Hace aproximadamente un año, el presidente de los EE.UU., Barack Obama, intentó justificar las diferencias en el enfoque y las posiciones de Washington sobre la crisis en Irak y Siria. Nadie comprendió muy bien la conducta de Obama, puesto que mientras enviaba drones, asesores militares y armas a Irak, en el caso de Siria sólo ordeno el envió de agua mineral, mantas y medicinas. En aquel entonces, Obama dijo que su administración estaba comprometida con la seguridad de Irak porque el país tenía un valor estratégico para los EE.UU. Mientras que en dirección al conflicto sirio la posición de la administración estadounidense solo se centrada en el frente “político y humanitario” y que no había planes para otro tipo de participación norteamericana allí.
La mayoría
de los gobiernos de la comunidad internacional hablan de Irak y Siria por
separado, igual que el presidente Obama. Sin embargo, esta división
entre los dos países vecinos se basa en mapas antiguos, pero hoy día ya no es
pertinente simplemente porque los hechos sobre el terreno muestran otra
realidad ante el avance y las conquistas del Daesh (ISIS). Ya no hay más límites territoriales,
guardias fronterizos, pasaportes, ni ejércitos que separan a Irak y Siria. Hoy,
todos los puestos de control son de los hombres del Estado Islámico (ISIS),
desde Anbar al oeste de Irak, hasta escasos kilómetros de Damasco la guerra y
el terrorismo se han unido en ambos países. Así, se observa con claridad los
planes y hasta el nombre que se dio a sí mismo el grupo terrorista: “Estado
Islámico de Irak y Siria.”
La imagen presente es muy clara. Irak es una parte indispensable
en la evolución de la crisis siria, y las fronteras de ambos países ya no
existen más que en viejas líneas marcadas en el papel en las oficinas de varios
ministerios de relaciones exteriores de países que alguna vez tuvieron
relaciones con ambos estados.
Actualmente
asistimos a una crisis que une a los dos países desde Bab Al-Hawa, paso de
frontera de Siria al norte de Turquía hasta Trebil -Jordania- en la frontera con Irak, y
hasta Arar, el cruce fronterizo con Arabia Saudita al sur
de Irak. Al tiempo que los combatientes del ISIS se ciernen peligrosamente en
los suburbios de la capital siria, Damasco, que no tardará en caer al igual
que la capital iraquí, Bagdad, si es que no se toman medidas militares
contundentes para frenar a los terroristas del ISIS.
Si la comunidad internacional desea enfrentar esta crisis y
detener la expansión del terrorismo yihadista, tiene que lidiar con Irak y Siria
como si fueran un solo país, porque el éxito o el fracaso en uno está conectado
al otro.
Ya no
es relevante que el mundo, y en particular los Estados Unidos, clasifiquen a
Irak como un país rico en petróleo y de alta importancia estratégica si al mismo
tiempo comete el error de calificar a Siria como una simple granja de
pepinillos. Lo que debe entenderse es que estamos ante un hermano siamés y
frente a una guerra contra el mismo enemigo.
Todo esto significa, por supuesto, que en lo que dependa propiamente
de Bagdad, Irak está perdido. También significa que el apoyo a las milicias
chiitas a través de las fuerzas voluntarias populares iraquíes (dominadas por
esa secta) profundizará heridas y aumentara el resentimiento colectivo sunita
hacia Bagdad. Así, aumentara la hostilidad contra los EE.UU. de forma
indefectible por la subordinación de dichas milicias populares con Teherán.
Estas políticas de Obama no hicieron más que fortalecer -en extremo- las
pretensiones del ISIS de ser el único representante de la mayoría de los suníes
en Siria e Irak, y esta es una innegable realidad actual.
La
opción razonable para combatir al ISIS es, en mi opinión, apoyar y fortalecer a la
oposición de las fuerzas suníes en Siria como a las fuerzas tribales sunitas en
Irak para ayudar y dejar de usar las fuerzas de movilización popular de las
milicias chiitas en Irak, sencillamente porque ellas están bajo el control de
los iraníes y en realidad terminan sirviendo a los objetivos de ISIS.
También hay que tomar medidas concretas para resolver la
tragedia que el pueblo sirio está sufriendo. Los sunitas sirios, que
representan alrededor del 80 por ciento de la población del país, no pueden
permanecer en silencio hacia el régimen de Assad después de que sus fuerzas han
asesinado a más de un cuarto de millón de sirios.
Por otra parte, Irán es aliado de Assad y jamás aceptara una
solución política si esa opción puede resultar en beneficio de la mayoría
sunita.
En ausencia de una comprensión y resolución adecuada de la
crisis y en los términos planteados por el presidente Obama, ISIS, sin duda,
ampliará y captará más partidarios y combatientes, incluso más que los cien mil
que dispone actualmente y que ya luchan en Irak y Siria
• The Prof. George Chaya serves as Advisor in the Commission of International Relations of the Argentine Congress, is academic advisor in Iberoamerica-Spain Foundation in Arabs Islamic affairs, is a University prof. in Masters Courses on middle East, has authored several books, and has appeared in a variety of national and intl. broadcast and print media.
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