Los nuevos objetivos de desarrollo sostenible han servido de marco para los esfuerzos globales de desarrollo para los próximos 15 años. La Agenda de la ONU de Desarrollo post-2015 Educación para todos es una parte integral del programa de desarrollo sostenible, desarrollado a través de un proceso de consulta amplio e inclusivo.
En la configuración del futuro que queremos, tenemos que crear un proceso de aprendizaje transformador que integra los principios y prácticas de las metas de desarrollo sostenible en todos los aspectos de la educación y el aprendizaje. Un proceso de aprendizaje que fomente el cambio en conocimientos, valores y actitudes de los jóvenes, los educadores y los sistemas de educación permite una sociedad más sostenible y justa para todos con un sentido profundo de “cuidado de nuestra tierra.”
La educación tiene una característica transformadora que, si se entrega correctamente, puede desencadenar significativamente el desarrollo económico equitativo, aumentar la inclusión social, fomentar la sostenibilidad ambiental y mejorar la gobernanza.
En la encíclica papal Laudato si’, el papa Francisco admite que hay un “desafío educativo que está frente a nosotros” enfatizando sin embargo, que supondrá “largos procesos de regeneración” (202). “Es muy noble asumir el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas, y es maravilloso que la educación sea capaz de motivarlas hasta conformar un estilo de vida. La educación en la responsabilidad ambiental puede alentar diversos comportamientos que tiene una incidencia directa e importante en el cuidado del ambiente, como evitar el uso de material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar luces innecesarias” (211).
La pista de la política no siempre tiene éxito en lograr el cambio necesario (COP 15 al COP 21). La conciencia no es suficiente para que el compromiso político suceda. El enfoque ahora empieza con el cambio de los valores personales y estilos de vida, que son cada vez más reconocidos como elementos críticos en el aprendizaje y el diseño de planes de estudio.
También hay un creciente interés en un sentido más amplio de “la buena vida” o el buen vivir, que emerge de diferentes maneras a nivel mundial. Buen vivir se basa en las ideas clásicas de una buena calidad de vida, pero con un enfoque específico en el bienestar como sea posible dentro de la comunidad. En la mayoría de los enfoques, “comunidad” se entiende de manera más amplia e incluye la naturaleza.
El principio de precaución nos ayuda en el tratamiento de la respuesta correcta al igual que con la instalación de represas hidroeléctricas que es visto como ecológicamente sostenible, pero a menudo hay una alteración de los ecosistemas locales.
Necesitamos un entendimiento y apreciación del bien común, nuestra casa común, para establecer la actitud de búsqueda de resoluciones específicas, para rechazar exclusiones sistemáticas y arbitrarias, y permitir y participar condiciones que permitan el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Se necesitan competencias críticas en el fortalecimiento de: (i) la juventud, la autoevaluación y la cultura; (ii) la conciencia como el primer paso de la solidaridad; y (iii) la participación como una forma de conocer y entender la vida de otras personas y la capacidad profesional para aprender nuevas habilidades y valores.
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