domingo, 16 de agosto de 2015

San Martín, Güemes y el Ejército sobre el Perú.

En su libro El gran bastión de la Patria, el Ing. Guillermo Solá hace referencia al ascenso de Güemes, dado por José de San Martín en 1820; a las gestiones de Güemes ante el gobierno de Tucumán para obtener el apoyo necesario para marchar hacia el Alto Perú y al enfrentamiento que Güemes mantenía con Bernabé Aráoz. Al respecto, Solá expresa:

Algunos autores cuestionan las facultades que tenía San Martín para ascender a Güemes, de coronel mayor a general y para efectuar tamaña designación. Sin embargo, esos mismos autores concuerdan en la legitimación del cargo del propio San Martín, ratificada en Rancagua el 2 de abril de 1820: por más que hubiese dejado de existir el gobierno y el estado que lo había designado, no había cesado por ello su mando porque su origen, que es la salud del pueblo, es inmutable. Así que asentado en el Acta de Rancagua. Y así se interpretó y continúa haciéndolo: cuando un mandato conceptúa una suprema lex (ley suprema), ese mandato no termina aun cuando ya no exista el mandante. Ergo San Martín, por las prerrogativas que le confería el cargo, podía hacer los nombramientos que juzgase necesarios y convenientes, con total validez y legitimación. Pero además emes tuvo la precaución que no debieran ignorar los historiadores- de solicitar de todas las provincias el reconocimiento oficial al grado y al cargo promovido por San Martín desde Chile. Todas, a excepción de la proclamada República del Tucumán de Bernabé Aráoz, manifestaron su aprobación, de manera que casi podría afirmarse que nunca hubo un ascenso militar durante la Guerra de la Independencia con más avales directos que los que tuvo el General Martín Miguel de Güemes.

En la misma fecha en que San Martín designaba a emes a cargo del Ejército de Observación, haciéndose además responsable pagador de los créditos que tomara Güemes con tal objeto, también el Director Supremo de Chile, don Bernardo de O´Higgins en oficio separado, entre otros temas, redoblaba la garantía: Sólo me falta agregar que el gobierno de Chile sale garante a V. S. del modo más solemne de que serán religiosamente cumplidas cuantas promesas hubiere hecho o hiciere a V. S. el excelentísimo señor general don José de San Martín. Este aval, como así también la posterior correspondencia mantenida entre el Director de Chile y Güemes, son más que irrefutables pruebas del plan combinado del general salteño con el Libertador, hasta con el auspicio del propio Gobierno de Chile.

El Cabildo de Salta, durante la segunda mitad de ese año 1820 dirigió oficios, en demanda de ayudas, a todas las provincias y gobiernos, como así también a los habitantes  de  Salta,  pueblo  y  campaña.  El  propio  Güemes  solicitaba  los  auxilios, primero por cartas y luego por emisarios que enviaba a todos los destinos a explicar en forma personal y directa cuál era la situacn y qué era lo que se necesitaba. Don Lorenzo Villegas fue a Córdoba a entrevistar a Bustos. Gerónimo Puch a Catamarca, La Rioja y Mendoza. El coronel Uriondo fue a Santa Fe y Buenos Aires.

Se trataba nada menos que de ingresar al Alto Pe con un Ejército de Observación grande y fuerte, potente, capaz de vencer a los españoles y desalojarlos del territorio, y operar coordinado con San Martín sobre Lima para terminar de una sola vez con el dominio español.

En Tucumán, Bernabé Aráoz había decidido ser el centro de todas las trabas, negativas, mentiras y maquinaciones en contra de Güemes y de la campaña al Alto Perú. Su inquina contra el salteño no era nueva. También había sido igual con el general Belgrano. Sus actitudes ladinas, originadas en una medular envidia, lo empujaban a ejecutar, arteramente, todo lo contrario a lo que estaban empeñados los libertadores. Por eso también su inclinación a favor del enemigo. En Tucumán había quedado todo el parque que perteneciese al ex Ejército del Norte, una cierta cantidad importante de armas, municiones, artillería y otros enseres, que debieron haber sido puestos de inmediato a disposicn del Ejército de Observación. Aráoz, no lo se negó a entregarlas a emes, sino que también trancó el paso, en Santiago del Estero, de algunas ayudas enviadas desde Buenos Aires, y de los auxilios que la misma provincia de Santiago trataba de hacer llegar. Ninguno de estos auxilios llegó a emes. No al menos hasta su muerte.

