sábado, 21 de noviembre de 2015

Hernán Huergo: Conversando con S.E. Cab Tcnl Don José de la Cuesta Ávila OCSSPSIL (Parte 2 de 2).




El Mayor de la Cuesta Ávila había ganado una batalla muy importante. Es cierto que había contado con los aliados justos en el momento justo. 

 – Fue un tiempo en el cual lo que hice, como siempre lo digo, se debió más a los apoyos y ayudas que a mi propia capacidad. Una modestia algo abrumadora, que no se compadece con el aura que ya se formaba alrededor de su figura. Sin embargo, luego de tal triunfo nuestro hombre siguió siendo el mismo. Y como tal, siempre preocupado en aprender más y más sobre su nueva carrera. 

 – Hice un curso en el ICAP, de Organización y Métodos, extraordinario, que me fue de enorme utilidad en mi vida. Me fue muy bien. Y lo siguiente que me cuenta me aumenta el asombro, ya en 1965: 

 – Naciones Unidas ofrecía cursos para la Administración Pública argentina, incluyendo los militares. Pedí permiso, me presenté y gané una de las 5 becas. Elegí la Universidad de Manchester, la más avanzada en el tema Computación. Se anotó en un curso de Ingeniería de Sistemas. La sorpresa cuando llegó al lugar fue mayúscula. El curso anunciado no existía, estaba en preparación. 

 – El resultado para mí fue espectacular. Porque me utilizaron como una especie de conejillo de Indias. Yo ya sabía cosas de computación y armaron el curso a la medida de lo que yo necesitaba.

Fueron dos años de aprendizaje clave para de la Cuesta Ávila, incluyendo visitas al ejército francés y también al ejército español, dos meses en cada sitio. Pero estas visitas eran hechas como estudiante avanzado de Manchester, que ya tenía conocimientos y experiencia en computación bastante singulares. 

 – Sabía más que ellos –dice, mostrando que todas sus modestias anteriores no eran falsas. Cuando José regresa a la Argentina, en 1966, encuentra que el plan de trabajo que había dejado antes de irse lo estaban cumpliendo a la perfección. Ya era para entonces Teniente Coronel, pero le esperaba una noticia aún más importante para él: 

 – Entonces me nombraron Director del Proyecto SCD del Ejército. 

– Esa sigla, SCD, ¿quién la inventó?

– La inventé yo. “Qué bueno”, pienso, “por fin me entero de quién fue el padre de la criatura”. José de la Cuesta siguió avanzando con sus planes SCD en múltiples frentes. En 1967, la flamante DISCAD (Dirección Integral de Sistemas de Computación Automática de Datos) estaba en el proceso de incorporar una poderosa computadora que satisfaría las necesidades informáticas de Ejército.

Sin embargo, como ya se dijo, el Tte. Cnel. José de la Cuesta Ávila tenía sus enemigos. Porque cuando terminó ese año, momento en que le tocaba ser promovido a Coronel, le llegó la noticia de que no sería ascendido. Lo cual, según códigos y costumbres de la fuerza, significaba que debía pedir el retiro. Por lo menos, así lo tomó José. 

– ¿Por qué no ascendí? Porque dijeron que yo había dedicado mucho tiempo a temas que no interesaban al Ejército. 42 años y a su casa. Pero no habían pasado demasiados días cuando un hijo le dijo: “Papá, te llamaron de Presidencia”. “¿De Presidencia?”. Lo volvieron a llamar y tres días después estaba reunido con el presidente. 

– ¿Se puede saber por qué pidió el retiro? ¿Por qué no peleó su ascenso? –lo atacó Onganía.

– ¿No ascendí? No ascendí. ¿No peleé? Creí que no debía pelear.

– Bueno, comienza mañana mismo su nuevo trabajo. Va a ser Asesor SCD de Presidencia. 1968 y de nuevo al trabajo SCD, pero ahora a nivel de toda la Administración Pública. 

La primer misión fue crear Centros de Cómputos por Ministerio. El más importante ya existía, el de Bienestar Social, o sea el CUPED. Y a esta altura ya lo conocen los lectores a de la Cuesta Ávila. No tardó en descubrir una persona que se convertiría en aliado clave para sus planes, Mendiburu. Un momento de gloria para el ciclo iniciado por José fue, sin duda, el Congreso SCD de 1969. 

 – Fue algo espectacular por la cantidad de trabajos presentados. Además de las exposiciones se daban cursos. Las empresas colocaron equipos. Un éxito extraordinario. Pero poco después pasó algo totalmente inesperado. 

– El diablo metió la cola. El suegro de José de la Cuesta, que dirigía la exitosa Mina Pirquitas, falleció. – Mi suegra nos reunió a todos con la pregunta, ¿quién quiere ser el nuevo director de Mina Pirquitas? Todos miramos para otro lado.

Pero vuelto a su casa, la mujer de José lo ametralló:

– Primera vez que mamá te pide algo y vos te negás. El resultado fue el que todos ya imaginan. Al día siguiente el Tte. Cnel. (R) José Javier de la Cuesta Ávila renunció como Asesor SCD a nivel nacional y pasó a ser el nuevo director de Mina Pirquitas. 

 – O ganaba plata o ganaba gloria. Opté por ganar plata. Así terminó su carrera en Computación y comenzó su nueva carrera como minero, que lo llevaría a ser el presidente de la minera. Me habían quedado preguntas en el tintero. 

 – Tu opinión de Mendiburu.

– Un tipo que no tan sólo era bueno, era muy organizado. El CUPED e YPF eran los mejores centros del estado, modelos. En YPF había una mujer, buenísima, no me acuerdo el nombre. 

– ¿Quién inventó lo del escalafón SCD? 

– Fue un proyecto mío, pero no fue un trabajo original. Me basé en lo que había ya avanzado en el tema Mendiburu. Fue él quien armó las escalas y yo presenté el proyecto en base a ellas. 

 – ¿El Comodoro Vélez? – Con él nos conocíamos mucho, habíamos estado juntos en el Colegio Militar, él dos años mayor. Vélez estaba en el Centro de Cómputos y era ingeniero militar. Yo me sentía muy solo en mi función en Presidencia y lo invité a acompañarme. Un tipo de excepción, muy gente, muy estudioso, muy capaz. Me aceptó como jefe, siendo yo no sólo menos antiguo sino de grado inferior. ¡Un señor!

– ¿Tu relación con IBM?

– Nosotros queríamos alquiler con opción a compra, pero Esmerode insistía en alquiler o compra, no aceptaba lo que nosotros pedíamos. Incluso fue a hablar con mi jefe por el tema, sin éxito.

Finalmente, para el DISCAD elegimos Burroughs, que además de aceptar lo de alquiler con opción a compra, ofrecía una solución más potente y moderna, adecuada a lo que necesitábamos. 

 José de la Cuesta Ávila nació en Tucumán un 28 de febrero de hace 90 años, es viudo, con 5 hijos, 8 nietos y 3 bisnietos. Me queda alguna cosa más que contar sobre él, sorprendente como muchas de las contadas, o más aún. Tiene que ver con sus nietos, que lo llaman Pepe.

Doy una pista con la imagen vecina. Gracias, Teniente Coronel (R) José Javier de la Cuesta Ávila, fue un placer conversar con vos y hacer historia de tu memoria. Gracias, José! Gracias, Pepe!


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