Royal and Imperia House of the Sun
"Tahuantinsuyu"
Bajo la protección de
San Ignacio de Loyola
San Francisco de Borja
"Ad Majorem Dei Gloriam"
.La mezcla fue facilitada por la circunstancia de que la sociedad española también estaba compuesta de cepas muy diversas y por las características físicas de las razas enfrentadas. Los rasgos de los aborígenes no resultaban chocantes, en general, a los ojos de los españoles; el color de su piel no se diferenciaba mucho del cutis aceitunado de los habitantes del sur de la península, y tampoco diferían en estatura, más bien baja en la mayor parte del nuevo continente. Los españoles no encontraron en América seres humanos tan distintos y exóticos como los que verían en África, China o el archipiélago malayo. Más tarde, cuando los indios de las regiones más hispanizadas fueron asimilándose a los modos de vida de los blancos y adoptaron su indumentaria o copiaron su aspecto personal, muchos pudieron pasar por españoles. Más aun: algunas etnias como los mayas o los guaraní tenían facciones que podían llegar a ser muy hermosas, y así lo reconocieron los cronistas. Fue natural, entonces, la aproximación de los españoles (casi siempre solteros, casi siempre jóvenes) con las mujeres aborígenes, y esto ocurrió desde el comienzo.
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... Fueron escasas las mujeres españolas que vinieron al nuevo continente durante el primer medio siglo a partir del descubrimiento. Las uniones entre españoles e indias fueron, pues, algo inevitable, y bien pronto generaciones de mestizos empezaron a poblar América con su ambigua condición de hijos de conquistadores y conquistadas.
Excelentísimo Señor Don Carlos Gustavo Iº
Tahuantinsuyu
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