El gobernante que más colaboró, justo es reconocer, y que además se interesó vivamente en la causa, apelando ante otros gobiernos para concientizarlos y unirlos en el gran objetivo común, fue el cordobés Juan Bautista Bustos. De los demás, no obtuvo ningún resultado, pero Córdoba ya había mandado, tiempo atrás, un cuerpo de húsares y otro de dragones, unos quinientos hombres en total, bien montados y disciplinados, al mando del coronel Alejandro Heredia.

La situación con Aoz se volvía cada vez más insostenible. En un extenso oficio que envía Güemes a San Martín, el 17 de agosto, le expresa:

Desde el momento que recibí el citado oficio de V.E. (excesivamente retardado en las estafetas del tránsito) me dediqué a la organización del Ejército de Observación, y proclamé mi provincia a tan importante objeto el decidido empeño con que se me ofrecieron estos valerosos habitantes a marchar a una empresa calificada por los superiores conocimientos de V. E. No debo omitir que han puesto a mi disposición los cortos restos que les queda de resultas de la constante defensa del país. Cuento con dos mil hombres de línea y gauchos escogidos, los s valientes, subordinados y honrados, fuera de las tropas y gauchos que mantengo en la Vanguardia, todos armados y la mayor parte municionados. A estos deben agregarse los escuadrones de caballería del coronel don Alejandro Heredia Armamentos, vestuarios,  algún  dinero, municiones,  y  des  útiles  de  guerra,  son  los  artículos  de primera necesidad que faltan. V. E. sabe la gran distancia que media del puro estado de defensa al de ofensa Créame V. E. que si estuvieran mis provincianos en aptitud lo hubiera yo facilitado todo Por éstos y los innumerables motivos que intervienen me dirigí a la provincia del Tucumán por medio de una comisión que despaché al efecto ya por repetidos oficios hacndole ver que a nuestro estado actual será consiguiente la total e inevitable ruina de ésta y de las des provincias. Nada ha sido excelentísimo señor suficiente para persuadir  a este fenómeno de la ambición, del egoísmo, y acaso de la perfidia. Falaz en sus promesas, tibio en sus resoluciones, criminal en su manejo; él se ha propuesto anular el proyecto minándolo en sus fundamentos… Apoderado en once de noviembre de 1819 por la revolución de ese día de cuantos útiles pertenecían al ejército en cuantiosas proporciones; quiere a la faz del mundo con el mayor descaro y avilantez ser el dispensador absoluto de ellos, él sin conocer ni remotamente el riesgo, ha sido un farsante de los gravísimos peligros que ha corrido mi provincia

Y a continuación emes anuncia que ha decidido realizar esta última gestión pacífica, aunque previene que si ésta llegara a fracasar: 

A pesar del conocimiento que me asiste de una repulsa, mi natural inclinación a la unión animado por los inminentes peligros que nos rodean, me ha estimulado a tomar por última resolución el arbitrio pacífico d comisionar  al  canónigo  don  Pedro  Ignacio  Castro  [Castro  Barros]  y  al  doctor  don Facundo Zuviría, sujetos de acreditadas luces… No es de esperar que este paso surta mejor efecto que los anteriores… En este estado defraudaría a los superiores encargos de V. E., a las esperanzas de las Provincias Unidas y a mis primeros deberes, si me manifestara indiferente a las medidas que sugieren la razón, la justicia y la política. Remover los obstáculos de tan alta empresa, proporcionar todos los recursos para realizarla, son los dos objetos que en este momento consagro a la Patria; toda será obra de los as que impenda en mis marchas a esa ciudad, y los precisos de mi regreso. Un golpe de mano dura y pronto me tendrá expedito este mismo [golpe] cortará un ramo robusto del árbol de la fatal disidencia que con gravísimos fundamentos se cree alimentado en los terrenos de Tucumán por las comunicaciones de Carrera y Alvear. Dios guarde… Martín Güemes.

Luego de esta exposición, Solá expresa que muchos historiadores y autores han descalificado a Güemes por su enfrentamiento con Aráoz no con Tucumán o el pueblo tucumano- por desconocer documentos como el transcripto.

Sea el texto una recordación de la unión de ideales de San Martín y Güemes, en un nuevo aniversario del paso a la inmortalidad del general correntino.


Lazos entre Don Carlos Gustavo Lavado Roqué, y el General Don "Martín Miguel de Güemes". i. ISAAC3 ROQUÉ GÜEMES, b. 1846, Córdoba, Córdoba, Argentina; d. 29 de marzo 1920, Córdoba, Córdoba, Argentina. 10. ii. ENRIQUETA ROQUÉ GÜEMES, b. 1847, Córdoba, Córdoba, Argentina. iii. CONSTANCIA ROQUÉ GÜEMES, b. 10 1849, Córdoba, Córdoba, Argentina; m. PABLO C BELISLE, 09 Jun 1892, Córdoba, Córdoba, 



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