La vigilia en la noche del martes en Manchester en homenaje a las víctimas del atentado (Reuters)
Aunque el impacto generado por el brutal ataque islamista en el Manchester Arena ha sido shockeante para la opinión pública internacional, nadie debe sorprenderse de que haya ocurrido.
En Gran Bretaña, los islamistas han acampado a sus anchas por años. El atentado suicida ejecutado durante el concierto de Ariana Grande, con un saldo preliminar de 22 muertos y más de 50 heridos (en su mayoría pre-adolescentes) coronó una serie de sucesos ocurridos durante abril y mayo en el Reino Unido, donde los abusos por parte de la comunidad islámica han sido tolerados por las autoridades británicas.
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