, como en el caso de dejarse sobornar. Búsqueda y acumulación de
objetos, robo y asalto, especialmente conviolencia, los engaños
o la manipulación de la autoridad son todas acciones que pueden ser inspiradas
por la avaricia. Tales actos pueden incluir la simonía.
Pereza
La pereza (en
latín, acidia) es el más «metafísico» de los
pecados capitales, en cuanto está referido a la incapacidad de aceptar y
hacerse cargo de la existencia de uno mismo. Es también el que más problemas
causa en su denominación. La simple «pereza», más aún el «ocio», no parecen
constituir una falta. Hemos preferido, por esto, el concepto de «acidia» o
«acedía». Tomado en sentido propio es una «tristeza de ánimo» que aparta al
creyente de las obligaciones espirituales o divinas, a causa de los obstáculos
y dificultades que en ellas se encuentran. Bajo el nombre de cosas espirituales
y divinas se entiende todo lo que Dios nos prescribe para la consecución de la
eterna salud (la salvación), como la práctica de las virtudes cristianas, la
observación de los preceptos divinos, de los deberes de cada uno, los
ejercicios de piedad y de religión. Concebir pues tristeza por tales cosas,
abrigar voluntariamente, en el corazón, desgano, aversión y disgusto por ellas,
es pecado capital. Tomada en sentido estricto es pecado mortal en cuanto se
opone directamente a la caridad que nos debemos a nosotros mismos y al amor que
debemos a Dios. De esta manera, si deliberadamente y con pleno consentimiento
de la voluntad, nos entristecemos o sentimos desgano de las cosas a las que
estamos obligados; por ejemplo, al perdón de las injurias, a la privación de
los placeres carnales, entre otras; la acidia es pecado grave porque se opone
directamente a la caridad de Dios y de nosotros mismos. Considerada en orden a
los efectos que produce, si la acidia es tal que hace olvidar el bien necesario
e indispensable a la salud eterna, descuidar notablemente las obligaciones y
deberes o si llega a hacernos desear que no haya otra vida para vivir
entregados impunemente a las pasiones, es sin duda pecado mortal.
Ira
La ira (en
latín, ira) puede ser descrita como un sentimiento
no ordenado, ni controlado, de odio y enfado. Estos sentimientos se pueden
manifestar como una negación vehemente de la verdad, tanto hacia los demás y
hacia uno mismo, impaciencia con los procedimientos de la ley y el deseo de
venganza fuera del trabajo del sistema judicial (llevando a hacer justicia por
sus propias manos), fanatismo en creencias políticas y religiosas, generalmente
deseando hacer mal a otros. Una definición moderna también incluiría odio
e intoleranciahacia otros por razones como raza o religión,
llevando a la discriminación. Las transgresiones derivadas de la ira están
entre las más serias,
incluyendo homicidio, asalto, discriminación y en casos
extremos, genocidio.
La ira es el único
pecado que no necesariamente se relaciona con el egoísmo y el interés personal
(aunque uno puede tener ira por egoísmo). Dante describe a la ira como «amor
por la justicia pervertido a venganza y resentimiento».
Envidia/celos.
Como la avaricia,
la envidia (en latín, invidia) se caracteriza
por un deseo insaciable, sin embargo, difieren por dos grandes razones:
Primero, la avaricia está más asociada con bienes materiales, mientras que la
envidia puede ser más general; segundo, aquellos que cometen el pecado de la
envidia desean algo que alguien más tiene, y que perciben que a ellos les hace
falta, y por consiguiente desean el mal al prójimo, y se sienten bien con el
mal ajeno.
Dante Alighieri
define esto como «amor por los propios bienes pervertido al deseo de privar a
otros de los suyos». En el purgatorio de Dante, el castigo para los envidiosos
era el de cerrar sus ojos y coserlos, porque habían recibido placer al ver a
otros caer.
Soberbia
En casi todas las
listas de pecados, la soberbia (en latín, superbia) es considerado el original y más serio de los
pecados capitales, y de hecho, es la principal fuente de la que derivan los
otros. Es identificado como un deseo por ser más importante o atractivo que los
demás, fallando en halagar a los otros.
En El paraíso perdido de John Milton, dice que este
pecado es cometido por Lucifer al querer ser igual que Dios.
Genéricamente se
define como la sobrevaloración del Yo respecto de otros por superar,
alcanzar o superponerse a un obstáculo, situación o bien en alcanzar un estatus
elevado y subvalorizar al contexto. También se puede definir la soberbia como
la creencia de que todo lo que uno hace o dice es superior, y que se es capaz
de superar todo lo que digan o hagan los demás. También se puede tomar la
soberbia como la confianza exclusiva en las cosas vanas y vacías (vanidad) y en
la opinión de uno mismo exaltada a un nivel crítico y desmesurado
(prepotencia).
Soberbia (del
latín superbia) y orgullo (del francés orgueil), son propiamente sinónimos aun cuando coloquialmente
se les atribuye connotaciones particulares cuyos matices las diferencian. Otros
sinónimos son: altivez, arrogancia, vanidad, etc. Como antónimos tenemos:
humildad, modestia, sencillez, etc. El principal matiz que las distingue está
en que el orgullo es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas
nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta con el deseo de
ser preferido a otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del
Yo o ego. Por ejemplo, una persona Soberbia jamás se "rebajaría" a
pedir perdón, o ayuda, etc.
Existen muchos
tipos de soberbia, como la vanagloria o cenodoxia, también denominada en las traducciones de la Biblia como vanidad, que consiste en el engreimiento de gloriarse de
bienes materiales o espirituales que se poseen o creen poseer, deseando ser
visto, considerado, admirado, estimado, honrado, alabado e incluso halagado por
los demás hombres, cuando la consideración y la gloria que se buscan son
humanas exclusivamente. La cenodoxia engendra además otros pecados, como la
filargiria o amor al dinero (codicia) y la filargía o amor al poder.
Relación de cada pecado con un demonio particular
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Lujuria: Asmodeo
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Gula: Belcebú
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Avaricia: Mammon
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Pereza: Belfegor
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Ira: Amon
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Envidia: Leviatán
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Soberbia: Lucifer
Actualización de los pecados capitales
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Realizar manipulaciones genéticas.
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Llevar a cabo experimentos sobre seres humanos, incluidos
embriones.
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Contaminar el medio ambiente.
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Provocar injusticia social.
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Causar pobreza.
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Enriquecerse hasta límites obscenos a expensas del bien común.
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