jueves, 3 de diciembre de 2015

Aristóteles y la calidad. Por S.E. Cab Dr D Ricardo Vanella OCSSPSIL. Chairman of the Advisory Board - Founder President Emeritus at REAL (Argentine-American Network for Leadership) Management Consulting.




Aristóteles nació en el 384 antes de Cristo y vivió durante 62 años una vida realmente productiva, dejando un legado de calidad, lleno de puntos de referencia también de calidad. 

En verdad no sé exactamente si acumuló mucho dinero y privilegios, tampoco si recibió muchos aplausos ni demasiados reconocimientos; pero de algo estoy seguro: este hombre transformó muchas, si no todas, las áreas del conocimiento que tocó. 

Aristóteles enfatizó que el objetivo de los seres humanos es ser felices. Y también insistió que -para producir y obtener felicidad- hay que buscar la virtud y lo bueno. 

Señaló que apuntar nuestro intelecto hacia la verdad es lo que nos hace virtuosos y buenos; y que para ello, debemos instruirnos, a fin de darnos cuenta cuando estamos ante la verdad, o por el contrario, frente a espejitos de colores o mentiras bien articuladas. 

También destacaba la necesidad de acostumbrar nuestro comportamiento, nuestros hábitos cotidianos, a ser valientes, templados y justos. 

La fotaleza o valentía significa no ser un pusilánime, ni tampoco un temerario convencido de ser Superman. Es algo en el medio, entre la patética arrogancia y la indigna cobardía. 

La templanza se refiere a tratar de encontrar un punto equidistante entre el "el prójimo existe sólo para mi provecho y debe hacer exactamente lo que yo deseo"; y el otro extremo: "descontrol total, da igual, que todos hagan lo que quieran" (lo que los castellanos antepasados denominaban "Viva la Pepa"). 

La justicia, para Aristóteles, tenía dos puntas: una, la Distributiva, que enfoca lo que la gente recibe de la organización social, en función de lo que se merece, es decir, según su mérito. La otra, es la Conmutativa, una suerte de equilibrio en el intercambio entre personas. 

Aristóteles no fue un superhombre, ni el único pensador; ni siquiera fue goleador o galán de telenovela. Pero es útil recordar algunas de sus reflexiones en nuestros días. 

El le dio mucho valor al intelecto, y a una sociedad que le diera importancia concreta al intelecto, promoviendo un terreno fértil para el pensamiento, la creatividad, la innovación, la búsqueda de la virtud, de la verdad y de lo bueno. 

De alguna manera, a mí me parece que a Aristóteles le gustaba la calidad. 

Copyright © 2015 by Ricardo Vanella. 

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