viernes, 5 de marzo de 2010

La ñusta Beatriz Clara,Coetánea de doña Francisca Pizarro (1534-98), es la princesa incaica doña Beatriz Clara Coya (c 1556-1600), hija del inca Sayri Tupac en la coya Cusi Huarcay





Bandera de la Hispanidad en las Américas, 
adoptada como símbolo de las Américas 
por la séptima conferencia internacional 
Americana de Montevideo 
el 13 de diciembre de 1933.


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Coetánea de doña Francisca Pizarro (1534-98), es la princesa incaica doña Beatriz Clara Coya (c 1556-1600), hija del inca Sayri Tupac en la coya Cusi Huarcay. Conviene recordar que Sayri Tupac es a su vez hijo de Manco II, quien fue impuesto como inca por los europeos, se rebeló contra ellos en el Cuzco (1536-37), y, después de su derrota, se refugió en las montañas de Vilcabamba y allí estableció su corte. Cuando este soberanos falleció en 1545, los sucedió Saysi Tupac. A instancia del virrey Hurtado de Mendoza, este inca vilcabambino abandonó en 1558 su refugio y aceptó la autoridad de la Corona .Sayri Tupac murió poco después, probablemente envenenado, y dejó a su hija, doña Beatriz Clara, como única heredera de la rica encomienda de Yucay

La noble niña se crió entre las monjas del convento de Santa Clara en el Cuzco hasta los ocho años de edad, cuando su madre la llevó a la casa de Arias Maldonado, un influyente conquistador. Allí se proyectó su matrimonio con Cristóbal, el hermano de éste; como los planes entraron en conflicto con designios de las autoridades coloniales que veían como muy peligrosa la unión entre un miembro de esa rica familia de conquistadores con una princesa descendiente del linaje real incaico, se llegó a decir que Cristóbal Maldonado había violado a la niña Beatriz Clara para así forzar el matrimonio con ella. Acusado de conspiración, el revoltoso fue enviado a España con otros sospechosos de sedición. Por otro lado, desde Vilcabamba, el tío de la princesa incaica, don Diego de Castro Titu Cusi Yupanqui, impuso como condición para abandonar ese refugio que tanto molestaba a la Corona la autorización al matrimonio de su hijo Quispe Tito con la joven ñusta. En medio de estos manejos, doña Beatriz fue devuelta al convento y allí permaneció hasta los quince años, cuando, a instancia del virrey Francisco de Toledo, expresó su preferencia por el matrimonio (Rostworoski, Doña Francisca 81).

El virrey Toledo otorgó a doaña Beatriz en casamiento a un capitán de su séquito, Martín García de Loyola, en recompensa por haber prendido y llevado en cadenas al Cuzco a Tupac Amaru I, el último de los soberanos de Vilcabamba, tío de doña Beatriz Clara Coya

La boda se llevó a cabo con el hijo correspondiente a la unión de familias tan importantes en los Andes y España; la novia, princesa real del Incario; el novio, sobrino de Ignacio de Loyola, uno de los fundadores de la orden jesuita. El virrey confirmó el derecho de los esposos al repartimiento de Yucay del cual tomaron posesión el 29 de octubre de 1572 (Rostworoski, Doña Francisca 82). Por carta del virrey Toledo al soberano español se sabe que García de Loyola aceptó este matrimonio por servir al rey, aunque la novia "fuese yndia y de su traje" (Rostworoski, Doña Francisca 81-82). Además de la voluntad de servicio, influiría poderosamente en su decisión la cuantiosa herencia paterna, restituida a la princesa una vez efectuado el desposorio .
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Más tarde, cuando don Martín fue nombrado gobernador y capitán general de las provincias de Chile, la pareja se instaló en Concepción donde les nació una hija, Ana María. Después del fallecimiento de su esposo en 1596 , doña Beatriz se instaló en Lima y allí murió el 21 de marzo de 1600 (Rostworoski, Doña Francisca 83-84). Continuando su política de destierro para con los miembros de la nobleza incaica, la Corona ordenó que la niña Ana María pasara a España donde después se casó con don Juan de Enríquez de Borja, nieto de San Francisco de Borja y futuro marqués de Alcañiles. En reconocimiento a su nombre ancestro, a la coya Ana María se la nombró en 1614 Adelantado del Valle de Yupanqui, y también se le otorgó el título de marquesa de Santiago de Oropesa (Rostworoski, Doña Francisca 84), distingo de nobleza reclamado después por Tupac Amaru II.

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